La intervención arquitectónica y patrimonial en los Santos Juanes de Valencia culminará este año, realzando su riqueza histórica y artística, sin cerrar al público.
La Iglesia de los Santos Juanes, situada frente a la Lonja de la Seda en la Plaça del Mercat, es uno de los principales ejemplos del patrimonio barroco valenciano. Su origen se remonta al siglo XIII, cuando fue construida sobre una antigua mezquita. Sin embargo, la configuración actual del edificio responde a la gran reforma barroca realizada entre los siglos XVII y XVIII, especialmente tras el incendio de 1592.
Los trabajos de restauración que se encuentran en su fase final comenzaron en 2021. La actuación ha comprendido la consolidación estructural y la limpieza de todas las fachadas —excepto la de les Covetes, de titularidad privada— y se centra ahora en la recuperación interior del templo, con especial atención a los frescos de la bóveda realizados por Antonio Palomino. Esta obra pictórica es considerada una de las más importantes del barroco español por su complejidad técnica y narrativa.
La intervención está dirigida por el arquitecto Carlos Campos y ejecutada por Estudio Métodos de Restauración (EMR), con la coordinación científica de la catedrática Pilar Roig, profesora del Departamento de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de la Universitat Politècnica de València e investigadora del Instituto Universitario de Restauración del Patrimonio.
Además de los frescos de Palomino, se están restaurando los estucos ornamentales de los artistas italianos Giacomo Bertesi y Antonio Aliprandi, así como los elementos decorativos originales del presbiterio. También se está renovando el sistema de iluminación interior y los revestimientos, con un enfoque respetuoso con la estética y los materiales originales del edificio.
A pesar de las obras, el templo permanece abierto. Para garantizar el acceso del público y la continuidad de las actividades culturales, se ha habilitado la Capilla de la Comunión mientras se interviene en la nave central.
La restauración permite redescubrir detalles arquitectónicos como el óculo gótico cegado, la portada barroca y la singular veleta en forma de pájaro, vinculada a la iconografía de San Juan Evangelista. Con esta intervención, el edificio se reintegra como parte esencial del conjunto patrimonial del centro histórico, junto a la Lonja y el Mercado Central.