Soy Liz Dust, aunque me gusta que me llamen ahora Un rayo de Liz por eso de ser más poética. Soy travesti 360 o como digo de coña travesti Gourmet. Siempre me ha interesado el espectáculo y la cultura, pasear entre un mundo y otro sin poner mucho freno. Soy presentadora, actriz, cantante, animadora y todo esto lo puedes ver en práctica es espacios como Turangalila (espectáculo), Colors al Cercle (presentadora) o Amarillo 102 (teatro). La identidad travesti me permite explorar sobre mí y mi contexto de un modo creativo. Al final se trata de hacer lo que a una le salga… del alma.
Una canción:
«E penso a te», de Mina y «Soy lo Prohibido», de Olga Guillot. «Bachelorette», de Björk ronda siempre también.
Una película:
Hedwig and the angry inch son las sagradas escrituras del travestismo. Siento debilidad por Eva al desnudo, ¿Qué fue de Baby Jane? y Lawrence Anyways.
Un montaje escénico:
Me marcó, por muchas circunstancias, Ciudadano Sade, de Ximo Flores, lloré con Shhhh!, de Marian Villaescusa y Chicago, el musical, me motiva a seguir cabarateando.
Una exposición:
Recuerdo que disfruté mucho una retrospectiva de la obra de Björk en el MoMA hace unos 8 años. Como amante de la moda y el cine visité en el CaixaForum de Madrid el recorrido de Gaultier en el cine. Disfruté como una perra. En València recuerdo dos en este último año. La Margot. Trans (formarse) en libertad, en el MuVIM y DES/ORDEN MORAL, sobre la sexualidad en el el periodo de entreguerras en el Ivam. Y me conquistó la propuesta de LUCE en el mismo.
Un libro:
¡Anarcoma, de Nazario!
Una serie:
Me fascinó Fleabag, quiero ser el personaje principal en plan travesti.
Un podcast:
Elijo el podcast según la persona a entrevistar.
¿Quién te gustaría que te hiciera un retrato?
Puestas a pedir, Carlota Guerrero no me viene mal. Pero sinceramente cualquiera de lxs artistxs que tenemos en València es maravilla.
Una comida:
¡Natillas con galleta!
Un bar de València:
Turangalila (restaurante), Lolita, Muviment, Café de Las Horas… locales cargados de mariconismo.
Una calle de València:
Cualquiera que no sea «bonita”. La tendencia sería nombrar una calle poderosa estéticamente pero sabemos que València es tal cual por su ying y yang. Por eso voy a nombrar la calle Reus.
Un lugar de València que ya no exista:
Cuando empecé a salir por el ambiente recuerdo que antes íbamos al ADN. Era un espacio acogedor para ir calentando motores. Además de la zona tan característica que es el barrio del Carmen.
¿Con quién te tomarías un vermut?
Me hubiera encantado conocer con un vermut a Carmen Alborch. La vi en alguna ocasión pero nunca más allá de un “hola”.