Lo dice Antxón Gómez unas líneas más adelante. La dirección artística de las películas es la eterna desconocida. Esperemos que después de este artículo sobre el Goya de esa categoría lo sea menos. Hablamos con los nominados Balter Gallart (Las leyes de la frontera), Antxón Gómez (Madres paralelas), Mikel Serrano (Maixabel) y César Macarrón (El buen patrón) sobre sus trabajos.
Balter Gallart (Las leyes de la frontera)
«Las leyes de la frontera es como un regalo. En una película de estas características el problema principal es sacar todo el jugo a la época. Hablamos de 1978, que es algo que es muy cercano y muy lejano a la vez. Sales a la calle y puedes encontrar retazos del 78 en cualquier rincón, pero no encuentras un pueblo que es del 78. Rescatar esto, separar lo que no es y poder hacer planos generosos para la acción que tuvieran el ambiente de entonces fue un gran reto.
El reto era mayor porque estamos hablando de un lugar concreto, la Gerona del 78, nada que ver con la actual. Hubo que buscar muchísimo. Y apenas hay dos o tres secuencias rodadas allí, la mayoría de calles son de otros lugares. Por ejemplo, con la plaza de la Font necesitábamos la fuente que justificaba tanto el nombre de la plaza como el del bar. Es algo que venía muy bien explicado tanto en el guión como en la novela, que está basada en lugares reales. Lugares que existieron pero que ya no existen. Una cosa que me parece muy divertida es que la fuente que sale en la película en realidad está escondiendo toda una arquitectura moderna que nos fastidiaba el plano. Y el bar que tampoco existía ya en realidad era un garaje de camiones que lo reconvertimos.
Siempre una película es un trabajo conjunto, pero en este tipo de trabajos más, porque estoy contando tanto yo como el director de fotografía, como vestuario, como peluquería…y eso ayuda mucho a que luego los espacios consigan lucir la época».
Antxón Gómez (Madres paralelas)
Llevo ya trece películas con Pedro Almodóvar, la relación con él es muy fluida y las pautas son muy rápidas. Madres paralelas es una película que tiene como dos partes. Una que es la vida de la fotógrafa que protagoniza Penélope Cruz y otra la de las fosas comunes. En cuanto a la casa de la fotógrafa se trataba de reproducir lo que para nosotros era un piso de Madrid, está situado allí, concretamente en la Plaza de las Comendadoras. Fue un decorado en estudio y recreamos un piso que para mí era en esencia un piso Frankenstein cogiendo cosas de varios sitios, detalles que nos interesan de aquí y de allá, y haciendo un híbrido. Teníamos la dificultad de que el personaje fumaba, no queríamos que fumara dentro de casa, pero sacarla a un balcón era un problema porque era en un estudio e incrustar todo el exterior en postproducción era un lío. Lo resolvimos haciendo ver que dentro de la casa hay como un piso principal y tendría una terraza interior y allí podíamos establecer un set donde salir a fumar y conversar, rodeados del universo de los vecinos en la casa.
En la otra parte, la de las fosas, nos enfrentábamos a trabajar por primera vez con unos cadáveres que en realidad había que inventarse como ponerlos. Un trabajo interesante que nos llevó su tiempo, pero creo que el resultado es bastante espectacular. En realidad los cadáveres son unos esqueletos de plástico trabajados de una manera que transmiten realidad, era un reto porque nunca habíamos hecho algo así.
En las películas, el arte es el eterno desconocido. Casi nunca nos llevamos el mérito. En el colectivo imaginario, la gente, no piensa que se construyen las cosas adrede. Creen que eso está en algún sitio. Cuando yo les digo que no, que el piso que ven está construido se sorprenden. O los aviones de Amantes pasajeros también se construyeron, no son aviones reales, lo tengo que explicar muchas veces. O cuando digo que en Dolor y gloria el interior de las cuevas de Paterna son decorados, construidos en estudio, me dicen «no pot ser, si no se nota nada», es que si se nota la hemos cagado. Si es una película histórica o localizada en el futuro sí que se entiende, pero el pasado más inmediato o la realidad actual no se valora, se piensa que habremos localizado bien. Somos, como digo, los eternos desconocidos.
Mikel Serrano (Maixabel)
«Una de las primeras indicaciones que Iciar Bollaín dio durante la preparación del film fue que el relato de Maixabel debía ir acompañado de una imagen de factura muy cuidada y, de alguna forma, alejada de una estética más espontánea y mas vinculada al cine documental. Tratándose de una historia verídica y bastante cercana en el tiempo teníamos buenas referencias de cómo eran los espacios originales donde se desarrolla y esto nos sirvió para encontrar localizaciones que siendo cinematográficas a su vez respetaran los aspectos importantes de las originales. Teníamos claro también que los escenarios de la película debían mantenerse en un segundo plano, sin sobrepasar una linea preciosista, reforzando constantemente el guion y cediendo todo el protagonismo al trabajo de los actores.
Definimos la paleta de color que queríamos usar en los decorados asignando a los ambientes relacionados con cada protagonista unos colores concretos. Como resultado de esto en los escenarios vinculados a Maixabel predominan los tonos grises que generaban sosiego y apoyaban los momentos de reflexión. Como contrapunto en los espacios relacionados con Ibón decidimos utilizar diferentes gamas de ocres-marrones con tonos mas saturados y en algún momento estridentes para que los espacios resultaran menos amables o tranquilos y más incómodos e intrusivos. Estas fueron algunas de las bases sobre las que tomo forma el trabajo de dirección artística de la película.
César Macarrón (El buen patrón)
«Fernando León es una de las personas más inteligentes con las que me he cruzado en mi vida. Y trabajar a su lado también es de las cosas más duras y gratificantes que me han pasado en la vida. Al acabar la película le dije: Hemos estado a punto de hacernos las camisetas de “hemos sobrevivido a Fernando León de Aranoa». Esta anécdota la cuenta el mismo Fernando.