En el editorial de su primer número lo dejan claro. Nacen «con vocación de dar voz al cómic underground actual, convencidos de que ha alcanzado tal nivel, tanto en el ámbito nacional como internacional, que está pidiendo a gritos una publicación, una casa común, en la cual reunirse y celebrar su vitalidad». Alta Tensión es esa revista aglutinadora, que además luce adn valenciano.
Dirigida por Pablo Herranz, cuenta con la garantía de Desfiladero Ediciones. El primer número, con portada de Magius y la advertencia de que es «solo para adultos», apareció el pasado mes de mayo. Tendrá periodicidad trimestral, aunque la intención («si todo sale bien») era que la segunda entrega apareciera el próximo mes de diciembre. Pero, al final, parece que no habrá que esperar tanto. «Lo del parón inicial obedecía a qué no sabíamos la respuesta que íbamos a cosechar y había que ir con cierta cautela. Ahora podemos avanzar en Verlanga que vamos a tratar de adelantarla a septiembre u octubre debido a la buena acogida, a todos los niveles», desvela Herranz.
¿Por qué hacía falta una publicación de estas características?
Pablo Herranz: Por una parte, para dar mayor visibilidad a este tipo de producción. Estamos hablando, por ejemplo, de que llegue a una población de 20.000 habitantes o de que tenga ventas en Canarias, un tipo de cómic que en muchos casos sólo se había comercializado en eventos de carácter internacional, en grandes citas de ilustración y autoedición. El hecho de que llegue a una tienda especializada o una librería con una buena sección de cómics significa un paso adelante.
Eso en cuanto a la producción en sí, pero hay una cuestión todavía más importante: fomentar la incorporación de nuevos lectores y un hábito de lectura y consumo. Eso, evidentemente, se facilita con un precio asequible, 6 euros, y luego tratando de dar cancha al cómic con entrevistas o llamadas para fomentar el interés por un sector que está ofreciendo una calidad sobresaliente. Eso, que parece una quimera, nos cuenta alguna librería que sí que se ha producido. La cuestión sería dilucidar en qué medida. Porque el sector necesita generar nuevos lectores.
¿Satisfechos del resultado final?
Pablo: Sí, la verdad. La calidad de impresión es innegable y hemos descubierto nuevas firmas a muchos lectores. Así nos lo han expresado, muchas veces con entusiasmo, lo cual agradecemos enormemente.
¿Por qué creéis que este es un buen momento para una publicación así?
Pablo: Es casi imposible saber si es buen momento. Lo que es innegable es que se estaba cociendo algo grande a nivel generacional. Lo hemos hablado muchas veces. La pregunta recurrente era: “¿Cómo es posible que haya surgido una generación tan brillante de autores de cómic? ¿Han echado algo al agua?”. Probablemente tenga que ver con la proliferación de festivales de autoedición, en los cuales se funciona de una forma más marginal, directa. Y Alta Tensión sea una prolongación natural.
Acaba de aparecer, también, Comicmanía, aunque en su caso con un grupo editorial muy fuerte, Panini, detrás. ¿Beneficia, perjudica o sois revistas para públicos diferentes?
Pablo: Comicmanía nos la hemos comprado con mucha ilusión pues viene a ser como la materialización de un sueño, o una aspiración, aquella por la que veíamos con notable envidia los estantes de los quioscos franceses en los que, junto a los equivalentes de información cinematográfica, ofrecen revistas sobre cómic, unas más sesudas otras menos, pero todas estimables. Es como si hubiese un Fotogramas o un Dirigido Por de los tebeos. El hecho de que haya llegado a cristalizar una iniciativa así en nuestros quioscos y librerías especializadas sólo puede ser motivo de alegría.
¿Cuál es el público es el potencial de Alta Tensión?
Pablo: El target principal es público joven, si bien hay lectores de todo tipo, encantados de conectarse con cómics de todo el mundo.
La revista cuenta con un consejo editorial formado por Elías Taño, Javier Gay Lorente y Ruizge ¿Qué papel desempeñan en la publicación?
Pablo: El principal es de servir de toma de tierra de esta Alta Tensión; asegurando, por una parte, el contacto con los festivales, nacionales e internacionales, y por otra valorando posibles autores a integrar en la publicación, procedan de México o Croacia, por nombrar dos países con representación en este primer número.
¿Tenéis como referencia alguna publicación en la que miraros?
Pablo: Hay varias publicaciones actuales muy interesantes y lo bueno es no ceñirse a ninguna en concreto sino a varias. En cuanto a las pasadas, publicamos en Instagram una imagen con las pruebas de impresión y varias revistas pasadas, en señal de admiración y reverencia, también por combatir el adanismo.
Una de las cosas más destacables de Alta Tensión es ese carácter internacional de la revista, con dibujantes y guionistas de distintas partes del mundo.
Pablo: Nos encanta hacer digamos turismo cultural, picar de allí y allá, que podamos leer cómics de procedencias tan lejanas como Suecia o Brasil es todo un punto. Es como abrir las ventanas de una casa para que se airee, y que corran las ideas nuevas.
En los próximos números, ¿irán cambiando los autores, se mantendrán algunos?
Pablo: La idea es mantener algunos fijos y otros que vayan cambiando, para así tener siempre algunos autores como banderín de enganche y también la ración de novedad.
Este primer (y muy recomendable) número se abre con las aventuras de Ira Dinamita, con guión y dibujos de Ertito Montana. En el resto de páginas conviven el trazo imperfecto y adictivo de la historia intergeneracional que firma la sueca Sofia Olsson, la delicadeza visual y narrativa de Luna Pan, las escasas nueve viñetas que necesita Amelia Navarro para contar una historia redonda y muy post-naif, el festín visual e imaginativo que regala el croata Igor Hofbauer, el fascinante y lisérgico viaje en tren que conduce el argentino Pedro Mancini, las necesarias reflexiones del perro Garret al que da voz y vida Gerardo Sanz, la vibrante introspección de Rut Pedreño, el satanismo erótico-festivo-voluptuoso de Magius (con entrevista incluida), las apuestas más clásicas que representan el tándem Boris Caramull-Adrián Bago González y el brasileño Pedro D’Apremont, los flashazos feístas-costumbristas de la mexicana Iurhi Peña y el humor bestia de Pedro Villarejo.