Las canciones de Uke (Roberto Martín y Laura Soriano) siempre pueden presumir de ser atemporales, de cierto halo melancólico que en el fondo oculta una particular manera de felicidad, de hurgar en el pasado para entender el presente y quien sabe si el futuro. Crepusculares e introvertidos, artesanos y tecnológicos. Obsesionados por las melodías y por las atmósferas. En el punto justo en que nostalgia, decadencia y carisma se abrazan en una composición eminentemente pop.
Así son las de su último álbum con título con sabor a despedida, Au revoir les enfants, que Discos Belamarh publicará en CD en febrero del año que viene. Son sus mejores canciones, es su mejor disco. Vuelven a contar con una nómina de colaboradores magnífica y a convertir sus composiciones en pequeños fogonazos que trascienden lo musical hacia pasajes literarios o cinematográficos. Le pedimos a Roberto que nos comente, uno a uno, los temas que lo componen:
1- Solaris
Antes de empezar a grabar el disco, cuando bullía en mi cabeza, tenía la idea de hacer un disco a modo de road movie y «Solaris» fue una de las primeras piezas que compuse. Recuerdo los viajes que hacíamos mi familia en la década de los 80 a la costa mediterranra en agosto en un Peugeot 504, salíamos de Madrid de madrugada e íbamos pasando horas y kilómetros, las luces de las farolas que iluminaban el camino eran sustituidas por una claridad al horizonte seguido de un sol rojo, furioso y ardiente del primer día de las vacaciones. Intenté poner esos sentimientos, esa extraña duermevela que produce el ruido del neumático y la radio de fondo en música y así salió «Solaris». Cómo curiosidad está grabada con varias capas de mi guitarra acústica y filtradas por pedales de efectos.
2- La Culpa
Sin duda esta es una de mis canciones favoritas del álbum, tanto por la letra, la cadencia de la música y las colaboraciones. ¿Qué puedo decir de Javier Colis? Sin duda es uno de los músicos más creativos de este país, su música hace equilibrios en el límite de una cuchilla saliendo siempre victorioso. Pedí su ayuda y aceptó, con ese gesto ya valió la pena hacer este disco. A esto se unió el saxofonista de jazz Javier Vercher a la producción en su estudio de la calle baja, percusión, etc…y juntos construimos una de las canciones más importantes del disco y de nuestra carrera. Una música sobre la que cabalga una letra de rencores, traiciones y desilusión.
3- Hinojo
Cómo «La Ruina» del anterior álbum este es nuestro particular pet sounds, una canción con un montón de arreglos con los que no sé que hacer al empezar a mezclarla y que misteriosamente va tomando forma casi de una manera misteriosa. Colabora desde Argentina la baterista Manuela Giménez, propietaria del sello Vertiente qie nos edita en Argentina.
4- La destrucción o el amor
Una de mis canciones favoritas de siempre es ‘Cita en Hawai’ de La Mode. La historia de una cita en un bar que en realidad es una despedida, siempre quise hacer algo así y por eso hice esta canción pero esta vez es una expareja que se reúne y prefiere conservar esa vieja amistad en lugar de perderse para siempre. El título se lo robé a un poemario de Vicente Aleixandre que leí (y conservo) con 16 años y le venía cómo anillo al dedo. En ella participaron entre otros Matt Swanson y Tony Crow de Lambchop y Alex McManus que tocaba entre otros con Bright Eyes o Vic Chesnutt. Si de algo estoy contento de es de todos estos amigos y grandes músicos que tocan en nuestros discos que lo hacen de una manera altruista y se implican al 100%
5- Autoroute
Siguiendo con la idea primigenia de la road movie Autoroute fue la primera canción que compuse para este disco narra un viaje que hicimos a París en 2009 aproximadamente con un coche nuevo y una licencia de conducir más nueva aún para dar un concierto. Es una especie de metáfora sobre congelar un momento donde todo es perfecto, donde estás muy cerca de la felicidad, un sentimiento de que si todo se acaba ahí, en ese momento, no pasaría nada y querer captar ese instante cerrando los ojos para que el tiempo se detenga ahí. J.Horror se encarga de las guitarras eléctricas, es un miembro flotante de uke prácticamente y el toque country de muchas canciones se debe a su mano. Cuando le doy las canciones sabe perfectamente a donde dirigir la e interpretar la canción como si estuviera en mi cabeza…debe ser por las noches recorridas por Malasaña hace tanto tiempo. Es una suerte contar con él.
6- Lo Vulgar
Es la primera canción donde Laura toma las riendas de la voz principal. Normalmente hace la segunda voz y el piano, pero para esta canción imaginamos un club nocturno, un piano bar con mucho terciopelo rojo, humo, whisky y rostros al borde de la desesperación donde ella canta cogida al micrófono. Habla del adiós, de las despedidas, pero de una manera estoica, sin perder la elegancia y saliendo victoriosa.
7- Coltrane
Hay veces que no busco las canciones, simplemente aparecen, las letras salen de la pluma a borbotones sin saber dónde van. Coltrane es una de éstas historias. Me encanta trabajar con el músico Ernest Aparici, además de entender perfectamente la idiosincrasia del grupo compone unos arreglos de viento perfectamente medidos para la canción. Muchas de las veces me sorprende porque no es lo que yo podría esperar, pero ahí está la magia de trabajar con músicos increíbles que saben ponerse disposición de la canción.
8- El tiempo de los regalos
Un título claramente robado a la novela de Patrick Leigh Fermor (la literatura se impone siempre como fuente de inspiración frente a la música a la hora de componer) donde cabalgando en un mantra repetitivo de dos acordes se van desgranando las miserias y añorando el tiempo pasado y perdido. Para esta canción quería la participación de mi viejo amigo Frank Gálvez (Gasca, Mostaza Gálvez) para los arreglos de cuerda. En breve publicará sus primeras canciones en solitario. Spoiler: son una maravilla.
9- Adiós muchachos
Ésta es la última canción que compuse para el álbum. Toda la canción lleva un tono de despedida, de adiós, inspirado por el título del disco (ya teníamos decidido el nombre mucho tiempo antes), una especie de epitafio. Musicalmente es la canción más diferente o rara del conjunto, una suerte de electrónica triste. Cómo curiosidad decir que la batería está sampleada de uno de mis músicos favoritos.
10- Au revoir les enfants
Hacía un día maravilloso en la alquería de Roca, el sol brillaba suave en lo alto del cielo y una leve brisa marina movía el tejido de la camisa creando una agradable sensación. Los pájaros cantaban y el tren de mercancías pasaba en ese momento con una cadencia que hacía abandonarnos en una duermevela atroz, salvaje y mediterránea. Saqué el piano a la terraza, puse un micrófono captando el ambiente y pulsé el botón de grabar…