La locura ocupará durante unos meses la sede de la razón y de la ciencia, la Universidad. El Centre Cultural La Nau de la Universitat inaugura la exposición La Nave de los locos, una odisea de la sinrazón que se podrá visitar hasta el 23 de octubre. Una muestra que invita a la reflexión sobre las relaciones de la sociedad valenciana con sus enfermos mentales recorriendo los espacios de atención a la locura, hospitales y manicomios en los que fueron atendidos, a través del testimonio de la ciencia, los medios de comunicación y las artes. La exposición se desarrolla en las dos salas principales del Centre: Acadèmia y Estudi General, aunque también se extiende a otros espacios de La Nau, como la Sala Oberta y el Claustro, y el Instituto de Historia de la Medicina y de la Ciencia López Piñero, en el Palau de Cerveró.
La Nave de los locos. Una odisea de la sinrazón, comisariada por Cándido Polo y Ana Hernández, se sirve de la Stultifera Navis, de Sebastian Brant, una de las principales obras del Humanismo renacentista, como argumento literario del rechazo y la segregación social de la locura. Siguiendo esta metáfora de la embarcación errante y sin rumbo, se analiza la singular relación de la ciudad de València con sus alienados a lo largo de seiscientos años, desde su contribución pionera para un trato más humanitario en el Occidente cristiano.
La exposición recoge valiosa documentación histórica y científica, conservada celosamente siglo a siglo desde 1409, incluyendo numerosas publicaciones, reliquias, objetos y planos que permiten reconstruir los vestigios arquitectónicos que han podido conservarse. Se expone un variado muestrario de producciones científicas, así como representaciones artísticas en áreas muy diversas: pintura, cerámica, literatura, cine, arquitectura o cómics para ilustrar el universo maldito del manicomio. Gracias a las aportaciones de más de 60 prestadoras públicos y privados, entre los que destacan los procedentes de la Diputación Provincial de València, la muestra nos permite ilustrar los múltiples rostros de la locura. Para ello se cuenta con obras de artistas clásicos como Joaquín Sorolla, Francisco de Goya, José Vergara o José de Ribera, así como artistas contemporáneos desde Equipo Crónica, Artur Heras o Manuel Boix, hasta Anzo, Genovés y José Mª. Gorrís.
En la Sala Acadèmia se exhibe la etapa relacionada con los dos primeros centros que acogieron a los enfermos mentales en la ciudad: el Hospital de Inocentes y el Hospital General, durante casi quinientos años: ‘Una larga y accidentada travesía. Del mito primigenio a la exclusión social (1409-1878)’, que resalta el radical cambio ideológico que se produjo en València: de la demonización tradicional de la locura a su posterior santificación. De este modo las personas estigmatizadas pasaron a ser consideradas como enfermas y fueron desapareciendo los malos tratos y las expulsiones, para ser acogidas en instituciones asilares inspiradas por la caridad y los valores cristianos bajo una limitada atención médica. Esta iniciativa asistencial de la Valencia bajomedieval pronto sería secundada por diversas ciudades, hasta tomarse como modelo en el mundo occidental y en la América colonial.
La Sala Estudi General continúa este recorrido a través de materiales y objetos del periodo contemporáneo, que se inició en el último tercio del siglo XIX con el traslado provisional al Convento franciscano de Sta. María de Jesús, hasta la construcción del Hospital Psiquiátrico de Bétera. Esta sala se divide también en dos periodos: ‘El manicomio de Jesús: caridad, beneficencia y reclusión durante un traslado provisional’ (1866-1989) y ‘A contracorriente: la empresa más ambiciosa. El hospital psiquiátrico de Bétera (1973-2009). La primera fase abarca poco más de un siglo, determinado por las adversas circunstancias que acompañaron al Manicomio de Jesús desde la apertura hasta su polémico cierre. No tardaría en seguir un proceso parecido el moderno establecimiento psiquiátrico de Bétera, que comenzó su progresivo desmantelamiento en apenas una década de funcionamiento, al confirmarse por la OMS la crisis del modelo hospitalocéntrico y el fracaso de la institución total. Mientras tanto, las corporaciones locales preferían mirar hacia el pasado, buscando en el esplendor remoto de la fundación del P. Jofré y la legitimidad de los “600 años de solidaridad”.
En la Sala Oberta, las artistas Patricia Gómez y María Jesús González, presentan la instalación ‘Espejo del mundo’. Su trabajo, que empezó en 2017, se adentra en la memoria del último Hospital Psiquiátrico de Valencia, el Hospital Padre Jofré de Bétera. El proyecto indaga en la particular historia de este centro para abordar una reflexión en torno a la figura del manicomio como espejo de la sociedad, evidenciando al mismo tiempo, su fracaso como estructura de aislamiento. Este proyecto recupera un total de 113 espejos originales del centro de Bétera, a través de los cuales se cuestiona la concepción histórico y social de la locura como condición simétricamente opuesta a la razón.
Por último, el Palau de Cerveró acogerá la sección ‘La piedra de la locura. Una historia de la terapéutica psiquiátrica’, una muestra comisariada por Enric Novella y Javier Balaguer. La exposición muestra la evolución de la concepción de la locura a nivel terapéutico, desde sus primeros remedios como las sangrías y tratamientos de origen vegetal hasta la aparición de la psiquiatría como especialidad médica. Muchos años después, la década de 1950 asistió a la irrupción de la psicofarmacología, introduciéndose sucesivamente diversos medicamentos para el tratamiento de estados y condiciones como la manía, la esquizofrenia, la depresión o la ansiedad. Como es sabido, estos fármacos se encuentran hoy en día entre los medicamentos más consumidos por la población. Además de objetos como un cráneo trepanado -en ocasiones la trepanación se utilizaba posiblemente para el tratamiento de los desórdenes mentales- o un aparato magneto-eléctrico de mitad del siglo XIX, cuando la electricidad era considerada casi una panacea, la muestra reúne la práctica totalidad de los modelos de aparatos de electroshock fabricados por la empresa valenciana Millás Mossi en las décadas centrales del siglo XX: Electroconvulsor JR, Aparato Millás, Altershock, Smallshock, Shocket y Petit-Shock.
La exposición se complementa con un catálogo de más de 300 páginas, donde se recogen artículos de especialistas en los diferentes ámbitos temáticos que aborda este proyecto. Finalmente, durante el periodo de la exposición coincidirá un variado programa de actividades culturales complementarias, desde conferencias y debates, hasta ciclos de cine, proyecciones audiovisuales y teatro, en colaboración con las diferentes aulas que conforman del Servei de Cultura Universitària.