Me llamo Alberto Silla, soy creativo y diseñador de juguetes para niños. Nací en Torrent en octubre del 87 y mi mayor hobby es meterme en fregaos muy grandes. En cualquier cosa que huela un poco bien, ahí que me apunto.
Por pura casualidad decidí estudiar Diseño Industrial. Lo hice en la Universidad CEU- San Pablo, donde guardo buenos recuerdos, amigos, y un libro que me dejé en la taquilla. Me encanta crear y me encanta la creatividad, así que allá por 2009 junto a unos amigos de la universidad decidimos montar el Estudio de Diseño Que Maten al Diseñador. Después de pasarlo muy bien, de colarnos en alguna feria y de ganar algunos premios decidí que quería hacer otras cosas y me metí en el mundo del juguete. Estos últimos diez años he descubierto lo bonito y divertido que es el diseño de juguetes, y disfruto mucho con ello, aunque haya días malos, como en todos los trabajos. Lo mejor de este mundo es la cantidad de gente buena y con un potencial increíble con la que te encuentras. Te das cuenta de cómo todos nos tenemos un respeto y un amor increíble por nosotros y por nuestro trabajo. Hay, más o menos, pocas empresas de juguete. Nos conocemos la mayoría y siempre he notado buen rollo. En estos momentos estoy en Tigerhead Toys, un joven y emocionante nuevo proyecto de empresa.
Me gusta mucho el cine, la música y rellenar mis libretas de historias que jamás sucederán. Otro de mis menesteres es llenar mi despacho de pósters que ya no tienen sitio donde colgarse: pósters de pelis originales, de Mondo o cosillas de gente tan maja como Jabi Medina o Luis Armand Villalba decoran mis paredes. Soy muy fan de hacer carteles, ya sea para algún cumpleaños o para las Fiestas Falleras de Torrent. Además del trabajo, también sigo haciendo mis propios diseños y creando cosas nuevas, y sigo siendo igual de indeciso al elegir entre un Drácula o un Calipo de Limón.
Un disco: De pequeño me acuerdo mucho de los vinilos y los cd’s que compraba mi padre para ponerlos en el restaurante que tenemos en Torrent, para las fiestas de las bodas o los bautizos. La mayoría eran todos de música disco, que aunque en su momento los odié mucho me acabaron gustando más de lo que pensaba y me prepararon el terreno bastante bien. Un poco como las pelis de Cine de l’Oest que teníamos que ver todos los veranos y de las que ahora también soy muy fan.
Durante mi adolescencia escuché muchísimo Tan Simple como el Amor de La Casa Azul, pero mucho MUCHO. Las canciones de Guille Milkyway me ayudaron un montón en esa época donde los problemas se magnifican tanto y todo es tan se-me-cae-el-mundo-encima. Pero que fueran dramitas de mierda no impedía que me afectaran lo suyo, y con estas canciones lo sobrellevé bastante bien.
En los últimos días no para de sonar el primer disco de los Califato ¾, Puerta de la Cânne, que lo llevo a todas partes conmigo y que me quema los auriculares cada vez que me los pongo. Me flipa su forma de decir “aquí estamos” con esos ritmos tan contundentes. No recuerdo cómo los conocí, así que me imagino que me los descubrió un ente mágico y etéreo que me los puso en los oídos. Desde aquí te lo agradezco enormemente.
Una película: Aprendí a querer el cine muy tarde, allá por los 2000, así que todavía intento ponerme un poco al día. Pero por lo general no tengo ningún prejuicio y disfruto con la mayoría de películas que veo. Mi favorita es El apartamento, de Billy Wilder, que me llegó tarde pero en el momento justo, y donde me enamoré perdidamente de Shirley MacLaine, imagino que como todo el mundo.
Un montaje escénico: Hace décadas que no voy al teatro, es muy triste. Recuerdo mucho los teatros amateurs que hice en el colegio, e incluso un año que estuve en el Escalante presentando una especie de remix de El Sueño de una Noche de Verano muy loco. Pero mejor me quedo con los teatros que me monto yo en mi cabeza.
Una exposición: Disfruté muchísimo la exposición de Pixar. 25 años de animación cuando estuvo en el CaixaFòrum de Madrid. Imagino que algo tuvieron que ver las circunstancias de entonces (solo y en Madrid), porque volví a verla cuando estaba ya en València y no me pareció tan bonita. Pero a la que más ganas le tengo es a la que harán sobre el colectivo de La Nave.
Un libro: El libro que me ha salvado este confinamiento (el de marzo de 2020, por si estáis leyendo esto desde el futuro y han habido más) ha sido Lo esencial,de Miguel Milà. Lo recomendó Xavier Giner. Creó en mí muchísimas dudas sobre mi trabajo de diseñador, pero sobre todo dudas acerca de los objetos que creo. Lo leí dos veces seguidas, y lo recomiendo muchísimo. Scott Pilgrim contra el mundo no sé si cuenta aquí. Es un cómic, pero es una absoluta maravilla. Y la peli sobre el cómic, también.
Una serie: Soy mucho más de comedia, los dramas los llevo regular. Community o Spaced son las que tienen sitio en mi estantería y las suelo ver al menos una vez al año. Y como ya sabes que no puedo quedarme sólo con una, siempre recomiendo The Office o Flight of the Conchords.
Una serie de animación: Me quedo con Futurama, que está al lado de todas las que he dicho antes. Y mira que es difícil porque la animación actual es una maravilla: Teen Titans Go! o El asombroso mundo de Gumball son mucho más de lo que parecen a simple vista. Ya me hubiera gustado a mí crecer con todas esas series en la tele. Aunque bueno, con la edad que tengo ahora y las veo igual, así que nos da lo mismo.
Una revista: Era de los que me gastaba la paga semanal en revistas cuando era pequeño, pero he de reconocer que la cosa ha cambiado bastante. Poco a poco dejaron de llegar las revistas que compraba a mi quiosco de toda la vida. Ahora puede que algún mes me acerque a uno y me pille T Magazine (que me encanta), So Film o algún Tapas.
Un icono sexual: Olivia Newton-John, ya sea con el pelo cardado de Grease o con el pelo suelto en Xanadú. Siguiendo con musicales y con fliparlo, siempre me quedaba (y me quedo) hipnotizado con la forma de bailar Gene Kelly. Nunca he visto a nadie más moverse de esa forma.
Una comida: Disfruto con cualquier comida hecha con amor, eso se nota siempre. El arroz caldoso con longanizas que me preparaba mi iaia, y que ahora les pido a veces a mi tía o a mi madre: es el plato más simple y llano del mundo, pero es el que más veces me ha curado del frío o de un mal día. También lo preparamos en casa mi mujer y yo, pero aún nos falta ESE toque.
Un bar de Valencia: Ya casi no me acuerdo de lo que era salir por los bares. Me gusta cambiar y probar cosas nuevas cada vez, pero el lugar donde he repetido más veces y donde suelo quedar con viejos amigos para vernos es el Ubik Café, así que es de los que mejor recuerdo tengo.
Una calle de Valencia: Los que sois de Valencia me mataréis, pero siendo como soy de poble, me gusta mucho pasear entre el bullicio de las Calles Xàtiva – San Agustín – Guillem de Castro.
¿Con quién te tomarías un vermut? En una mesa perfecta con Saul Bass y Manolo Prieto, me encantaría sentarnos a hablar un buen rato y tomarnos más de uno. Alfred Hitchcock se dejaría caer al tercer vermut.