No deja de tener su gracia que ahora que a Alberto Fabra le ha dado por jugar al Quien es Quien de la identidad valenciana, ya no sigue en facebook a la AVL y se pasea de la mano de la RACV, la ABC estadounidense haya estrenado una miniserie musical, de ambiente medieval, en el que aparece un territorio bautizado como Reino de Valencia.
No hay fenómenos extraños en la tercera fase. Tampoco muertos en morbosas circúnstancias. Ni siquiera una trama complicada conspiranoide. Se trata, simplemente, de una comedia llamada a pasar sin pena ni gloria en la que no confía ni su cadena. Estrenar en enero y dos capítulos a la semana es como cuando en los pubs apagan la música y encienden la luz. Pero Galavant (que así se llama) ha nacido con ganas de poner en un aprieto a sus responsables. El día de su estreno (y pese a coincidir con fútbol americano y Los Simpson) arrancó unas cifras bastante dignas.
Con unas gotas de Robin Hood, otras de La princesa prometida, algo de los Monty Python y también del Shrek más bobalicón, la ficción nos cuenta las calamidades que vive el supuesto héroe que da título a la serie. Un gran amor perdido, un malvado monarca, una joya pretendida, una mujer ambiciosa, torneos y parafernalia de época y la capacidad de redimirse (y abandonar la bebida) del protagonista. Todo salpicado de ocurrentes temas musicales (firmados por el tándem Alan Menken y Glenn Slater), divertidos golpes de humor, ejercicios paródicos de nota, factura visual made in Disney y una galería de secundarios emergente. Que cada entrega apenas supere los veinte minutos también juega a su favor. Además, prometen cameos de Ricky Gervais, Rutger Hauer y «Weird Al» Yankovic. Una serie que bien gestionada, podría tener continuidad e incluso saltar de la pequeña pantalla a los escenarios. Empieza bien el 2015 para los teleadictos.