Ahora que el Gobierno de Mariano Rajoy ha convertido TVE en un contenedor de sucesos escabrosos, informativos sospechosos, limosneo sonrojante y emprendedores hasta en la sopa, la llegada de programas como «Torres y Reyes» (jueves noche, La 2) hay que disfrutarla antes de que se den cuenta del servicio público que están ofreciendo y decidan cancelarlo. «La vida después de internet» es el núcleo alrededor del que gira esta nueva apuesta televisiva. Afortunadamente, lejos de aquel momumento a la artificialidad que supuso «La nube», con Toni Garrido y, también, en La 2.
Su primera entrega tuvo luces y sombras, pero la intención, el espíritu y las semillas sembradas llenan el vaso de optimismo de cara a las siguientes semanas. Cierto que Mara Torres parecía un clon de Robocop con esos brazos descolgados incapaces de despegarse del tronco de la periodista; que la química de los dos presentadores estuvo de vacaciones; que el uso de la multipantalla debe estar más justificado (lo siento, pero pertenezco a esa extraña raza a la que nos gusta ver la cara del que habla y no el cogote de otro invitado); que resultó ridículo que no pusieran en primer plano la foto del desnudo de Paco León en twitter al superar el millón de seguidores (seguimos viviendo en una sociedad que le tiene más rechazo a un pene que a la foto de un cadáver descuartizado en Siria y así nos va); que sólo se recogieron tweets favorables; y que hubo un tramo algo infumable en el que se encadenaron las gracias sin gracia de ese bluff llamado Venga Monjas, un informativo inocuo sobre internet y una masterclass a cargo de Luis Rojas Marcos llena de obviedades.
Pero el resto compensaba (y con creces) todo ello. Joaquín Reyes es un animal televisivo. Sabe como pocos llevar el tempo de un programa y aunque en algún momento parezca acelerado, maneja las pausas y las réplicas a la perfección. Además «Torres y Reyes» recuperó al gran Enjuto Mojamuto; presentó un nuevo hallazgo para la imaginería chanante, el doctor Lucian Sanches y su consultorio; integró instagram con total naturalidad (en este caso el de la cantante Russian Red); regaló (en su sección Bandaparte por la que prometen desfilará lo mejorcito de la red) un ácido y destornillante pedacito de El Mundo Today; y ofreció (milagro, milagro) una entrevista con preguntas interesantes a Paco León. Aunque sólo sea por rescatar tan denostado género periodístico, ya vale le pena el programa.
En camino de nadie se quedó un debate en el que participaron Juan José Millás, Judith González y El Hematocrítico y en el que la figura del primero parecía eclipsar las opiniones del resto a los que, incluso, daba la sensación de que les daba cierto apuro contradecir al escritor. También deberán definir, más, su presencia la banda que pone música en directo y los gifs animados de Mierdecitas. El jueves que viene habrá una nueva oportunidad de comprobar cómo evoluciona un programa (que cuenta con la garantía de un director experimentado como Santiago Tabernero) que debería ser referencia en La 2 y que cuenta, casi, con una vida paralela en internet.