Ramón Miñano. Foto: Ana Roussel.

Ramón Miñano grabó dos discos como teclista de Skaparapid, después en solitario firmó un par más como Ramonet y ahora abre nueva etapa bajo su nombre y apellido con Divino matadero. Diez canciones elegantes, sugerentes, ricas en detalles, sinceras y clásicas, por las que se filtran numerosas sonoridades y toneladas de buen gusto, pop con mucho groove. Pero nadie mejor que el propio Miñano para guiarnos por el interior de su álbum. Le cedemos, doblemente, la voz.

Divino Matadero es mi tercer disco como solista tras Ç’est Moi y Bálsamo de Tigre. Ha salido hace apenas un mes y medio, todo se ha retrasado por unas cosas u otras, en realidad podría haber estado hace seis meses, tampoco importa mucho. Cada disco supone abandonar algo y a la vez intentar dar cabida a los nuevos intereses. Es un proceso complicado que no pocas veces se ve parado por cambios de residencia, problemas de dinero…

Antes de que me preguntéis por el titulo simplemente os diré que responde a una idea tan simple como poner planteamientos supuestamente contrarios cara a cara, todas las cosas buenas vienen con cosas malas y viceversa, no hay cara sin cruz, la vida es divina pero también un matadero.

1- Dame una señal

Por primera vez voy a contar la historia de esta canción. La estructura de la canción remite al Bowie de Heathen. Creo que sus últimos discos fueron mejores aún que sus clásicos. Para mi generación no formó parte de su adolescencia porque en los 80 no estaba en su mejor momento.

En el jazz siempre se anda a la búsqueda de lo que se suele denominar la blue note, lo imprevisible, algo que suelo aplicar a la armonía para dar un efecto sorpresa, a menudo son cambios que se perciben de manera sutil pero hacen que un tema de casi cinco minutos pueda mantenerse sin que el oyente se aburra. Yo lo suelo llamar el Síndrome de hacer Catedrales, desde el primer disco no me salen temas de apenas tres acordes, en plan Lou Reed.

Respecto a la letra la cosa es bien curiosa y tiene el origen en una toma de ayahuasca en Peñagolosa. Durante la toma tenía a mi lado a una actriz muy conocida en pleno exorcismo, como está completamente prohibido intentar ayudar a nadie (para eso hay una persona), indiferentemente de como estén experimentando la toma, la pobre estaba deshaciéndose de mil demonios. Como dice la canción todos estábamos un poco volviendo a nacer después de aquello, a veces estaba tan lejos que por eso la canción se llama Dame una señal. Lo realmente extraño es que esto lo comprendí después de escribirla, a veces es muy difícil tener una perspectiva de lo que estas creando cuando estas tan inmerso.

2- Funambulistas

Funambulistas es, sin duda, el tema que más trabajo me ha dado, un auténtico dolor de cabeza hasta que con un poco de cirugía sónica encontró la forma definitiva. A medio camino entre lo orgánico y sintético, habría necesitado una producción que no está a mi alcance ahora mismo, aún así creo que es la mejor toma de voz, un gran avance respecto al disco anterior. Rafa Estrela (batería) tuvo la idea de colocar un plato de bateria en la caja durante el estribillo, en principio todo el tema era con caja de ritmos en plan Sly and the Family Stone en There’s a riot going on, pero claro, Xirivella no es San Francisco y tampoco encajaba en el sonido global del disco, las limitaciones hacen que tengas que ir al estudio sin margen para experimentar.

La letra, como siempre, resultó una aproximación entre una idea y un resultado. Al final las ideas tienen que tener la traducción adecuada porque la música se hace de sonidos, no de ideas, por muy buena que esta sea si no sabes transcribirla adecuadamente no vale. En cierto momento de la composición la canción suele alzar el vuelo y erigirse en un ser vivo al que solo has de obedecer en lo que necesita, pero si te empeñas en llevarle la contraria porque intentas ser más grande que la música, bueno, tú mismo… Hablo por mi experiencia.

Intente hacer una fotografía de una noche de invierno cuando la gente vuelve a casa del trabajo, con una vida previsible. En realidad nadie quiere libertad porque eso acarrea tomar decisiones y riesgos (esclavos buscando amo,..), es una vergüenza como nos hacemos la vida imposible los unos a los otros. A mi amiga Jess, que era camarera del Musical de Benimaclet, siempre la encontraba haciendo el crucigrama del periódico de ayer, y la incluí en la canción a cambio de un café (de algo me tiene que valer hacer discos).

3- Ángel exterminador

En realidad es una canción de despecho (entre otras cosas) hacia alguien que se portó bastante mal conmigo, creo que estuvo a punto de incluirse en Bálsamo de Tigre. A mí me suena a Magazine, Howard Devoto es otro de mis preferidos. Hay referencias al ocultismo y a la magia en la letra. Sin duda nuestro Howard Devoto es Hector Arnau (Las Víctimas Civiles).

Vengo del punk, de las casas okupadas, pero el dogmatismo no va conmigo y lo entiendo como algo abierto y desprejuiciado. Para mí lo primordial es encontrar tu propia voz, tu singularidad como ser humano. Estoy en ello…

4- Europa

A menudo las canciones que la gente considera más significativas, como pudiera ser esta, son las que me dejan más insatisfecho. Europa es un intento fracasado de aproximarme al rock alemán de Can y compañía, pero acabó sonando como un cruce entre Lloyd Cole y Formula V. No puedo escucharla al menos que Ogun, Chango y San Pascual me ayuden, esto me acerca peligrosamente al éxito masivo en plan Melendi (a ver si es verdad).

5- Algo en común

Para mí la mejor canción del disco. Recuerdo que estuvo en mi ordenador siglos hasta que tuve una visión celestial al darme cuenta de que necesitaba una introducción en tono menor, eso lo cambió todo. Estoy seguro de que fue Carlos Berlanga quien me la envió desde el cielo o desde el infierno, tiene algo de él, algo de Vainica Doble y a la vez algo de Morrissey.

Algun día me gustaría hacer una versión sinfónica con la Unió musical de Lliria si es posible.

A nivel lírico es una concesión al sentimentalismo, debió de cogerme despistado porque es algo que detesto. Ah no, un momento, el título viene de un tema de Décima Víctima, Carlos Entrena es uno de mis letristas preferidos.

6- Alma sin cuerpo

Brasil, una referencia musical tremenda, un pozo sin fondo de donde siempre se puede aprender. A menudo hay que procesar las influencias hasta llegar a algo propio. Cuando la acabé me recordó a Paul Weller, que también tiene una clara influencia brasileña en canciones como Have You Ever Had It Blue o incluso diría el English Rose de los Jam. Por aquel entonces hacía alguna versión de Spinetta en directo, nunca me he fijado en el rock en castellano hecho aquí salvo excepciones. La música tiene algo profético, a veces alguien escribe por ti o canta por ti.

7- Jardín del Edén

Lo que en un principio era un tema muy rústico en plan Robert Wyatt acabó de nuevo en catedral. Si alguien tiene la persistencia suficiente de insistir sin parar acabará llegando donde no pensaba llegar, esto me pasa a menudo cuando tengo la presión de acabar un disco.

Esta canción me hace pensar en lo diferentes que son el piano y la guitarra a la hora de componer de manera digamos tradicional. Me va a costar unos cuantos años llegar a una conclusión con esta cuestión pero es algo así como la diferencia entre lo rítmico y lo armónico, Africa o Europa.

Por más que me lo proponga, mi instrumento es el piano. Una cosa es conocer y otra comprender, con la guitarra no soy intuitivo y eso es algo muy importante. Este tema abre un camino respecto a la sonoridad a seguir en un supuesto próximo disco. Parte del mérito corresponde a Jordi Sempere, que supo despojarla de un exceso de ideas innecesario.

La letra esta inspirada en algo de Spinetta, pero el sonido corresponde más al Gustavo Ceratti de Puente y en mi compositor francés preferido, Hubert-Félix Thiéfaine, lo descubrí gracias a mi amiga Isabelle cuando venia en autostop desde la Bretaña francesa hasta Valencia a principios de los 90 y se olvidó un casete suyo en mi casa.

8- Niño nostálgico

Si no me pasara la vida en un subidón de cafeína me habría dado cuenta a tiempo de que lo que realmente necesitaba era una cadencia mucho más lenta. Una semana antes de la última sesión de grabación me cargué dos temas que no me acababan de convencer, a cambio incluí Días vacíos y Niño nostálgico, ahora lo pienso y no sé como pude hacer tres temas en menos de una semana.

En realidad es un tema muy a lo Velvet, solo que lo pasé de revoluciones. En directo lo hago más lento, en el futuro intentaré regrabarlo. La foto de portada del disco está tomada en el grupo de viviendas Stella Maris de Nazaret, cualquiera de los niños de esa calle podría ser el protagonista de la canción, recuerdo las Casitas de Papel, un poblado chabolista de Nazaret a principios de los 80 cuando la heroína entro en aluvión, aquello era terrible.

9- Días vacíos

Creo que fue el último tema. He vivido algunos años en Inglaterra, el 2014 lo pasé allí, un horror de año. La sociedad británica tiene cosas muy buenas, una de ellas la consideración hacia la cultura, y otras no tan buenas como el inmenso agujero entre clase obrera y clase media (en realidad clase alta). La música juega un papel importa en el sentimiento de claustrofobia que impone el sistema en Gran Bretaña, una de las pocas salidas es la música, la otra el fútbol.

No recuerdo que me pasó por la cabeza cuando grabé este tema, supongo que estaría escuchando a The Fall o a los Undertones, sí,  justo ahora que escucho eso de «Dame un virus original / dame pegamento industrial», pero el teclado de la intro me recuerda a The Wake, un grupo fantástico de Sarah Records.

10- Panorama

En un principio este tema lo grabé con la letra de un tema de Litto Nebbia muy conocido, Solo se trata de vivir. Soy muy fan de Gustavo Cerati, y de Spinetta como he dicho.

Inocente de mí pensaba que el disco estaba acabado, veo que Litto esta Madrid gracias a una foto en facebook, los de Munster me pasan el contacto, le escribo pero no responde, pasan los días, veo una foto de Litto en Discos Amsterdam, está de paso por Valencia, toca en el Peter Rock de la calle Quart.

Me acerco al concierto, un concierto fantástico, hablo con su mujer por el tema del permiso, me dice que no me preocupe que se lo dirá.

Litto se toma sus días para responder, es casi agosto y llevo casi un mes esperando saber algo de él. Su respuesta es de un seco que me quedo tieso, no es que simplemente no me de permiso es que ni siquiera muestra agradecimiento porque haya mostrado interés hacia su trabajo, evidentemente no tiene la obligación.

Se plantea la duda de sacar el tema del disco, pero al final lo salvo adaptándome al aire psicodélico del tema. Aquí ya me siento liberado de esa cosa tan limitadora que es tener que hablar de eso que llaman realidad, ya ves. El final del disco cierra con un aire a los Love de Forever Changes.