Sigo creyendo que algún día llegará a RTVE un director que entienda el valor real del archivo audiovisual de esa casa. Y que decidirá que merece ser compartido con los telespectadores, de una manera seria, documentada y respetuosa. Ojo, que eso no significa que no se deslicen gotas de humor cuando toquen. Y digo que sigo confiando en que ese día llegue, porque hasta ahora no ha ocurrido. Cachitos de Hierro y Cromo ya ha dejado bien claro, con sus pocas emisiones, que ese, no va a ser, ni por asomo, su objetivo.
Otra vez, migajas de actuaciones, de videoclips, de momentos curiosos, sinsentido, deslabazados, carnaza superficial, como si fueran ladrillos que amontonar, con un guión forzado que busca un tema común que ellos mismos inventan y que cuando existe (como por ejemplo, el programa dedicado a la música de gasolinera) desvirtuan a favor del chiste previsible. Todas las esperanzas desvanecidas a los pocos minutos, aunque Luis Troquel aparezca en los créditos. Por si alguien tuviera dudas del objetivo del programa, aderezan los cachitos musicales con rótulos supuestamente graciosos, trasladando el humor twittero a la televisión, sin acierto alguno.
No me canso de repetirlo, el problema de nuestra televisión es que sus jefes no ven televisión. O no ven la que deberían ver. No hace falta tener una parabólica, ni viajar por los mercados internacionales. Hay webs y foros en los que voluntariosos usuarios comparten y subtitulan programas y documentales que se emiten en otros países. Tampoco hace falta irse muy lejos, ni buscar el canal más cool de Canadá. Rebuscando en la BBC comprobarían el mimo con el que tratan su archivo, su historia (que será una u otra, pero hay que explicarla). Babeo sólo de imaginar lo que harían ellos con el de RTVE. Seguramente no se decantarían por el lado casposo de manera infinita, ni por la extravagancias de realización o vestuario. Eso serían meras anécdotas. ¿De verdad tanto cuesta hacer un programa interesante sobre el pasado de este país? Un programa en el que si aparece una actuación pudiéramos verla entera, se nos indicara quién se ha encargado de la grabación y que nos explicaran el contexto de la misma y unos cuantos datos biográficos de los protagonistas. Un programa con un guión bien trazado y con un hilo conductor más allá de un título descacharrante que no representa nada. Por ahora, parece que sí, que nos tendremos que volver a conformar con ver a El Fary en el taxi, a Marisol cantando en japonés y leyendo las gracias por las pintas de Los Chichos. Sin más. Marca España.