Eva Dénia impregna de su personalidad todo aquello a lo que se acerca. Pionera al traducir al valenciano clásicos del jazz, emocionante al acercarse al universo Brassens, valiente (muy valiente) al adaptar a Jobim a su lengua y sacar matrícula de honor, y necesaria cuando se acerca a la música tradicional valenciana y al legado de Vicent Andrés Estellés.
El año pasado coincidieron dos trabajos tuyos, «Un altre cantar» y «Sis veus per al poeta», que de alguna manera suponía tu mayor acercamiento a la tradición valenciana. ¿Casualidad?
No, casualidad no, en absoluto. “Un altre cantar” salió con retraso, porque mi interés por la música tradicional venía de lejos, y el disco ya llevaba un tiempo grabado. También colaboré con mi hermano, Carles Dénia, en su disco “Tan alta com va la lluna”. El hecho de participar en festivales de folk me puso en contacto con las mujeres que formamos Sis veus per al Poeta. Se nos ocurrió la idea de preparar un homenaje al poeta Estellés desde nuestra música tradicional. Lo que no sospechábamos es que tendría tanto éxito como espectáculo y que nos quitarían el disco de las manos. Algunos han descubierto nuestra música tradicional gracias a este trabajo. Y también a algunos este trabajo les ha descubierto la poesía de Estellés. Ha sido una experiencia maravillosa.
Tanto en estos como en otros trabajos tuyos anteriores, da la sensación que te acercas a la obra original después de hacer una labor de investigación, que incluso no se reduce al ámbito musical.
Sí, claro. Descubro una música, la escucho, me empapo de ella y luego me entran unas ganas irresistibles de hacer algo con ella. Al final lo que hago, o lo que intento, es apropiarme de ella, hacerla mía. Porque en definitiva, la música es patrimonio de la humanidad y, para bien y para mal, las fronteras han desaparecido. Hoy todo está al alcance de todos.
Tu primer disco fue «Adéu Tristesa», adaptación al valenciano de algunos estándares jazz. ¿Cómo surgió la idea y cómo recuerdas la gestación del mismo?
Me gustaba cantar estándares de jazz y empecé a formar mis grupos. Los temas eran en inglés y así los cantaba. Pero pronto empecé a hacer adaptaciones al valenciano de algunos de estos clásicos y cuando tuve un repertorio decidí grabarlo. No a todo el mundo le gustó. Sé que algunos pensaban que adaptar esos temas era destrozarlos. Pero yo tenía que hacer algo personal con ellos. Eso de cantar en inglés me parecía muy artificial, y no me veía en absoluto grabando un disco en inglés. Siempre he pensado que el jazz es mucho más que un cancionero. Es un lenguaje musical que me ha costado un esfuerzo y un tiempo aprender y que ha enriquecido muchísimo mi música.
Tardas 6 años en sacar otro disco y en este caso es Georges Brassens el protagonista, al que regresarás más adelante con un segundo disco. ¿Por qué pasó tanto tiempo entre «Adéu Tristesa» y «Chante Brassens»?
Porque el tiempo vuela y hay que atender a la vida personal. Hay que trabajar, hay un hijo que criar… Y los proyectos a veces cuestan mucho de concretar.
Los dos discos de Brassens son en francés. ¿Te planteaste hacer alguna adaptación al valenciano?
No, nunca. Brassens es muy complicado de adaptar y, en mi opinión, hay que sacrificar demasiado. No tiene nada que ver con adaptar temas de jazz, donde las letras no son tan importantes. Me gusta cantar a Brassens en francés. Me gusta, no, ¡me encanta!
Entre ambos discos, editas «Tribut a Jobim» y que al menos desde fuera da la sensación que implicaba un trabajo importante, por aquello de adaptar el ritmo de la bossa nova al valenciano. ¿Fue muy complicado? ¿Desechaste alguna canción porque no funcionara la letra?¿ Fue esa la razón por la que «Anos dourados» aparecía en su idioma original?
Sí, “Tribut a Jobim” me llevó bastante trabajo. Yo conocía la obra de Jobim de una manera superficial, especialmente porque algunos de sus temas se habían convertido en estándares de jazz. Busqué un Jobim menos conocido, muy íntimo. Descubrí un cancionero maravilloso. Algunos temas no se dejaron adaptar, y los tuve que desechar. Fue el caso de “Anos dourados”, sí. Me gustaba mucho esa canción y finalmente decidí grabarla en portugués. Es un trabajo hecho a medias con Manuel Hamerlinck, un gran conocedor de la música brasileña y un excelente guitarrista.
Jazz, Brassens, Jobim,… ¿Crees que ese recorrido previo era necesario para llegar a tu acercamiento a la música tradicional valenciana?
Es que no es un recorrido para llegar a la música tradicional. En realidad es un camino en paralelo. Yo llevo 12 o 13 años participando en el Cant al ras, el festival de canto rural que se celebra cada año en Massalfassar. Lo que pasa es que los discos salen uno detrás de otro. Pero yo no he cambiado una música por otra. En cualquier caso, sí que es verdad que a la música tradicional llego de manera más tardía. Volviendo a tu pregunta, no hay nada necesario, pero todo suma. La experiencia musical que he adquirido con mis trabajos anteriores me sirve muchísimo para cualquier cosa que haga, en música tradicional, francesa o lo que sea. Conocer el lenguaje del jazz te da una perspectiva nueva a todo lo que haces.
Una de las conclusiones que se sacan oyendo tus discos es que no tienes miedo a ningún proyecto por muy respetuoso que sea desde el punto de vista musical. Así que pregunta obligada, ¿hacia dónde apunta el futuro musical de Eva Dénia?
Tengo muchos frentes abiertos y poco tiempo para materializar todas las ideas que me hierven en la cabeza. Siempre me he considerado sobre todo una intérprete, aunque también letrista. Componer músicas nunca ha sido una prioridad. El haberme movido en repertorios tan complejos musicalmente ha hecho que me centrara mucho en la adaptación y la interpretación. Ahora me estoy inclinando más hacia la composición y los arreglos, pero no me atrevo a decir que ese sea mi futuro. Tengo que confesar que me apetece, pero todavía siento que tengo mucho que aprender antes de ponerme a componer. Se podría pensar que me exijo demasiado, y sería verdad, pero la realidad es que el cuerpo todavía no me lo ha pedido de manera urgente.
¿Cómo ves la Valencia musical?
Veo mucha creatividad, veo un gran nivel musical y también veo como los grandes proyectos se mueren nada más nacer. Veo un gran esfuerzo para dar forma a las ideas, para montar repertorios ambiciosos, para hacerlos sonar, para ponerlos en escena con enorme dignidad. Veo grandes discos grabados con escasos medios… En definitiva, veo que las circunstancias no permiten rodar los proyectos y que hay que conformarse con actuar en pequeños formatos, en pequeños locales y con pequeños cachés. Eso tiene su encanto, pero también son necesarios los conciertos, los royalties y todo eso que permite al músico vivir de su música.