Ana Duato y Darío Gardinetti, dos grandes del panorama teatral internacional, nos visitan con una obra sobre el amor, el desamor, la palabra y el silencio. Un texto de Marguerite Duras, dirigida por Magüi Mira.

La Música cuenta la historia de un reencuentro: tras dos años apartados, Él y Ella se ven en un hotel para cerrar los trámites de su divorcio. A lo largo de esa noche emergen recuerdos de amor y dolor en un clima en el que callar o hablar lo cambia todo. Una historia de pura pasión, dolor, humor y sexo.

Él y Ella. Son personas que se han amado y se han separado. Hicieron como todo el mundo, se casaron, formaron un hogar y después, de pronto, se vieron arrancados uno del otro por la fuerza terrible de la incomunicación. Han llegado a esta ciudad para ejecutar el último acto de su separación, el juicio del divorcio. Siguen sin saber que les pasó. Vinieron cada cual por su lado para volver a verse por última vez, casi sin desearlo.

Ella parecería ser más libre, más capaz de olvidar los detalles de su pena, del infierno que vivieron, de sus golpes recíprocos. Pero no puede olvidar lo esencial, lo que ella veía claramente y con cierta lógica: el desastre al que están destinados los amantes que se prometen la vida. En él, el sufrimiento aún está latente. Pelea. Quiere arrancar ese dolor de su vida. Todavía cree en la felicidad eterna. Él se expone al dolor. Ella lo sabe. Sabe también que sin ella él puede ser cruel.

Los dos solos en ese hotel toda una noche. Noche caliente de verano. Hablan y hablan durante horas. Se observan. Hay risas, gritos, furiosas discusiones, y amor desesperado. Insoportable amor. Sus voces se quiebran mientras avanza su última noche. Noche en blanco. Permanecen atrapados en aquella candidez del primer amor. Y lo saben. La llegada del día inexorablemente pon el fin a su historia. O no. Todo ha acabado. Todo puede comenzar. ‘La Música’, dice Magüi Mira, es un constante reescribir la imposible partitura del amor.

Marguerite Duras, una mujer que se escribió a sí misma

En ella la vida, el amor y la escritura resultan ser elementos integrales de una única historia. Duras nace y crece en- vuelta en violencia, amor y muerte. En su obra, producto de esta experiencia, resulta casi imposible situar el límite entre realidad y ficción. Decía de si misma que en su largo recorrido solo había sido fiel al alcohol y a la escritura.

Duras se proyecta como la autora del deseo, la narradora del eros. Su teatro, su narrativa y su cine están preñados de una emoción contradictoria. Laten con el pulso de su propia vida. Su estilo fue volviéndose cada vez más abstracto, íntimo y abiertamente feminista. Los silencios, la violencia repentina e inexplicable, la mordida de la pasión, el naufragio en el amor, conforman el núcleo de su creación. Una artista frenética, compulsiva, libre, inclasificable, que ha trascendido convertida en icono popular.

Su firme desprecio por la opinión pública le permitiría expresarse sin filtros. Ganadora del Gran Premio de Teatro de la Academia Francesa, fue directora de sus propios textos teatrales como La Música. Con El amante (1984) obtuvo el Premio Goncourt, y alcanzó un éxito mundial, con más de tres millones de ejemplares vendidos y traducida a cuarenta idiomas.

Escribió el guion de Hiroshima, mon amour, película dirigida por Alain Resnais, Duras fué nominada al Oscar como mejor guion original en 1961. Su obra literaria cuenta con unas cuarenta novelas y una docena de piezas de teatro. Escribe La Música en 1965.