Sorolla. Dibujante sin descanso (Fundación Bancaja, hasta el  9 de enero de 2022) ofrece por primera vez en València un recorrido por la producción de dibujos del artista valenciano. La exposición, comisariada por Inés Abril y Mónica Rodríguez Subirana, muestra más de cien dibujos de Joaquín Sorolla, todos ellos de la colección del Museo Sorolla a excepción de uno de la colección de la Fundación Bancaja, tres que han sido prestados por la Universidad Complutense de Madrid y uno por una colección privada, exhibiéndose al público por primera vez.

La selección permite percibir la evolución que experimenta el trazo del artista y revela los aspectos que más le preocuparon en el ejercicio del arte. A través de este conjunto pueden verse también los distintos usos que el pintor le dio al dibujo. Sorolla no sólo utilizó el medio gráfico como paso previo a su obra pictórica, a modo de preparación y exploración para sus grandes lienzos. También usó el dibujo como fin en sí mismo, como puro entretenimiento y también para guardar recuerdo de aquellos a quienes más quería: su familia.

Joaquín Sorolla ha sido considerado siempre un pintor de la luz y el color. La exuberancia de su paleta, la rapidez con la que ejecutaba sus cuadros para poder fijar el instante fugaz y su capacidad para captar la luz, subyugaron ya al público de su tiempo, y también ahora al actual. Sin embargo, esa frescura en su pintura no es tan espontánea como parece. Detrás de ella hay un trabajo disciplinado y constante, multitud de ensayos, periodos de aprendizaje y preparación antes de acometer un gran cuadro. Los numerosos dibujos que se conservan de su mano son la mejor prueba de ello: hay constancia de más de 8.000 dibujos realizados por Sorolla, 5.000 de los cuales se conservan en el Museo Sorolla.

Estas cifras son la evidencia del carácter infatigable de Sorolla y nos hablan de su faceta de dibujante prolífico, un “dibujante sin descanso” durante toda su carrera. Sin embargo, esta faceta es aún un tanto desconocida. Son contadas las ocasiones en las que Sorolla envió dibujos a sus exposiciones, apenas regaló algunos a personas cercanas y, a diferencia de sus notas de color, no solía colgarlos en su estudio para mostrarlos a sus clientes. Aunque en los últimos años la obra gráfica del artista se ha ido dejando ver con más frecuencia en diversas exposiciones, la fragilidad de los materiales de dibujo y la enorme sensibilidad del papel ante la luz, hacen que su exposición sea tremendamente delicada y, por tanto, excepcional.

La muestra se estructura en cuatro secciones: ‘Dibujo, familia, hogar’, con dibujos del entorno familiar de Sorolla y su vida cotidiana; ‘La línea en el inicio’, en la que se exponen dibujos de sus años de juventud; ‘Grandes obras, grandes dibujos’, donde se muestran algunos de los dibujos preparatorios más espectaculares del artista que reflejan la premeditación y el estudio que hay detrás de sus lienzos; y ‘La ciudad moderna’, donde pueden contemplarse escenas urbanas de ciudades como Nueva York o Chicago, que fueron un motivo muy frecuente en sus dibujos y notas de color.

Con motivo de la exposición se ha editado un catálogo con la reproducción de las obras acompañadas de textos de las dos comisarias, así como un audiovisual inédito que explica las técnicas utilizadas por Sorolla en su faceta como dibujante.