Soy Julio Antonio Blasco, también conocido como Sr. López. Licenciado en Bellas Artes por la Universidad Politécnica de València con más de 25 años trabajados como ilustrador y diseñador gráfico, que se dice pronto.

He faenado y publicado para clientes o editoriales como: Usborne, Wonderbly, Edelvives, Laurence King, Gestalten, Knesebeck, Kosmos Uitbergers, Saltimbanque Editions, China Youth Press, Albin Michel Jeunesse, Il Castello Edizioni, Korean DaDam Education, Storytime Magazine, Anaya, Combel, Edebé, Liberalia, Promopress, Planeta, TV3, Londji, Consorcio de Museos de Valencia, IVAM, Fundación Bancaja o Fundación Canal entre muchos otros.

En definitiva, he trabajado como ilustrador de libros infantiles, juveniles y de adultos, en diseño gráfico, diseño de expositivo, audiovisual y publicidad.

Mi trabajo se ha movido y se mueve entre la ilustración, la pintura, el diseño y el collage; Un ir y venir entre los diferentes campos de la creatividad para desarrollar imágenes resultado de la mezcla de varias disciplinas: Un collage de técnicas, materiales, propuestas y métodos.
…Y como todo esto parece que se me quedaba corto, decidí probar en otros terrenos como el de la docencia. En esta área, he impartido conferencias y charlas, talleres y módulos de especialización en ilustración en escuelas de diseño como el Instituto Europeo de Diseño (IED) de Barcelona, en la Escuela Superior de Arte y Tecnología (ESAT) de Valencia, en la Facultad de Bellas artes de Valencia a través de su Congreso de Ilustración, en Escuelas de Arte Superiores y de Diseño (EASD) de Alcoy y Castellón y en diferentes espacios de Zaragoza, Palma de Mallorca o Barcelona.

Me gusta dibujar, pintar y crear… adoro proyectar, soñar, la naturaleza, las plantas… me gusta estar en casa, me gustan los árboles de navidad y me encantan las luces intermitentes hasta rozar el ataque epiléptico. Adoro las propuestas interesantes, lanzarme de cabeza a nuevos retos y adaptarme a las necesidades del cliente… con todo esto que os cuento os podéis hacer idea de la dimensión de mi dispersión y de mi cabeza inquieta que me lleva a saltar de un campo a otro, de un registro gráfico a otro, de un perfil de cliente a otro… y además, como aún así me sigo aburriendo de las rutinas, también tengo el placer de ser actualmente el dueño de un pequeño rincón de belleza en Valencia, que gestiono junto a Lola Blasco López. Se trata de la librería y galería especializada en Ilustración Estudio 64… y esto, tras haber puesto en marcha, junto a Javier Undiano Gregorio, una mini mini mini mini editorial, Símientes Editores, cuya ‘gran’ aventura fue la de publicar dos libros, ambos galardonados con algunos premios Anuaria: Viajes y otros apuntes, con ilustraciones mías y prólogo de Txabi Arnal, y Hacia ningún lugar, una colección de silencios, de Mar Hernández, Malota, con prólogo de Parade; Libro mejor editado de la Comunidad Valenciana en 2014.

Una canción:

“Dinamita” de La Bien Querida… buf… me explota la cabeza cuando la escucho, me lleva a sitios vividos, experiencias pasadas, placeres, dolores, recuerdos, añoranzas, pasado y presente… siempre banda sonora de mi vida… aunque, pensar en una sola canción me resulta muy difícil… la elección depende del momento, de la vida, de muchas cosas… la música es fundamental en mi día a día. Con los años voy construyendo mi banda sonora vital, a la que van incorporándose canciones, así que como mi naturaleza es barroca y el minimalismo no va conmigo, voy a citar otra canción, en este caso de Facto Delafé, “Mar el poder del mar”, una canción muy importante en mi vida ya que fue la puerta de entrada para alguien, abrió un camino… de hecho una de las frases de la canción está grabada en uno de mis anillos y la misma frase, es el epitafio de alguien… y bueno, que decir de “Mistery of love”, de Sufjan Stevens o de “I get Overwhelmed”, de Dark Rooms… uf…. O cualquiera de La Casa Azul o de La Habitación Roja o de Stromae o de Jens Lekman… Y voy a dejarlo aquí, venga va.

Una película:

Al hilo de una de las canciones que he citado anteriormente, podría nombrar una película fantástica, Call Me by Your Name, delicada, deliciosa, film que me transportó a importantes partes de mi vida, a sensaciones vividas y otras no vividas… también dejó huella en mi retina La gran belleza, de Paolo Sorrentino o Deseando amar, de Wong Kar Wai, bella y seductora.

Un montaje escénico:

Un montaje escénico o performance que viví hace muchos años, alrededor de 1995, fue la inauguración de una exposición en la Fundación Miró, en la que se exhibía todo un mundo mironiano alrededor del circo y del teatro: vestuario, dibujos y otras obras del autor que el día de la inauguración vestían bailarinas subidas a pedestales a modo de esculturas o domadores de caballos en los patios de la fundación, con caballos incluidos recorriendo la pista del circo… fue un montaje fabuloso.

No sé si esto vale como montaje escénico, pero me vienen a la memoria dos actuaciones a las que recientemente tuve el placer de asistir en el Teatre El Musical. Una de Martirio, maravillosa, en escena solamente su acompañante a la guitarra y ella, con su voz y los colores de su vestido, llenando el escenario… impresionante, memoria de tiempos vividos, parte de mi banda sonora, como he citado anteriormente… y en el mismo teatro, puede ver a Rodrigo Cuevas con su espectáculo Trópico de Covadonga. Tradición, electrónica, humor, baile, verdades, mentiras, panderetas, percusión, voz y mucha sinceridad, ganas y entrega. Hubo una conexión total entre Rodrigo Cuevas y los espectadores y en cuanto a puesta en escena, sencilla pero poderosa, vestuario, luz, audiovisuales, músicos e instrumentos.

Una exposición:

Exposición, ummm… Va a estar feo, pero voy a nombrar algunas de las que yo he hecho. Cada exposición que he realizado ha supuesto un momento importante para mí, un punto y aparte en mi carrera como artista o ilustrador o lo que quiera que sea. Una de la que guardo un gran recuerdo fue en una galería de Zaragoza llamada La libreta de los dibujos y otra que también recuerdo con mucho cariño fue en la CAI de Zaragoza, enorme exposición, se tituló Pájaros en la cabeza. Por muchas razones, una exposición tremendamente importante para mí.
Y dejando mi ego a un lado, hace no demasiado tiempo, pude visitar una fabulosa exposición en el IVAM: Des/orden moral, arte y sexualidad en la Europa de entreguerras. Y acaba de venirme a la cabeza una exposición que me emocionó enormemente… poder ver y disfrutar de la obra de Rodin en su museo en París fue impresionante, y por cierto, en París también, disfruté enormemente en el Museo Quai Branly de su colección de obras artísticas de Asia, Oceanía, África y América, una experiencia maravillosa.

Un libro:

Muchos y ninguno, no tengo un libro favorito, cada uno gustó y fascinó en su momento, podría nombrar algunos de García Márquez, unos cuantos de Auster o La historia del señor Sommer, de Patrick Suskind (al que dieron forma musical La Buena Vida) o algunos de Murakami… y de ilustración infinitos… tengo infantiles, juveniles, para adultos… Es una debilidad. Recuerdo también que Las ciudades invisibles, de Ítalo Calvino me tuvo fascinado varios años, leyéndolo, releyéndolo y construyendo ilustraciones, pinturas y pequeños objetos inspirados en el libro.

Una serie:

Veo pocas, muy pocas, soy más de películas, aunque Modern Family siempre me ha divertido mucho verla, me trae muy buenos recuerdos y sensaciones, podría estar viendo capítulos sin parar.

Un podcast:

Los podcast no han llegado a mi vida, sólo los de mi nutricionista y los consumo por prescipción médica. Más que podcast, un programa de radio que me ha dado a conocer montones de cosas, Siglo 21, en Radio 3, lo escuchaba con avidez incluso tomando notas, era esa época en la que existían las tiendas de alquiler de cd’s, así que luego iba a alquilar todo lo que había descubierto en la radio.

¿Quién te gustaría que te hiciera un retrato?

Mark Ryden o Sergio Mora o Gary Baseman… con sus puntos de vista pop surrealistas, estaría bien, serían una maravillosa opción, aunque no le haría feos al naif de Eva Armisén… o una foto de Pierre et Gilles también me daría gozo, ya que nos ponemos.

Una comida:

Uf… Tantas… me emociona comer, ¡disfruto tanto!… ummm, podría citar el arroz al horno de mi madre, sé que esta respuesta es obvia y socorrida, toooodas nuestras madres siempre son las mejores cocineras, pero además en mi caso es verdad… jajajaja… y podría nombrar también las croquetas de la Taberna Doña Casta en Zaragoza, ¡madre mía! ¡palabras mayores!… o la bifana de la desaparecida Tasca La Lusitana, frente al Mercado del Cabanyal, un pequeño bocadillo de carne de cerdo cocinada al horno con vinho verde portugués y pimentón, muy similares a las de Oporto en Casa Guedes…. ¿Sigo citando comidas?…

Un bar de València:

Me trae muy gratos recuerdos el Bar Quiosco Aduana, un lugar de esos “de toda la vida”, debajo de un gigantesco ficus frente al puerto de Valencia. En su terraza, bajo la sombra del ficus, numerosos domingos he tomado una cerveza o un vermú con clóchinas y otras cosas ricas… la pena es que ahora se haya convertido en restaurante y sólo sirvan comidas y cenas, con la consiguiente subida de precios.

Una calle de València:

La calle de La Paz siempre ha ejercido en mi cierta fascinación, por sus edificios, su energía, sus calles adyacentes que esconden preciosas arquitecturas y plazas, y su desembocar en la Plaza de la Reina, con Santa Catalina y toda la magia de ese entorno.

Otra calle que me gusta mucho es la de La Reina, en el Cabanyal, por el ambiente que se respira, porque es barrio y porque es parte de mi infancia, allí iba a comprar a Mas Masiá y a otros comercios como ferreterías o tiendas de zapatos por la zona.

Un lugar de València que ya no exista: 

La Plaza Redonda, con su antigua estructura, sus locales, sus tiendas de hilos, los pájaros los domingos, los libros, la cerámica…. Sé que sigue existiendo, pero bajo mi punto de vista desapareció cuando la remodelaron.

Otro lugar desaparecido, El Tornillo, en la Plaza del Cedro, un pequeño local en el que he tomado copas y bailado infinidad de veces, muchas de ellas con Toxicosmos como dj.

¿Con quién te tomarías un vermut?

Con amigos, siempre con amigos. Me gusta sentirme cómodo y un vermú con amigos es un oasis, es un descenso del ruido ambiente, es una caricia y son unas risas, ¿con quién mejor si no?