Me llamo Rafael Domínguez, después de más de 20 años trabajando en Tirant lo Blanch, tanto en la librería como en la editorial, en enero de este año me dejé querer por el que creo es uno de los proyectos más atractivos de fomento del libro y la lectura en valenciano, la Plaça del Llibre. La Fundació FULL lleva a cabo muchos proyectos de fomento del libro y de la lectura como De viva veu, Autors a les aules, Ciutat lectora, exposiciones, rutas literarias, por mencionar algunas.
Este año, la Plaça del Llibre de València cumple su décima edición y ya se ha consolidado como el festival literario en valenciano más importante, con una gran afluencia de gente, tanto de participantes, hasta 60 editoriales, como de público. El año pasado pasaron 15.000 personas en una semana; pero también con una gran variedad de actividades para todo tipo de público en el que es el comienzo del otoño literario, ya que le seguirán en noviembre la Plaça del Llibre de Castelló y la Plaça del Llibre de Sueca.
Una canción:
Les copains d’abord, de Georges Brassens, un irreverente y libertino cantautor francés que me ha hecho compañía desde la juventud.
Una película:
Uno, dos, tres, de Billy Wilder, una brillante comedia que no nos deja descansar de reír, trepidante, ácida y siempre actual.
Un montaje escénico:
Le Cirque du Soleil, brillante, deslumbrante y emocionante, sus espectáculos son maravillosos.
Una exposición:
La exposición de Barceló a València, al Centre del Carme hace más de 20 años, quedé impresionado por la fuerza que transmitían sus cuadros.
Un libro:
Demasiado difícil para mí, leo demasiado para poder escoger uno, pero algunos de los que más me han marcado podrían ser: Diccionari per a ociosos, de Joan Fuster; Un mag de Terramar, de Ursula K. Leguin; Rayuela, de Cortázar; L’spleen de París, de Baudelaire o Middlemarch, de George Eliot.
Una serie:
Tambien unas cuantas, pero recientes, Peaky Blinders.
Un podcast:
Muy aficionado a Gent ràndom, a Deparkineo y a Cooltura escacs.
¿Quién te gustaría que te hiciera un retrato?
Difícil, no sé posar, he sido fotógrafo durante una parte de mi vida y siempre he estado más cómodo detrás que delante de la cámara, puede que por eso alguien como Robert Frank, Cartier Bresson o Cristina García Rodero, más habituados a hacer fotos “à la sauvette”.
Una comida:
Jajaja, todavía peor, soy demasiado buen comedor, pero puede ser la más típica para un valenciano, pero también la que genera más fiesta y convoy, la paella. Pero hay muchas comidas en el recetario valenciano que me apasionan, como el allipebre por ejemplo.
Un bar de València:
El Negrito. Durante una parte de mi vida fue el punto de reunión de amistades compartidas, muchas historias empezaron y acabaron allí, muchas vidas se cruzaron en ese local.
Una calle de València:
La Plaça del Mercat, un lugar lleno de vida, aunque últimamente esté invadida por los turistas.
Un lugar de València que ya no exista:
La Plaça Redona, al menos como estaba antes, puede ser que no fuera muy saludable, pero no te aburrías. Una plaza con alma, hoy es un sitio insípido donde no entra casi nadie. Se nota que me crié en Ciutat Vella, ¿no?
¿Con quién te tomarías un vermut?
Lo tomo todos los domingos con mi mujer y así me gustaría que siguiera siendo, pero por fantasear y decir alguien que me apetezca ahora mismo, pongamos que con la reciente premio Nobel de Literatura Annie Ernaux, o claro, en la playa de Sète, junto con mi admirado Brassens.