«Pan de limón con semillas de amapola» (Benito Zambrano).

Las nominaciones al Goya al Mejor Guión Adaptado han recaído este año en Júlia de Paz Solvas y Núria Dunjó López (por Ama), Agustí Villaronga (El mestre del mar), Daniel Monzón y Jorge Guerricaechevarría (Las leyes de la frontera) y Cristina Campos y Benito Zambrano (Pan de limón con semillas de amapola). Júlia, Núria, Daniel, Jorge y Cristina responden nuestras preguntas:

Júlia de Paz Solvas y Núria Dunjó López (Ama)

¿Cómo fue el proceso de convertir un cortometraje en un largo, qué fue lo más complicado, o el corto ya nació con la visión de ser un largo en un futuro?

Júlia de Paz Solvas y Núria Dunjó López: Pasar del cortometraje al largometraje nunca fue un plan de futuro, pero se volvió algo necesario en cuanto empezamos a entrar en la historia de Pepa. El tiempo que nos ofrecía el cortometraje nos funcionó en un inicio, pero enseguida vimos que todavía nos faltaba mucho por contar. Con el largometraje tuvimos la oportunidad y el espacio necesario para indagar más en el personaje de Pepa; para no solo verla como madre, sino también como hija.

Estábamos muy enamoradas de la forma en la que funcionaba la estructura del corto y, de alguna forma, queríamos mantener ese carácter orgánico de una historia que ocurre en veinticuatro horas. Así pues, lo más complicado fue adaptar ese efímero tiempo narrativo en una película de una hora y media.

Aun así, hacer el paso al largometraje fue un proceso muy satisfactorio e, incluso, sanador. Tuvimos la oportunidad de adentrarnos todavía más en la historia de nuestra protagonista, en entender todas sus facetas y en construir nuevos personajes y universos que nos llevaran a empatizar todavía más con ella. Hacer esta película nos ha servido para terminar de cerrar la historia de Pepa, que empezamos años atrás.

Daniel Monzón y Jorge Guerricaechevarría (Las leyes de la frontera)

¿Qué ventajas e inconvenientes hay a la hora de escribir un guión (dese el punto de vista creativo, de la escritura…) cuando está basado en una novela (como es el caso de Las leyes de la frontera), qué licencias creativas se puede permitir el guionista sin traicionar la historia original?

Daniel Monzón y Jorge Guerricaechevarría: Cuando escribes una historia original a veces dudas a mitad de camino si todo lo escrito hasta entonces va a terminar conduciendo a algún lugar interesante. Esa angustia no existe en un guión adaptado. La ventaja de partir de una novela es que cuentas con una historia que ya sabes que te ha emocionado y es por tanto un mapa que, sin duda, conduce a un tesoro. Por otro lado, el mayor inconveniente de una adaptación es el respeto que de entrada se le tiene a la obra ya existente. Si has decidido adaptarla es porque te gusta y de primeras tiendes a ser muy respetuoso con lo ya escrito. Cuando el guión comienza a tener vida por sí mismo es cuando puedes irte desembarazando de lo que funciona muy bien en un terreno literario pero no en uno cinematográfico. En realidad, se trata de buscar la esencia de la novela y tratar de transmitirla con otro lenguaje y para ello hay que reescribirlo todo, incluso los diálogos. El propio Javier Cercas, que quedó entusiasmado con la adaptación era el primero que lo tenía bien claro, para ser fiel al espíritu de una novela hay que serle infiel a la letra.

Cristina Campos (Pan de limón con semillas de amapola)

Eres la autora del libro Pan de limón con semillas de amapola en el que se basa la película y tienes formación como guionista. ¿Cómo fue trabajar en la conversión en guión de una novela escrita por ti? ¿Cómo fue la coescritura con Benito Zambrano siendo una historia tuya propia?

Cristina Campos: Adaptar mi propia novela ha sido un reto. En primer lugar, junto a Zambrano y los productores, tuvimos que elegir el tono de la película. Eso fue quizás, para mí como escritora, lo más complicado. Benito y los productores querían un cuento, «un cuentecito» dice siempre Benito, bebiendo del realismo mágico de mi novela;  Yo, sin embargo, propuse jugar al hiperrealismo. Ha quedado un cuento dulce. Bonito. Muy femenino. Lo segundo, debíamos reducir las 400 páginas de mi novela a 120, lo que suponía prescindir de tramas y personajes. Benito quiso ser muy fiel a ella. Yo , traicionando a mi propia novela, me hubiera cargado dos personajes más. El cine es un pacto continuo.