Las obras de Teresa Lanceta, Tàpies, Saura, Martha Rosler o Equipo Crónica entran en un diálogo con piezas de Rachmaninoff, Matilde Salvador, Bernstein, Samuel Barber, John Cage o Carles Santos.

‘Artifacts Assembly’,  largometraje musical de no-ficción producido por Les Arts, consigue generar este vínculo entre once piezas musicales interpretadas por el Centre de Perfeccionament de esta institución y una selección de obras provenientes de las exposiciones y el fondo de la colección del IVAM.

Mediante este ensamblaje de artefactos narrativos, profundizamos en los engranajes del museo y el teatro como un gran mecanismo coreografiado. Aquello que usualmente está a la vista se oculta, y en el movimiento salen a la luz el trabajo de visitantes, restauradoras, montadores, maestras o técnicos de sonido. Durante el trayecto, el cuadrado blanco se volverá escenario y la partitura una cuestión de operarios.

Conversamos con su director, Pau Berga y con Mati Martí —autora del diseño gráfico y la creación de créditos para la película—, sobre esta obra que se enmarca en la colaboración que, desde 2015, y que ha culminado en esta producción de Les Arts en colaboración con el IVAM.

La idea de ver un museo cerrar sus puertas y convertir la parte oculta en protagonista y a la vez escenario entre arte y música es muy destacada. ¿Cómo surgió?

Pau Berga. Lo hemos hecho mediante “Artifacts”, encajes libres entre lo que vemos y lo que oímos, más cerca de la intuición y lo soñado que de una construcción racional. Un itinerario entre exposiciones y escenarios a través de la sinestesia, donde las esculturas se convierten en fantasmas de luz, un vigilante de seguridad puede cantar lírica, el desmontaje de una exposición soviética ser una procesión fúnebre o tejemos la realidad como en las piezas de Teresa Lanceta.

¿Cómo ha sido proceso de diálogo paralelo y colaboración entre las dos instituciones?

Pau Berga. Si la intención era desplazar la exposición o el recital convencional, teníamos que mostrar esa cara oculta: las cámaras de vigilancia, las bambalinas de un escenario, las salas de restauración, los almacenes o las garitas de seguridad tienen una relación con el arte y la escena muy singular, pues sus habitantes conviven con obras e intérpretes gran parte del tiempo. Nuestra intención ha sido dar voz a esa relación, y transformarla, con ese movimiento, en una obra en sí misma.

Una vez creados esos desplazamientos donde todo se mezcla, necesitábamos ordenarlo. El montaje fue la herramienta clave, pues un escenario se monta, como también lo hace una exposición o una película cinematográfica. Por tanto, la película tenía que ir montándose a sí misma, o más bien desmontándose, vaciándose poco a poco, dejando líneas de fuga para que el espectador pueda imaginar.

La colaboración entre instituciones tan grandes es compleja, y eso lo ha hecho un proceso muy gratificante. Si algo he aprendido de este periodo, es que la pureza no tiene sentido en nuestros días: tenemos que tender a la mezcla, a compartir energías con lo diferente.

Cartel de la película con diseño de Mart Martí.

Mati, es tu turno. ¿Cómo fue el proceso de diseño gráfico de la película con un encargo tan complejo?

Mati Martí. Lo primero que quiero destacar es lo gratificante que ha sido colaborar con Pau en su proyecto. Es un apasionado de su trabajo, resolutivo y extraordinariamente creativo. Su entusiasmo es contagioso, siempre motivándome a ir más allá al compartir ideas, referencias, inquietudes y momentos de risas.

—Mati.
—Dime.
—¿Te apetece colaborar con el diseño gráfico en un proyecto que estoy cerrando?
—Por supuesto, Pau.
—Perfecto, te llamo y te cuento.

Me cuenta brevemente de qué trata la película y luego comparte su experiencia en el proceso. Además, destaca la importancia del montaje como nexo de unión entre lo narrativo, lo estético y sobre todo lo musical. 

—Venga, te paso el material en bruto y hablamos.
—Perfecto.

¿Cómo reflejaste esa unión? Entre artes y también entes. los dos espacios.

Mati Martí. Esa misma mañana vi la película un par de veces. Enseguida noté la importancia de las líneas en los espacios intervenidos —el Palau de Les Arts e IVAM—, cómo los definían y marcaban un camino, una ruta. Creé un «mapa de inspiración» con muchos fotogramas y marqué sobre ellos las líneas presentes. Fue increíble, líneas, y líneas definiendo los espacios dentro de un marco. Debo admitir que me fascina la línea como agente gráfico.

Recordé la pieza de John Baldessari, A Movie: A Directional Piece where People are Walking de 1972-1973; la volví a revisitar recientemente en la exposición Fotografía en el medio en el IVAM. Tiene un enfoque conceptual y minimalista que me atrapa. La obra presenta imágenes de personas caminando, intervenidas por pequeñas flechas rojas que indican la dirección tomada por cada persona. Estas señales, al juntarse, crean la condición direccional de la pieza, generando una especie de narración cinematográfica.

La tomé como referencia y empecé a trabajar conceptualmente en el cartel. Visioné la película muchas veces rastreando fotogramas y teniendo en cuenta que las obras de arte representadas no podían salir cortadas; había que respetar el derecho a la integridad de la obra y el IVAM fue muy restricto con este tema. Empecé el montaje de los fotogramas respetando la linealidad narrativa del filme, consciente de que iba a intervenirlos con una línea activa que requeriría de otras líneas para extenderse y revelar un itinerario de manera coherente.

El desafío consistía en lograr una conexión visual entre ambas disciplinas. Para abordarlo, dividí el cartel en dos secciones: una superior con un enfoque conceptual y artístico, y una inferior más gráfica. En esta última, la elección de la tipografía elegida combina la esencia de lo tradicional con la expresividad de lo contemporáneo.

Artifacts Assembly está disponible en abierto hasta el 2 de agosto en OperaVision, la plataforma de contenidos de Opera Europa.