Júlia. Foto: Jordi Arques.

CASA, el tercer disco de Júlia, hay que escucharlo sin hacer nada más. Tampoco te da otra opción. Estela Tormo y Lídia Vila son unas inigualables anfitrionas y entre las paredes de su álbum reina el confort. El concepto casa escapa de la connotación de encierro, y se presenta como un lugar de convivencia, en el que no solo es que haya espacio para familiares y amistades, sino que estas acaban formando parte de los cimientos de la misma. Y eso, por extensión, alcanza a quien escucha las canciones. Una casa con ventanas, al fin y al cabo.

Es un trabajo de apariencia sencilla que, como siempre ocurre en estos casos, apunta a una tarea previa exhaustiva de depuración, de limpieza, de restar para sumar, de pensar y repensar, de reescritura. Que eso quede escondido en la rotundidad de sus composiciones, es la mejor prueba de que han hecho pleno en la diana.

En CASA no hay obsesión por la afiliación estilística porque todo está al servicio de las canciones, así la electrónica muda hacia momentos más orgánicos, otros más bailables, algunos más introspectivos, los hay claramente pop, y en algún instante asoman pasajes de otros continentes. En lo que sí coinciden todos los temas es en pisar tierra a pesar de lo espacial que puedan resultar. Su fascinación convierte a sus oyentes en seres cegarritas, que lejos de tener un problema de vista, acompañan en la nebulosa de desos y recuerdos que propone el álbum. Una gratificante ensoñación entre la introspección y la expansión.

El disco, grabado en el estudio del IVAM-CADA-Alcoi durante la residencia de creación e investigación Llançadora, ha contado con la participación de Víctor Blanes, Adrià Sempere y Carasueño (que, también, firma la producción junto a las propias Júlia); Soysoft y Magda Arques firman el arrebatador arte y diseño; y Jordi Arques las fotografías. Edita en vinilo Hidden Track Records.

Tocamos a la puerta de la casa de Júlia y nos abren para hablarnos de las canciones del álbum, una a una. Nos sentamos y les cedemos la palabra:

1- Tradicional

Es la puerta de entrada a esta propuesta de casa. Una entrada que marca un recorrido de canción de más de 6 minutos, la más larga de Júlia hasta la fecha. Muestra la acumulación de sensaciones más primitivas que se experimentan al perder a alguien o algo. Como una ley de vida. Ese espacio donde nos conformamos, estamos protegidos y nos reconciliamos con los recuerdos. Un equilibrio de tradiciones cristalizadas en la representación de C A S A que somos nosotros.

2- Voltors

Una canción que queríamos acercar, musicalmente y de forma descarada, a la electrónica más clásica de los años ochenta. Que tuviera esos matices nostálgicos del techno pop donde brillaron los Depeche Mode, Kraftwerk, Dead or Alive… Una BSO perfecta para contar historias sobre buitres y residuos emocionales de las personas en clave cómica e irónica. Además, el escenario de esta canción está inspirado en un paisaje real de Alcoi, donde solemos ir a pasear a menudo, el Barranc del Cint. Estando allí, si miras hacia arriba ves decenas de buitres planeando y proyectando sus enormes sombras sobre ti.

3- L

Es toda una declaración de amor al Amor. «L» transita ese primer momento de atracción donde poco a poco vas enamorándote de alguien de una forma irremediable. Es ese momento en que guardas esa consonante fuerte, el principio de su nombre.

4- Plom

El plomo es uno de los metales más densos y tóxicos que hay. Lo veíamos claro, hacer una canción con filtro para desprenderse de aquello pesado que no nos deja avanzar y nos retiene en la profundidad más absoluta. Es una de las canciones de las que estamos más satisfechas.

5- Flash

«Flash! marca el ecuador de la galería sonora de «Casa». Un baño de luz parpadeante que revela a personas entrando y saliendo de esta habitación fotosensible para que al final solo se quede una de entre todas ellas. Se detiene delante tuyo, te mira y observa, contigo, cómo el resto de personas van de un lado a otro sin parar. Esa es la sensación. Es la ‘balada’ perfecta que siempre debe tener un disco.

6- Càmping

Es un clásico flashback hacia los veranos de los años 90. Estás en el camping Sertorium de La Vilajoiosa, tienes 14 años, no sabes si biquini o bañador, si helados Miko o Camy, si él o ella, si ir al mar o a la piscina, si caravana o tienda de campaña. En resumen, demasiado tiempo para aburrirse.

7- Play!

Uno de los temas más alocados del álbum. Ideal para bailarla en vuestros locales de música favoritos, esos que ahora mismo tenéis en mente (¡como los necesitamos y los echamos de menos!). Ya sabes, cuando pulsas PLAY!, ya no hay Stop.

8- Ut

Es la encargada de cerrar la puerta de la casa y del disco. Como su nombre (en noruego) indica, es la salida amable y natural de este recorrido doméstico. Tú eres la diferencia, la anomalía y el motivo más especial que hay aquí, así es que, cuando quieras volver, estás invitada.