María Caballero (Valencia, 1994) no olvidará la edición de este año de Cinema Jove, que se inaugura hoy y finalizará el próximo 1 de julio. El festival le ha otorgado el Premio Un Futuro de Cine y, además, ha programado el estreno de Olvido (Inés París, 2023), su primer papel protagonista. Un film que nos lleva a la València de octubre de 1957, con la ciudad destrozada por la riada. En él, Caballero da vida a Olvido Granell, periodista del diario Valencia al día, que investigará la aparición de varios cadáveres cuya muerte no tiene nada que ver con el efecto devastador del agua.

¿Cómo y cuándo surge el querer ser actriz?

En mi familia no hay tradición de actores ni nada parecido, pero sí que es una familia que siempre ha estado relacionada con la música, que ha tenido la cultura en un lugar muy elevado. Y el mundo del cine me llegó a través de ellos desde una posición muy de espectadora. Tengo recuerdos, y mis abuelos y mis padres así me lo cuentan, de hacer obras de teatro en el jardín cuando hacíamos comidas familiares. Las escribía, dirigía a mis primos, jugábamos a eso y me encantaba. Tenía siempre la necesidad de manejar el cotarro de la obra. Entonces empecé como si jugara, desde una necesidad de explorar otras realidades, de contar historias. Y a partir de ahí, siempre, fui a teatro, es que a los 7 u 8 años recuerdo ir a la escuela Micalet. Como digo, ha sido una necesidad mía de de toda la vida, de expresar, de contar de transmitir.

Estudiaste en la ESAD de València, ¿cómo recuerdas aquellos años?

Ni mis padres ni yo sabíamos qué había que hacer para estudiar para ser actriz. A los 16 estuve un par de años, todos los sábados, mientras estudiaba en el instituto, en la Off. Mi tutor de segundo de Bachiller, un hombre al que le tenía mucho cariño, me dijo que cómo que quería ser actriz, que dónde se estudiaba eso. Y fue él, precisamente, el que me informó de la ESAD, lo hablé con mis padres e hice las pruebas. No sabía qué e iban a pedir, pero yo fui pensando que, obviamente, me tenían que coger porque tenía que estudiar eso, pero realmente no sabía lo que implicaba, ni lo que serían aquellos años allí. Y me encantó, son cuatro años en los que te descubres a ti misma, descubres todo tu abanico emocional, tus problemas, de donde surgen tus impulsos para ser actriz. Teníamos desde las 9 de la mañana hasta las 6 de la tarde de formación y luego me iba a danza, los dos primeros años cursé también Historia del Arte. Fueron años muy llenos de conocimiento, de aprendizaje, de bombardeo, de ir de un lado al otro, me lo tomé muy muy en serio y siento que aprendí un montón en la escuela. Es verdad que mucha gente habla muy mal de la ESAD, pero a mí me aportó mucho porque tenía mucha sed y todo lo que podía dar lo absorbí. 

También estudié un año en Inglaterra y el contraste fue brutal, de una escuela en la que estábamos en barracones a estar de repente en Reino Unido donde la figura del actor y el teatro están protegido por el estado, fue un cambio increíble. Ahí también cogí un poquito de perspectiva, pero creo mucho en la actitud personal hacia la formación, no tanto en el centro, puedes irte a la mejor escuela del planeta, puedes irte a Los Ángeles, a Nueva York, a Londres, a estudiar, pero si no tienes disciplina, constancia y motivación, no creo que aprendas mucho.

Ahora Cinema Jove te concede su premio Un Futuro de Cine.

Para mí, es algo precioso sentirme reconocida en mi ciudad y que sea en este momento de mi vida en el que de alguna manera mi corta carrera se empieza a ver, a trazar. Eso que se dice de recoger los sembrado. Estoy muy contenta y muy agradecida por el premio porque, puede parecer un tópico pero es verdad, da mucha fuerza y mucho ánimo para seguir hacia adelante el que te reconozcan desde fuera.

Además, es que toda la vida he ido como espectadora a Cinema Jove, desde muy pequeña, desde que me empezó a interesar el cine. Incluso estrené un corto en el festival hace muchísimos años. Y es un premio en el que siempre me fijaba en quienes lo ganaban, no porque fueran amigos míos como en el caso de Paula Usero o Jorge Silvestre, sino que siempre he estado atenta. Me acuerdo que también se lo dieron un año a Pol Monen, que es compañero mío, o a Aura Garrido con la que ahora comparto representante. Me hace especial ilusión porque siento que de alguna forma se cierra un ciclo de unos 10 años y para mí tiene sentido. 

En Cinema Jove se estrenará Olvido, tu primer papel protagonista, ¿Cómo llegaste al papel?

Llegué a través de un casting, como siempre, pero cuando empecé a leer sobre el personaje, sobre que estuviera localizado durante los días posteriores a la riada…, de repente hubo una intuición en mí de que ese papel lo podía hacer. Porque hay veces que hay personajes que te encantan y que te apetecen un montón, pero que no te resuenan de esta manera. No sé, hubo algo que me conectó con ella desde el principio, y cuando fui a la prueba y conocí a Inés y empezamos a trabajar con Morgan Blasco, y estábamos los tres ahí aquello parecía más un ensayo que un casting.

¿Cómo fue trabajar con la directora Inés París?

Es una mujer y una directora maravillosa. Desde la primera entrevista que tuve con ella sentí mucha confianza y mucha paz y como que nos íbamos a entender muy bien porque es muy seria y exigente como yo y, a la vez, valiente. Lo hablábamos todo entre las dos, hicimos muchos pactos, todo el rato íbamos hablando de qué te parece esto qué te parece aquello, yo le aportaba y ella escuchaba y al revés. Una dinámica muy sana, muy fructífera, muy bonita. Haber trabajado con ella ha sido un placer.

Tu personaje está prácticamente en casi todos los planos de la película, y tiene una intensa carga emocional. ¿Cómo ha sido tu relación con él, dentro y fuera del rodaje? ¿Conseguías desconectar?

A veces era muy difícil desconectar, porque eran jornadas muy muy largas y estábamos en unas condiciones de lluvia, frío y cansancio porque, como digo, eran muchísimas horas. Es inevitable que se te pegue un poco el estado anímico del personaje, la energía del rodaje, porque al final pasas más tiempo rodando que en tu casa. Y luego llegas a casa y lo que haces es estudiar lo del día siguiente, repasarlo y pensar en ideas y apretar el tiempo, arrancar las horas al día para ver si se te ocurre una idea que llevar al rodaje. Entonces, claro, fueron casi dos meses de estar sumergida en el barro. También es verdad que a mí me gusta mucho, no llevarme el personaje a casa, pero sí sumergirme en ello durante el tiempo que dure, me encanta cortar un poco lo de fuera y ponerme a ello.

¿Qué te ha aportado Olvido desde el punto de vista de la interpretación?

Me ha aportado muchísimo y, además, es que lo he construido desde un punto de vista muy intuitivo. Hice muchísimo trabajo de documentación de la época, de las mujeres, de las periodistas de ese momento, de lo que supone ser una madre viuda en aquellos años, de lo que significa vivir una dictadura. Es algo muy alejado de mí a nivel de circunstancias vitales, pero al fin y al cabo es una mujer valiente que lucha por la verdad. Y eso era lo que más me conectaba a ella, su lucha por hacer periodismo real, de investigación, de que la población se entere de lo que ocurre, haciendo frente a la censura franquista. En aquellos años, además, si eras una mujer periodista lo habitual es que te dedicaras a hacer periodismo de revistas femeninas, con temas del corazón y demás, y ella es súper vanguardista y quiere hacer un trabajo real. Eso es lo que más me conecto a ella y a partir de esa conexión ya empecé a construirla.

Me ha aportado un montón de cosas. He tenido que desde disparar hasta escribir con una máquina de escribir que en mi vida había tocado una (ríe). Le pedí al director artístico que me dejara llevarme una máquina del rodaje a casa porque no sabía usarla, y todos los días después del rodaje me ponía a teclear. Ha sido un reto y lo he vivido con mucha entusiasmo, a pesar de haber sido muy duro.

Debutaste en el cine con Amar (Esteban Crespo, 2017) y trabajaste en la última película de José Luis Cuerda, Tiempo después (2018).

Siento que he tenido mucha suerte en lo que me ha tocado ir haciendo. Fueron experiencias enormes a nivel artístico con las que aprendí muchísimo, pero tenía personajes pequeños. Hice de la dificultad virtud. En esos rodajes me dediqué mucho a observar, cómo dirigían, cómo lo hacían los actores… y todo eso va haciendo mella y construyendo tu técnica. Todas las experiencias que he tenido me han ayudado mucho y han creado mucho callo para ahora, por ejemplo, trabajar todos los días durante dos meses en Olvido y poder sostenerlo, porque al final esto es pura técnica y hay que sostener el personaje, ir hacia atrás y hacia adelante en la historia, y para eso hace falta mucha experiencia.

También has trabajado para Netflix en sendos proyectos Alma (Sergio G. Sánchez, 2022) y La noche más larga (Óscar Pedraza, Moisés Ramos, 2022), ¿cómo fue la experiencia de trabajar para una plataforma? ¿Muchas diferencias?

Los dos proyectos de Netflix fueron muy diferentes, porque Sergio Sánchez es un creador, un artista que tiene un mundo interior muy grande y del que parten en sus historias, entonces Alma fue algo mucho más de autor y de género que La noche más larga que fue un rodaje de acción y con otra dinámica con los creadores también.

¿Diferencias? La diferencia se nota en el dinero, claro que sí, en el dinero, en el tiempo, en que de repente tienes dos horas para montar un plano y en Olvido no teníamos este tiempo. El dinero se traduce al final en tiempo.

¿Qué actrices has tenido y tienes como referentes?

Siempre he tenido a las grandes como referentes, porque al final eran las películas que veía y que me gustaban. Audrey Hepburn, Greta Garbo, españolas mucho a Penélope Cruz. Luego vas creciendo y te das cuenta de que hay tantísimas referentes… ahora, por ejemplo, me gusta tener como referentes a gente de mi edad, que veo que está haciendo cosas maravillosas como Florence Pugh o Saoirse Ronan que están haciendo proyectos interesantísimos. Pero, también, siempre me ha encantado el trabajo de Marion Cotillard o de Juliette Binoche, mujeres que… madre mía… (ríe)

¿Qué proyectos futuros tienes que se puedan contar? 

De momento estoy inmersa en este estreno y el que viene que es una película americana que se llama The First Omen, que es la precuela de La profecía, una película de culto muy importante para el cine de terror. Y voy a estar haciendo esto mientras preparo lo próximo calladamente (ríe). Me apetece mucho disfrutar del presente.

 

Olvido se estrena el sábado, 24 de junio, a partir de las 20h, en el Teatre Principal.