Cate Blanchett. Foto: Tom Munro.

Lo de Cate Blanchett en los Goya se explica de la manera más sencilla añadiendo cuatro letras, «tada», al nombre de la estupenda actriz australiana. València se convertirá en una suerte de Villar del Río y los focos de la fiesta del cine español (como si mutaran en un festival) se fijarán en una intérprete que nunca ha participado en una película de aquí, más allá de que entre sus próximos proyectos se encuentre la adaptación de Manual para mujeres de la limpieza a cargo de Pedro Almodóvar. El photocall se va a llenar de codazos, los políticos aumentarán su ego, se rascará algo de repercusión vacía y efímera internacional. ¿Es necesario? ¿Alguien lo entiende?

Si lo que quería (que ya sabemos que no) la Academia de Cine era crear un nuevo galardón, igual en lugar del Internacional para «reconocer a personalidades que contribuyen al cine como arte que une culturas y espectadores de todo el mundo» (y que nada tiene que ver con nuestro cine), podían haber hecho caso de la demanda de un premio al mejor cartel (complaciendo la petición de València Capital Mundial del Diseño 2022 que se celebra este mismo año en la misma ciudad que los Goya), o instaurar el de mejor trailer (que sí, que los hacen personas, no se generan de manera espontánea) o, incluso, algo más necesario, una especie de Premios Goya Eternos o Inmortales a aquellos profesionales que ya no están entre nosotros y nunca lo recibieron. Reivindicar tu propia historia en lugar de deslumbrarte por los flashes.

Esto último, además, hubiera sido la excusa perfecta para premiar este año (pocos meses después del centenario de su nacimiento) a la magnífica actriz valenciana Lola Gaos. Pero eso seguramente no habría acaparado ningún titular. «La Academia celebra la calidad del cine español con la entrega de los Premios Goya a los mejores profesionales de cada una de las especialidades técnicas y creativas» se puede leer en la web de los galardones. Para la historia quedará que (por ejemplo) Lola Gaos no tiene ninguno, pero Cate Blanchett sí.