Hamlet es uno de los dramas más representados de Shakespeare y un referente dentro de la literatura universal, con una capacidad de transformación asombrosa. El Festival de Talleres de Teatro Clásico de Sala Russafa presenta los días 21 y 22 de junio una versión que rompe con los enfoques tradicionales, cambiando el género del protagonista y transformándola en una joven decidida a vengar el asesinato de su padre.

La acción se traslada al siglo XX a través del vestuario, y se utiliza una escenografía mínima para realzar la interpretación, invitando al espectador a imaginar los entornos donde se desarrolla la acción y a involucrarse en la puesta en escena.

El director, José Zamit, explica que eligió esta obra porque es «la más completa del dramaturgo más grande». «La gente se suele quedar con el tema de la venganza, pero también es una historia familiar, de fantasmas, de amor… Toca muchísimos palos, hay muchas aristas a las que agarrarte a la hora de montarla, por eso es tan representada», reflexiona el actor, docente y director de escena, seguro de que esta misma semana se deben de estrenar simultáneamente al menos un centenar de Hamlets en todo el mundo, cada uno único a pesar de compartir texto.

«Puedes acercarte a esta obra desde el punto de vista político, por ejemplo. Tiene tantos matices, que para mí ha sido complicado escoger en qué dirección llevar el montaje», asegura Zamit, quien ha trabajado durante cuatro meses con el alumnado del taller de interpretación para profesionales que la Acadèmia Escènica de València imparte en Sala Russafa. El curso, que Zamit dirigió tras haber sido alumno hace casi una década, está integrado por Marcos Martínez, Sonia Martell, Susana Pastor, Sara Barba, Bárbara Aronson, Marta Salinas, Nina Luna y Paula Serrano.

Abordar un personaje implica indagar en sus motivaciones y comprenderlas para sustentarlas sobre el escenario. «Cuando trabajas con un texto tan conocido como este, puedes caer en prejuicios y repetir inconscientemente las lecturas que han tenido otros directores o actores. Lo más difícil es entenderlo desde tu propia mirada, hacerlo tuyo». Para ello, Zamit ha introducido elementos disruptivos, como cambiar el género de algunos personajes, incluyendo al protagonista y su mejor amigo, que ahora son mujeres. Además, ha utilizado intérpretes de diferentes géneros al del personaje para fomentar la identificación de los actores y actrices con las situaciones que encarnan.

«Tenemos a una ‘Hamleta’, lo que desarma la interpretación clásica del complejo de Edipo y introduce factores como el techo de cristal o el amor homosexual», comenta Zamit, destacando cómo estos pequeños cambios añaden nuevas dimensiones y conectan con el público contemporáneo.

Además de ser una de las obras más icónicas de Shakespeare, Hamlet explora temas universales como la indecisión, la corrupción, la venganza, y la traición. La profundidad psicológica del príncipe Hamlet, que lucha con la moralidad de su venganza, y las complejas relaciones entre los personajes, han permitido a esta obra mantenerse relevante a través de los siglos y en diversos contextos culturales.