Soy Patricia Miró, pero mucha gente me conoce como Trisah Miró. Soy de València, pero me crié en un pueblecito de Alicante, Muro d’Alcoi y en mis venas corre sangre alcoyana.

Estudié Historia del Arte y soy gestora cultural y mediadora artística y, si tengo que definirme, diría que soy una tía sencilla, que no simple. Me gustan los pequeños placeres, cuidar y hacer feliz a la gente. Tengo dos gatos: Carabassa y Mops. Y, cuando tengo tiempo, me gusta escribir. Ahora mismo estoy focalizando todas mis fuerzas en un proyecto personal: Siroco Cultural, del cual soy cofundadora con dos personas que amo y admiro profundamente.

Mi mantra: Nadie va a venir a regalártelo, así que búscate la vida por tu cuenta. Como una vez dijo un colega: pongámoselo fácil a la suerte ¡y en eso estamos!

 

Un disco: Me va a costar mucho decantarme por uno. Soy un ser muy cambiante y dependo mucho de mi estado de ánimo. Así de pronto, el primero que me viene a la mente es Alabama Shakes con su primer disco Boys & Girls. Brittany Howard es una diosa. La verdad es que soy muy ecléctica con la música. Para mi todo depende del momento. Puedo ir desde Bob Dylan, Neil Young (¡adoro las armónicas!), pasando por Santana, Janis Joplin, Jethro Tull, los Rolling, Queen, Bowie…; pero también flipo con Sofi Tukker, Fuel Fandando, Lianne La Havas, Vetusta Morla… Cocinando, lo tengo claro, la triada de Ella Fitzgerald, Billie Holiday y Nina Simone. Tienen la capacidad de iluminar un espacio con su sola presencia.

Una película: De nuevo, el momento lo es todo. Tres marcaron un antes y un después en mi vida: Tesis, de Amenábar; El resplandor, de Kubrick y El desencanto, de Chávarri. La familia de los Panero me atravesó por completo. Si me tengo que reír: El Gran Lebowski, de los Coen. Su BSO es maravillosa. La teoría es que, si la BSO es buena, nada puede ir mal. Si nos movemos en otros terrenos, El Sur o El espíritu de la colmena, de Erice, Paisaje en la niebla, de Theo Angelopoulos o José Luis Guerín con su Tren de sombras. Me atrapa el cine que es pura poesía visual. O cualquiera de la Nouvelle Vague. ¡Cómo dejarlas de lado! Si es de terror, cualquier asiática de los 2000, fueron unos auténticos genios.

Un montaje escénico: No te salves o Donde las papas queman, ambas de A Tiro Hecho. Y también cualquier montaje de teatro de objetos de Nelo Sebastián, de Vudú Teatro. ¡Es un mago!

Una exposición: El Bosco. La exposición del V centenario, del Prado. Es increíble el mundo de El Bosco. Ese día lo tengo grabado en la retina.

Un libro: Tres han marcado mi vida de algún modo. Hojas de hierba, de Whitman; Los Vagabundos del Dharma, de Kerouac (adoro a la Generación Beat) y Rayuela, de Cortázar. Además de cualquiera de Salinger que me transporte a la Familia Glass (Levantad carpinteros las vigas del tejado, Hapworth 16, 1924, Franny and Zooey). Esa familia es una auténtica delicia. Últimamente también he gozado con la gran Vivian Gornick.

Una serie: Hay muchas, pero si es del género True Crime ya me tienen. Las últimas con las que he flipado, aunque no sean de esa temática, han sido Years and Years, El Colapso, Antidisturbios o Homeland… Si las mujeres son las protagonistas: Fleabag o La maravillosa Señora Maisel (aunque, para mi, la última temporada deja mucho que desear).

¿Quién te gustaría que te hiciera un retrato? La verdad es que me hubiera encantado tener mi propia versión de Girl With Cat, del pintor Ernst Ludwig Kirchner, pero claro, con mis dos gatos, uno a cada lado. ¿Alguien se anima?

Una app: Por la mañana Spotify, al mediodía El Tenedor o Too Good To Go y acabaría el día con cualquiera app para escuchar podcasts.

Una comida: Me gusta la comida con contrastes (árabe, india…). He descubierto hace poco la hawaiana y también la compro.

Un bar de València: Sin lugar a duda, el Café Museu. ¡Allí pasa todo!

Una calle de València: ¡Zurradores! Esa calle es pura magia. Allí han pasado muchas cosas especiales en mi vida.

Un lugar de València que ya no exista: Uff. No hay uno en concreto, pero me jode ver cómo van desapareciendo muchos lugares en pro del turismo de masas y convertir la ciudad en un modelo impersonal, repleto de franquicias, como está pasando en muchas ciudades europeas (y no europeas) actuales que ya no sabes si estás en València, Roma o Lisboa, por mencionar algunas.

 ¿Con quién te tomarías un vermut?  Si pudiera, con el que fue mi mejor compañero de aventuras que, desde aquí, le mandó un beso donde quiera que esté ahora. I’m a big girl now.