Es la tercera vez, en unos meses, con la misma sensación. La de que puede que sea la última oportunidad de ver a una banda concreta en una sala de conciertos. Que sus aforos crecerán y ya no será igual. Ocurrió con Bodega en abril, con Tropical Fuck Storm en septiembre, y ahora con The Lounge Society (miércoles, 9 de noviembre, 16 Toneladas).
Vienen del norte de Inglaterra, han pasado de versionear a The Strokes a telonearlos, y han grabado un primer álbum, Tired Of Libery, que reparte melodías contagiosas como si fueran una metralleta contra el desencanto, pero que al mismo tiempo son hirientes como un alambre en la garganta.
Pronto, rápido y acertado sería hablar de post-punk, y de que el baile y los saltos están garantizados con ellos sobre un escenario. Haciendo un zoom calmo a su disco se descubre cómo combinan pasajes más robustos («Beneath the Screen») con otros más pop («North is your Heart»), cómo se acercan a su manera a The Clash («Last Breath») o a Fontaines D.C. («Remains») o cómo contrarrestan alguna pájara que los desubica durante casi cuatro minutos («Upheaval») con una animalada titulada «Generation Game», en la que suenan más neoyorquinos y berlineses que nunca, y con la que si no son tontos, deberían cerrar sus actuaciones. Aún a riesgo de que todo arda en llamas.