Me llamo Eugenia y tengo 22 años.
Vengo de Vigo, una pequeña ciudad costera al sur de Galicia. También viví varios años al norte, en la zona de la Mariña lucense, dónde los inviernos son inviernos con mayúsculas. Me mudé a Valencia hace un año cuando entré en la escuela de diseño del Carmen (EASD).
Siempre me ha interesado la fotografía, no sabría de qué modo exactamente. Ha sido una vía de escape muy interesante para reflejar conceptos y experiencias. Principalmente centradas en el paso de la adolescencia a la edad adulta y todo lo que ello conlleva. Los vínculos entre las personas, sexualidad, sentimientos, cuerpos y objetos fetiche.
Un disco: Últimamente tengo en bucle a MKRNI. Pero a la hora de escoger un disco me quedo con «Moon Safari» (Air). De toda la vida, mi padre y los viajes largos en coche mirando por la ventana.
Una película: «Canino», de Yorgos Lanthimos. Tanto el argumento como la estética me parecen brutales.
Un libro: «Testo Yonki» o «Manifiesto contra-sexual», de Paul B. Preciado. Fueron mi primera introducción a la teoría queer.
Una serie de tv: Este verano me enganché a «Stranger Things». Eleven es super riquiña.
Una serie de dibujos de tv: «Sailor Moon», doblado al galego. Lo emitían dentro de un programa infantil llamado Xabarín Club. Me parecía lo más, ella y sus transformaciones, el concepto de que podía con todo.
Una revista: Vein, Ponytale, Gràffica, Yorokobu.
Un icono sexual: Icono sexual como tal, no he tenido. Lo más parecido serían Lizzy Mercier Descloux, Chloë Sevigny o Lea Seydoux.
Una comida: Plan de domingo en casa con la familia: Empanada, pementos de padrón y Albariño.
Un bar de Valencia: Cualquiera con buena compañía. En el Cabanyal, La Peseta es genial para un plan de día. Por el barrio del Carmen, Rincón Latino o El Negrito por ejemplo, de ahí han salido historias muy divertidas.
Una calle de Valencia: Aún me queda por conocer la ciudad, poco a poco encuentro rincones nuevos que me encantan. Por lo pronto los jardines de Monforte tienen un encanto especial.