Rodaje de «Maixabel». Blanca Portillo y la nominada a Actriz Revelación María Cerezuela atienden indicaciones de Icíar Bollaín.

Las cuatro nominadas al Premio Goya a la Mejor Actriz Revelación son Ángela Cervantes por su papel en Chavalas, Almudena Amor por El buen patrón, María Cerezuela por Maixabel y Nicolle García por Libertad. Con las tres primeras recordamos cómo fueron los rodajes de las películas en las que intervinieron.

Ángela Cervantes (Chavalas)

Ángela Cervantes con Carolina Yuste a su derecha en «Chavalas».

«Desde el primer momento que leí el guión me enamoré de la historia, pero especialmente de mi personaje, Soraya. Ya en el casting me sentía muy atraída por su energía y por su relación con Marta, la protagonista. Empecé a trabajar en cuanto quedé con Carol Rodriguez Colás y Marina Rodríguez Colás, directora y guionista. Me hicieron una ruta por Cornellá y por las localizaciones donde íbamos a rodar, todas vinculadas emocionalmente con ellas por las historias vividas en aquellas calles y plazas. Sentí que eso ya había empezado. También me ayudó ir por los bares de la zona, respirar el ambiente, el barrio. La cotidianeidad del bar. Y después hubo también trabajo de vestuario, me fui de compras con los ojos de Soraya y con la ayuda del equipo de vestuario se fue construyendo también el personaje. Tengo que confesar que por aquel entonces, cuando preparaba el personaje, estaba viendo la serie Peaky Blinders y me fascinaba cómo fumaba Cillian Murphy interpretando a Tommy Shelby y lo incorporé a Soraya, ya que también fumaba mucho y me hacía sentir más poderosa. Fue también esencial la química que se creó entre las 4 chavalas: Vicky Luengo, Carolina Yuste y Elisabet Casanovas, eso me dio muchísimo y fue muy importante. Tuvimos muchas conversaciones sobre la amistad, sobre qué lugar queremos que ocupen nuestras amigas en nuestra vida, nuestra red afectiva. Estoy muy contenta del trabajo y que haya conectado tanto con el público, al fin y al cabo, es la razón por la que soy actriz».

Almudena Amor (El buen patrón)

Almudena Amor en «El buen patrón». Foto: Fernando Marrero.

«Recuerdo ver Eva al desnudo mientras preparaba el personaje de Liliana, había algo de ella que me interesaba, el misterio, su ímpetu. También algo de sensualidad, antes de entrar al casting iba escuchando y cantando por la calle «Feel it Still», de The Chamanas. Luego los ensayos, las conversaciones con Fernando, el vestuario y hasta el peinado fueron dando vida y personalidad a Liliana. Desde el primer momento sentí una fuerte atracción hacia ella, quería conocerla».

María Cerezuela (Maixabel)

María Cerezuela en «Maixabel».

«El papel me lo preparé quedando con la María real antes de rodar, tomamos un café y no le quise apabullar con preguntas porque al fin y al cabo era una desconocida para ella, no quería que estuviera incómoda o violentada ante una persona que no conoce de nada y le hace preguntas sobre algo tan sensible. Hablamos de muchas cosas y me ayudó para preparar el papel fijarme en su energía, en la forma en la que mira, en como se expresa…

Cuando leí el guión sentí fascinación porque tanto Isa Campo como Icíar Bollaín hacen un trabajo exquisito, con mucha documentación e información. Maixabel es una historia muy humana, sobre que las personas merecemos una segunda oportunidad, ser escuchadas…, muchas veces puede que no compartamos los mismos ideales o creencias que otras personas, pero hay que aprender a respetarse y a sentarnos a hablar las cosas, que es algo que no hacemos. También, cuando lo leí, me dio mucho miedo, mucho respeto, cuando conocí a Icíar, meses después del casting, le dije que era una responsabilidad muy grande. Era mi primer papel en un proyecto audiovisual y, además, con un personaje que existe, que no era ficción. Pero ella me dijo que estuviera tranquila, que lo iba a hacer bien, eso por lo menos me sirvió para saber que confiaba en mí.

Desde el principio tuve bastante libertad para aportar cosas a mi personaje, más que a nivel de guión a nivel interpretativo, porque el guión estaba perfecto. Fue todo muy relajado y respetuoso, no hacíamos más de cuatro tomas. Icíar te daba apenas unas indicaciones, claves de lo que tenías que hacer.

El trabajo con Icíar fue mágico. He tenido mucha suerte de empezar con gente tan profesional. Ella va directa a lo que quiere que hagas. Y lo hace desde una dulzura y empatía hacia ti que todo se convierte en más fácil. Todas sus películas están marcadas porque son especiales, las hace con la necesidad de contar algo al mundo. Y eso es precioso. El arte se hace para eso».