«Maixabel» (Icíar Bollaín).

El guión es el origen de toda película. Se puede decir que con él empieza todo. Más aún cuando se trata de un texto original. Los Premios Goya de este año han reconocido con sus nominaciones las historias escritas por Fernando Léon de Aranoa (El buen patrón), Clara Roquet (Libertad), Icíar Bollaín e Isa Campo (Maixabel) y Juanjo Giménez Peña y Pere Altimira (Tres).

Interior/Día, Primer Plano de dos guionistas (Isa Campo y Clara Roquet) respondiendo las preguntas que les hemos hecho:

Isa Campo (Maixabel)

¿Qué ventajas e inconvenientes hay a la hora de escribir un guión basado en una historia real (como es el caso de Maixabel) en el que además hay acceso directo a los protagonistas?

Isa Campo: Escribir una historia basada en personajes reales a los que conoces conlleva inevitablemente una gran responsabilidad. Con Maixabel nos preocupamos mucho por trasladar bien a las personas en las que se inspira la película el mensaje de que lo que iban a ver era un destilado de sus vivencias y que lo importante era que no las sintieran falsas aunque fueran ficción. La ventaja clara es que tienes acceso a toda la vida pasada de tus “personajes’ y que les tienes ahí para cualquier consulta. Creo que es importante saber que no hay que ser fiel a la realidad tal cual fue sino a la esencia, que la verosimilitud no se coma la verdad de la película, que no siempre puede ser la de la vida porque cada lenguaje artístico tiene sus códigos.

Clara Roquet (Libertad)

¿Cómo surge la idea de Libertad?

Clara Roquet: Libertad surge de un documental que hice hace siete años que se llama El adiós, donde contaba la historia de una cuidadora boliviana en el día del funeral de la mujer a la que cuidó durante muchos años. En el proceso de casting de El adiós entrevisté a muchas cuidadoras porque quería que una de ellas fuera la protagonista del corto. Y una historia se repetía una y otra vez, el gran trauma de sus vidas era el dolor de haber dejado atrás a sus hijos, en sus países de origen, para venir a cuidar a otras familias en España. Me tocó mucho y me pareció una metáfora muy fuerte de los privilegios y de la falta de privilegios. Nunca había pensado que poder cuidar a tus propios hijos fuera un privielgio y me di cuenta que lo era. Y decidí escribir la historia de Libertad, pero me di cuenta de que no podía escribir la historia de Libertad desde su propio punto de vista porque me resultaba muy alejado de mi experiencia y sentía que me apropiaba de un punto de vista que no era mío, así que decidí hacerlo desde el punto de vista de esta niña catalana, de clase burguesa, que se da cuenta de su propio privilegio a través de la mirada hacia Libertad.