Soy David Brieva, librero y gestor cultural. Soy el copropietario de la Librería Bartleby junto a Manuel Garrido y codirector del LABdeseries. Festival de Series de Valencia junto a Mikel Labastida y Áurea Ortiz con los que también realizo el podcast Laboratorio de Investigación de Series. Vamos, que a mí lo que me gusta es co-hacer cosas.

Llegué a Valencia en 2008 desde mi Asturias natal y tras cerciorarme de que aquello que me deslumbraba era el sol tomé una decisión, o bien conquistaba esta plaza o ella a mí, y aquí estamos.

Mi pasión son las ficciones, sea en el medio que sea, aunque el cómic siempre me ha cautivado especialmente. Si pasamos la cinta hacia atrás, de librero pasaría a divulgar sobre tebeos en la radio, de ahí a fanático que recorre festivales del cómic y finalmente llegaríamos al niño que sostiene un tebeo de Superlópez, Daredevil, Mafalda o tantos otros, con los ojos desorbitados. 

Casi al mismo nivel está mi filia por las series que gozo desde que grababa obsesivamente mis dibujos de la infancia para no perder la continuidad que la emisión de la tele me complicaba. Disfruté como una enano la revolución televisiva que empezó a finales de los 90 con HBO a la cabeza y redoblé mi gusto por el medio cuando comencé a hablar sobre él en radio y podcast. 

Desde 2017 canalizo mis ansias por hablar de las ficciones televisivas a través del podcast Laboratorio de Investigación de Series donde analizamos las series a conciencia y del Festival Labdeseries que celebra esta semana su V edición con una mezcla de charlas, encuentros con creadores y proyecciones que da lugar a algo realmente especial alejado del modelo habitual de los festivales.

También tengo una perra border collie llamada Pruna que adoro y que no entiende por qué estoy contestando estas preguntas cuando perfectamente podríamos estar en el parque disfrutando de ese sol que me sigue deslumbrando.

Aclaración al siguiente test: algún día el grupo de damnificados de «dime solo una… favorita» se unirá y os obligará a elegir entre vuestros vástagos. Marcad mis palabras. 

Una canción

The Suburbs de Arcade Fire para mi época valenciana y No one knows de Queens of the stone age para la época de fogosa juventud.

Una película

Utilizo mi primer comodín triple para decir: El viaje de Chihiro por su capacidad para el asombro, que es una de las cosas que más me atrae del cine, y para no dejar sin citar al maestro Miyazaki. Otra sería El apartamento que me parece una película perfecta del mejor guionista de cine de siempre. Finalmente, alguna de David Lynch y su universo que me sulibeya, diremos Mulholland drive.

Un montaje escénico

Alguna de las obras de la compañía A tiro hecho y su teatro político como El mercado es más libre que tú, que es con la que les conocí.

Una exposición

Recuerdo estar en Bruselas cuando inauguraron el Museo Magritte y me lo pasé pipa. También me impactó mucho la exposición de Giger (comisariada por Carlos Arenas) que justo se inauguraba cuando llegué a Valencia.

Un libro

El libro tiene que ser El señor de los anillos porque despertó una auténtica pasión por la lectura  cuando lo birlé de la estantería de libros de mis padres a los 13 años, recuerdo leerlo por las noches con una linterna como en las películas. Podría decir un cómic diferente cada día, pero hoy me quedo con Barrio lejano de Jiro Taniguchi, el autor más capaz de emocionar con viñetas que conozco.

Una serie

No voy a ser original, Perdidos porque lo cambió todo para mí y para todos, The wire porque fue mi puerta de entrada a las grandes series de HBO y Friends porque es la serie en la que más tiempo he pasado.

Un podcast

Escucho muchos podcast así que me lanzo con tres: Quieto todo el mundo para reírme un rato, Pictopía para aprender sobre cómic y Mínimo de veterano para seguir otra de mis pasiones, el baloncesto NBA.

¿Quién te gustaría que te hiciera un retrato?

Ya lo tengo y es obra de la ilustradora Nuria Tamarit, pero por tener recambios me gustaría uno de Joann Sfar o de Taiyo Matsumoto.

Una comida

¡Último triple comodín! De la tierrina la fabada de mi madre, de la terreta el arroz al horno y por último las patatas rellenas que hacía mi abuela.

Un bar de València

El King Creole en Ruzafa. Ya solo por echar un rato con Juanjo y Reme merece la pena pasarse.

Una calle de València

La calle Porvenir. No tiene nada de especial más que su nombre, que me parece fantástico, y el hecho de que viví en ella algunos años buenos.

Un lugar de València que ya no exista

El Rivendel Resto-bar, un lugar de reunión habitual que se echa en falta y que estaba dirigido por buenos amigos.

¿Con quién te tomarías un vermut?

Si pudiera devolverle a la vida con el mangaka y director de cine de animación Satoshi Kon, solo por intentar entrar por un momento en esa cabeza prodigiosa suya.