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Estylo. Confección a medida. C/Los Leones, 31 Tamaño local: 14 m2

Marieta Obilisteanu lleva 22 años siendo modista y cinco años en este minúsculo local repleto de tejidos, prendas colgadas (pendientes de prueba o arreglo), bobinas de hilo y utensilios para el planchado. Porque aunque 14m2 sean muy pocos metros, en cuestión de costura, el espacio de la máquina plana es la medida mínima, justísima, para emprender un negocio de confección a medida. Un empeño que para quien lo vive se convierte en una pasión-obsesión; porque la costura absorbe, abduce, y aunque nos confirma Marieta «que jamás fue bien pagada», ella sigue en sus trece en unos tiempos propicios para  mejor lo arreglo que lo tiro. «Eso sí, antes al comprarse más moda, había mucha más faena».

Coser por cuenta propia no es comparable a pilotar un coche a toda velocidad por una carretera solitaria, pero casi. Es lo que tiene el pedal de aceleración de la máquina, y la absoluta libertad de un oficio manual. «Me defino como una rebelde» se retrata con orgullo, mientras no para ni un segundo de coser, durante el transcurso de la entrevista, y todos sus movimientos (calibrando la medida del tejido con sus dedos, deslizándolo por la implacable aguja, mientras atiende a la hija adolescente que baja de casa y necesita dinero para hacer la compra) son perfectos, certeros, sin margen de error; dando el resultado que se espera. Produce envidia observar como se maneja una máquina tan mágica con ese dominio absoluto. La misma que me provocaría el torno del alfarero, o la sierra del carpintero. Las manos, siempre las manos.

Marieta me cuenta como el azar de las páginas amarillas, en la búsqueda de tiendas que necesitaran de su oficio (cuando llegó de Rumanía), le hizo recalar sin conocerlo en casa de Francis Montesinos (en aquel tiempo el modisto tenía su tienda en la calle Trinitarios), «me dijeron que llevara un modelo que hubiera confeccionado, y fue un vestido de noche con tela brocada de valenciana». Inmediatamente, la aceptaron en el taller. «Me convertí en persona de su confianza y con él viaje hasta Madrid y estuve en la pasarela Cibeles, aprendí muchísimo».

«Para mi la costura es todo, es lo que más me gusta. He realizado otros trabajos y aunque se me daban bien siempre he vuelto a la confección. Mi sueño sería abrir mi propia tienda on-line. Me gusta trabajar los vestidos de noche, fiesta, novia… cosiendo siempre por mi cuenta». Un proyecto que perfila en sus noches de insomnio: «tengo una libretita en la que voy dibujando de madrugada los diseños que se me ocurren».

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Fotos: Eva M.Rosúa