Me llamo Juan Terol, pero he de reconocer que si me gritas «Melenas» por la calle, me doy la vuelta, seguro. También es verdad que uno tiene ya una edad y si me lo dicen a corta distancia lo prefiero al grito. Nací y vivo en Valencia.
De las cosas que mas me gustan destacaría por encima de otras, la música y la fotografía. Aunque realmente, lo que mas me gusta es no hacer nada mientras escucho cualquier disco. En el mismo punto de placer están los paseos con la cámara de fotos por mi ciudad o por donde me pille. Callejear con la cámara es el deporte que más años llevo practicando. Esto me ha llevado a un conocimiento y afición por el callejero local. Presumo de poder señalarte sin pestañear en un mapa, la situación concreta de la calle Sollana o la de la calle Azcárraga, por ejemplo. Todas esas imágenes las recojo desde el año 2010 en mi blog.
A pesar de que intento sobrevivir con la fotografía como profesión, no me considero un profesional del medio. La fotografía para mi ha sido mas bien una elección vital. Estoy de acuerdo con la afirmación que hacía Cartier-Bresson, cuando dijo: «Sigo siendo un amateur, pero he dejado de ser un diletante».
Siguiendo con la música, de la misma forma que me topé con una cámara en las manos y ya no he podido parar, me sucedió lo mismo el día que me senté por primera vez en una batería. No debía tener mas de 13 ó 14 años. No soy muy docto en técnica ya que nunca he recibido ni clases del instrumento ni de lenguaje musical, he aprendido a hacerla sonar de forma natural, siendo el elemento fundamental en mi progresión con el instrumento el hecho de poder compartir años y años de ensayos con gente muy cercana a mí y con mucho talento. A pesar de no haber apostado por la música como forma de vida, ha sido y sigue siendo un espacio de libertad y placer absoluto el poder seguir tocando todas las semanas. Actualmente sigo con mi banda de toda la vida (¡12 años ya!), Lülla. Juntos hemos sacado tres discos. Desde hace un año y coincidiendo con la marcha de Carolina (voz y letrista), estamos trabajando un repertorio completamente nuevo y, obviamente, instrumental. Esperamos poder sacarlo al directo muy pronto. Años atrás estuve en bandas como Ontario y Trinidad y mucho mas atrás con los Vértigos.
Un disco: Por ejemplo, «There Is No-one What Will Take Care Of You», de The Palace Brothers. Will Oldham es un grande. Este es su primer disco bajo el alias de Palace Brothers (en los créditos del disco no aparece ni un solo nombre). El álbum suena como si uno de los cantantes de aquella amplia recopilación de Harry Smith («Anthology of American Folk Music»), hubiera grabado el disco en el salón de su casa. Puede no ser el mejor disco de los Palace, pero es el trabajo donde la obsesión de Will Oldham con el pecado y la redención resplandece con la claridad más dolorosa y absorbente.
Una película: «El hombre tranquilo», de John Ford. Un milagro del cine como tal. Hecha con puro lenguaje cinematográfico. Puede que sea, dentro de las películas que mas veces he visto, la que mas alegrías me regala.
Un libro: «El quinto en discordia», de Robertson Davies, el primero de los libros de la «Trilogía de Deptford», donde Davis viaja a los recuerdos de infancia de su Canadá rural a través de la vida de tres personajes (uno por libro). En «El quinto en discordia» conoceremos la vida de Dustan Ramsay, narrada por él mismo en primera persona, donde nos muestra su visión del mundo, la de un tipo racional que a través de sus vivencias y sentimientos y mediante la aparición de personajes muy singulares, nos recuerda la importancia en la vida de lo supuestamente insignificante… Leer este libro te ayuda a reflexionar sobre nuestra postura ante la vida y ante los demás.
Una serie de tv: Diré «Forbrydelsen», serie danesa de tres temporadas. Ambientación oscura y buenos personajes.
Una serie de dibujos de tv: «Hora de Aventuras». Porque demuestra que ser un niño no es sinónimo de ser imbécil, porque en ella se santifica el baile, la diversión y lo aleatorio de la vida.
Una revista: El proyecto C Photo de Ivorypress. No es exactamente una revista sino mas bien un proyecto editorial destinado a promover la fotografía. Está compuesto de veinte números encuadernados e impresos con mucho amor, y lo mas importante, contienen una amplia visión de la creación fotográfica internacional actual. Está fundado por la doctora Elena Ochoa, sí la de «Hablemos de sexo» de Chicho Ibáñez Serrador (aquel programa de los 90 donde decían pene, coito y clítoris sin el menor pudor).
Un icono sexual: Ava Gardner, por razones obvias.
Una comida: Los macarrones a la cazuela con jamón, lomo de orza y tomate que hacía mi abuela Celia. He intentado que la receta siga viva.
Un bar de Valencia: El Sorbo, en la calle Los Centelles, 24. En verdad fue mi único bar desde 1993 hasta 2009, cuando Iñaki y María se jubilaron y traspasaron el negocio. Allí y junto con mis amigos de siempre, vimos pasar los mejores años de nuestra vida.
Una calle de Valencia: La calle Cádiz, en Ruzafa. Creo que es la calle mas importante en mi vida. Por un lado, me permitía vivir a menos de 50 metros del bar El Sorbo, solo me ganaba mi amigo Javier Lacasta, que estaba dos portales mas cerca. En un plano mas sentimental, fue donde me mudé con el amor de mi vida y es la calle que ha visto nacer y crecer a mis tres hijos.