Me llamo Juan Domingo. Soy diseñador y artista intermitente, amante de la serie B y la cultura bizarra. Mi trabajo cada día más centrado en el video, motion design, animación, videoarte, etc. Mi último pasatiempo el costumbrismo playero, cuando llega el buen tiempo me encanta robar posados en la playa con mi cuaderno y mis lápices.

Son difíciles las recomendaciones en la hostelería, una especie de ser vivo que por suerte o desgracia avanza no siempre en la dirección adecuada, lo cual hace cuestionarte continuamente tu lista de favoritos. Ahí van tres de los que espero no salgan nunca de ella.

1.- Tasca Ángel (C/ de la Purísima, 1)

Fiel a sí mismo te hace olvidar la ciudad en la que te encuentras, Valencia tan amiga de comer y cenar en mesa y tan poco de las barras. Aunque luchar por unos centímetros de espacio a veces es tarea complicada, vale la pena descubrir su secreto, una plancha y buen producto sin más historias. Más allá de sus famosas sardinas, la sepia de playa en su tinta y la lleterola son de las mejores que he probado.

2.- La Coqueta (C/ Baja, 42)

Una impresionante barra, rescatada del antiguo Nou Carxofa, te da la bienvenida. La Coqueta es uno de esos sitios en lo que se respira verdad, sin tonterías ni artificios. Saben transmitirte su inquietud y curiosidad por probar alguno de los vinos que van cambiando cada semana y que siempre son un acierto. Además de las cocas que le dan nombre, aconsejo disfrutar de su lista de platos fuera de carta (más extensa a veces que la oficial), sin olvidarse nunca de la ensaladilla rusa, una buena forma de esperar con una sonrisa, la misma con la que te han recibido.

3.- Los Madriles (Avda. Reino de Valencia, 48)

Por suerte es uno de esos sitios que no te hace echar de menos el anterior Madriles del cual mantuvieron su nombre. Han sabido hacer suyo el antiguo plato estrella, el cocido, toda una institución en el local al que le han dado un toque más actual. Un espacio agradable, donde además de poder disfrutar todos los días de un equilibrado menú, puedes tomar una copa de vino o un vermut de grifo en la barra mientras saboreas una tosta de escabeche de caballa cuando tu cuerpo te pide sentirse algo más ligero.

 

Este artículo fue originalmente publicado en el numero veintisiete de la newsletter Paladar que, todos los jueves, llega al correo de sus suscriptores. Para apuntarse gratuitamente ir aquí.