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McEnroe ha ido labrando su carrera con tranquilidad, honestidad y humildad. Sin acoplarse a moda alguna. Sin estridencias. Haciendo canciones de la mejor manera que saben. Dejando un poso en cada álbum que editaban. Con su último disco hasta la fecha, «Las orillas» (Subterfuge), esos sedimentos salieron a la superficie y lo invadieron todo. Ricardo Lezón, su cantante, además de desdobla en Viento Smith, intenso grupo a los que les han bastado seis canciones para encandilar al personal.

Con «Las orillas» dio la sensación de que os estáis alejando de Señor Chinarro y os váis acercando a Silver Jews.
(Ricardo) Siempre me ha parecido que Señor Chinarro y Silver Jews tenían mucho en común. Canciones que me transmitían mucho, esas guitarras, una voz y un estilo de cantar muy personal. Sin inventar nada nuevo conseguían hacer algo propio. Me gustan mucho los dos y era la música que escuchaba cuando decidí ponerme a hacer canciones. Quería hacer esas canciones, pero ya estaban hechas, así que hicimos las nuestras. No tengo la sensación de estar alejándome de nada de aquello, tampoco quiero, creo que estamos viajando, a veces en círculos, a veces hacia adelante y a veces hacia atrás. Lo más importante son las canciones, que nos gusten y emocionen. Nunca nos hemos fijado deliberadamente en ningún grupo a la hora de componer. Otra cosa es lo que te salga del subconsciente, de lo que te gusta y emociona.

Entonces, ¿se podrá encontrar en el siguiente disco alguna canción mediobailable al estilo de Silver Jews?
Bueno, todo dependerá de cómo baile cada uno. Ya hay canciones nuestras que se pueden mediobailar aunque haya que estar algo borracho o jodido o con alguien para poder hacerlo. No sé como será el próximo disco, pero sí estoy seguro de que no será algo muy diferente a lo que hacemos y también sé que no lo pincharán en las discotecas.

Resulta curioso que vuestras canciones (introspectivas, a veces de tristes letras, de melodías pausadas,…) a medida que se escuchan, varias veces, se afrontan de otra manera, como con una extraña felicidad. ¿Por qué creeis que ocurre? ¿Puede ser por qué estáis más cerca de la melancolía que de la tristeza?
Puede ser porque no estan escritas desde la tristeza. Sin duda estamos más cerca de la melancolía que de la tristeza. La tristeza es un sentimiento muy jodido, la melancolía sin embargo puede ser un lugar agradable. Todas las letras hablan del amor, del de ayer, del de ahora, del que viene o del que se va. Se puede sufrir mucho por amor pero el amor nunca es triste. El aire de las canciones y el tono de la voz pueden inducir más a la tristeza que las letras en sí. Tal vez haya que atravesar todo eso para llegar a la parte luminosa de todas ellas. Esa parte está y nosotros la vemos.

Tu manera de cantar es muy personal y marca mucho las canciones. ¿Sois conscientes de la importancia que puede tener? ¿Y del riesgo que conlleva? ¿A la hora de componer pensáis en la voz como un instrumento más?
Somos conscientes de lo importante que es la voz pero hasta este disco no he sido muy consciente de que pudiese marcar tanto. Yo canto porque nadie quería hacerlo. Canto como me sale hacerlo y ahora disfruto haciéndolo, antes no. Somos un grupo y hablamos sobre todo, si la voz no convence la canción no sale. Poco podemos hacer con esto, no sé cantar de otra manera y no voy a aprender ahora. Soy mayor para ir a OT.

Las portadas de vuestros álbumes son muy descriptivas, como si avanzasen el contenido del disco. ¿Las decidís vosotros? ¿Qué criterio seguís?
Las portadas las pensamos y elegimos nosotros. Creemos que es una parte muy importante de todo esto. Preferimos que sean las portadas, las fotos y las canciones las que creen la imagen del grupo. No nos gusta salir en fotos ni en vídeos. Tenemos la suerte de contar con amigos que controlan temas de diseño, Olivier, Naiara Goikoetxea y nuestro querido Álvaro Bastero en su momento. Nos encanta el momento de decidir qué es lo que va a salir y el proceso de búsqueda de algo que va a quedar para siempre.

Una de las frases habituales de la crítica a la hora de describir vuestra música es que teneis un estilo propio. Pero, ¿qué es ese estilo propio para vosotros?
Nosotros hacemos lo que nos gusta. No hemos buscado un estilo propio. No hemos buscado nada mas allá de disfrutar. Somos un grupo de amigos que hacen canciones sobre las cosas que les importan y emocionan. Hemos aprendido a tocar juntos haciendo canciones. Escuchar decir que tenemos un estilo propio es muy halagador y mas aún hablar con gente o leerles cuando te dicen que les gusta lo que haces. Supongo que todo esto es un proceso natural. Sonamos a lo que somos.

¿Qué papel juega Oliver Arson en McEnroe? ¿Es un miembro más?
Sí, Oli es un miembro más de McEnroe. Su papel es el de hacer que las canciones nos gusten más. Desde el primer día encajamos bien en todos los sentidos. Compartimos una manera de ver, oír, sentir y hacer canciones y además somos amigos.

Da la sensación que McEnroe está a punto de empezar a producirse los discos ellos solos. Que el trabajo de Abel Hernández en «Tú nunca moriras» fue como una clase magistral en la que aprendisteis mucho; y que en «Las orillas» con Raúl Pérez ya habeis tenido mucho peso en la producción.
Tanto Abel como Raúl han sido importantísimos para nosotros. Abel nos dió una clase magistral de muchas cosas. Nos quitó el miedo y nos enseñó a mirar hacia todos lados. Fue un placer hacer el disco con él y todo lo que tengo que decir de aquella experiencia es bueno. Raúl tambien nos enseñó muchas cosas, nos dio mucha confianza y vió perfectamente lo que queríamos hacer. Son dos personajes claves para nosotros. No sé si ha llegado la hora de producirnos, supongo que esa hora llegará sola. Tener la opinión de alguien que te ve desde fuera ha sido algo importantisimo para nosotros y hemos sabido elegir muy bien quién debía ser ese alguien. En el futuro ya veremos.

¿Creeis que afectó, en algo, al disco el hecho de que se grabará en el Sur?
Creo que le afectó todo. Eran canciones que pedían luz y aire y allí estaba. La casa donde grabamos, el poder estar juntos una semana pensando en las canciones, el ambiente que se creó de paz y libertad. Parezco Mandela pero es que fue así. Fue todo un acierto viajar a La Mina y el espíritu de la grabación está en el disco.

Cuando se graba un disco tan redondo como «Las orillas», ¿qué sensación se le queda a uno? ¿Vosotros cuando lo escucháis pensáis que cambiaríais cosas? Y respecto al siguiente álbum, ¿no pesa la responsabilidad, el vértigo de tener que estar a la altura?
No cambiaría nada. Para nosotros es redondo y si volviésemos atrás haríamos lo mismo. La sensación que nos ha quedado es la de haber grabado las canciones tal cual las sentíamos y eso es lo único que buscábamos. No sentimos ninguna responsabilidad mas allá de volver a hacer algo que nos deje la misma sensación. No tenemos prisa ni aspiraciones mas allá que la de seguir disfrutando del grupo. No hay vértigo alguno, creo que ya sabemos que si no tenemos nada que decir, o las canciones que salgan no nos hacen nada no saldrán y ya está. Ademas vértigo se tiene cuando estas en un lugar alto y nosotros estamos donde siempre hemos estado, en el suelo, y tumbados a poder ser. Lo que sí tenemos es ganas de seguir y mientras las tengamos seguiremos quedando para intentar sacar canciones.

Vuestras canciones requieren una escucha pausada, tranquila, para ir degustándolas poco a poco, justo lo contrario que parece imponerse en estos tiempos de mp3’s, spotify y demás maneras de picotear música. ¿Esos aspectos externos (y otros que puedan haber) al grupo y que no podéis controlar os afectan a la hora de tomar alguna decisión (descartar canciones, no experimentar más, acortar algún tema,…) o estáis al margen de todo ello?
La verdad es que no nos afectan de ningún modo. Somos de la vieja escuela, nos gusta escuchar los discos muchas veces ( no los nuestros ). Es cierto que estamos en una época en la que se tiene acceso a todo muy facilmente y si algo no te convence a la primera lo tiras a la basura y a otra cosa. Es un buffet gigante. Da pereza incluso ponerte a buscar cosas pero es la época que nos ha tocado. Nunca hemos pensado ni pensamos en ello a la hora de componer o elegir las canciones. Nos gusta mucho la música y nos gusta que a quien pueda gustarle lo que hacemos lo haga porque nos ha escuchado con paciencia y también que a quién no le gustamos sea porque nos ha escuchado.

Ya son tres discos con Subterfuge, ¿qué tal la experiencia? ¿Que veis si echáis la vista atrás hasta vuestros inicios cuando os autoeditasteis vuestro primer trabajo?
Estamos muy contentos y agradecidos a Subterfuge por este tiempo. Nos han ayudado y nos dieron la oportunidad de llegar a mucha gente. Hay una relación de amistad y cariño con ellos. Si echamos la vista atrás vemos lo mismo que ahora pero con más pelo y menos tripa. Nuestra forma de vivir el grupo nos ha permitido seguir con la misma ilusión que entonces.

Robándole unos versos a vuestra canción «La cara Noroeste», ¿Cuáles son las canciones de vuestras vidas?
Pues cada uno tendrá las suyas. Las mias son muchas, desde «I see a darkness» de Bonnie «Prince» Billy a «This Night has openned your eyes» de The Smiths, «Love Letter» de Nick Cave, «Caruso» cantada por Pavarotti, «Dallas» de Silver Jews, muchas y las que vendrán.

Dando por hecho que os llamáis McEnroe por el tenista, ¿no hubiera sido más adecuado haberos bautizado como Tipsarevic?
¿Tipsarevic? ¿Lo dices por que ha estudiado filosofía? Es un jugador que me gusta, valiente y al que le cuesta acabar los partidos. McEnroe es un personaje extremo, un cordero vestido de lobo. Si pudiese volver a elegir un nombre de tenista quizás me quedase con Rammesh Krisnhan, un fino, elegante, sonriente y educado jugador indio que no ganaba a nadie pero hacia del tenis una obra de arte.