Cuando los chanantes irrumpieron en nuestras vidas los ojos solían desviarse hacia la presencia del, en apariencia, más serio de todos. Capaz de despertar la carcajada con un silencio, con su naturalismo surrealista interpretativo, con sus pelazos imposibles o con su repentinas tranformaciones que harían palidecer al más enajenado del planeta, a Raúl Cimas se llegaba más tarde que al resto de sus compañeros. Como si su particular manera de entender el humor necesitara de un tiempo para cocerse. Eso sí, una vez se entraba en su universo, se buscaba con desespero una de esas pulseritas que reparten en los resorts para no abandonarlo nunca y tener barra libre de él.
Cimas ha publicado su primer libro, «Demasiada pasión por lo suyo» (Blackie Books), un cómic en el que un sosias suyo charla, desnudo, con Yogur de Piña (personaje que ya aparecía en «Muchachada Nui» en una sección titulada como el propio libro) sobre los flipados, desfilando por sus páginas seres tan adorables como El Hombre de Reacciones Raras, el entrenador Chicho o la Pandilla de Pili.
En el primer capítulo de la segunda temporada del programa «Óxido Nitroso» (Canal +), que empezaste a presentar, decías: «Estas son mis manos. Ni un rasguño, ni una ampolla. Terciopelo. Pues mis manos no han trabajado nunca porque soy cómico. Mis manos no están hechas para el trabajo, ni siquiera para el amor. Mis manos han venido a este mundo a escribir chorradas” . ¿Sigue teniendo validez para hablar de «Demasiada pasión por los suyo»?
Pues sí… Se le puede añadir que también dibujan monigotes… Aunque «Demasiada pasión por lo suyo» es una chorrada más de las mías… Es un tebeo para pasar un buen rato y reírte…. Sin más pretensión.
¿Dibujas desde tus años en Bellas Artes?
Sí… Bueno, para serte sincero, conforme salí de la carrera lo dejé un tiempo… Se nota ¿eh?
¿Se trata de una recopilación de historias que ya tenías dibujadas o guionizadas, o todo ha sido realizado ex profeso para el libro?
No, no, es todo para el libro. Salvo una de las historias, «The San Antón Smokers», que en principio había pensado de otra manera para hacerlo un sketch.
Durante la lectura del libro resulta muy difícil abstraerse y evitar caer en la tentación de pensar algunas historias como intervenciones tuyas en «Muchachada Nui». ¿Eres consciente de ello? ¿Lo has intentado evitar o potenciar?
Ni lo evito ni lo potencio. Es normal que se note porque yo era guionista de Muchachada. Incluso el cómic es prácticamente un conjunto de sketches.
¿En qué te ha beneficiado todos estos años escribiendo guiones (e interpretando muchos de ellos) a la hora de afrontar el libro y aplicarlo a un lenguaje y ritmo más propio del cómic?
En todo… Tuvimos la oportunidad de estar años escribiendo en libertad e investigando. Hicimos todo tipo sketches: videoclips, documentales falsos, de cine negro, debates… El monólogo, en cierta forma, también esta presenté en el cómic.
La historia de «The San Anton Smokers» es la mezcla perfecta entre esas películas norteamericanas en las que hay una historia de superación personal o de reflotar a un equipo de perdedores con trasfondo deportivo con el humor de Faemino y Cansado. ¿Cómo se logra una mezcla tan equilibrada?
¡Sí! Es el más cinematográfico, como te decía antes, pensé en grabarlo… Pero era muy complicado, tenía que llenar un pabellón deportivo de gente. El cómic te permite hacer todo. Es la historia de un entrenador de basket que ha basado toda su existencia en el baloncesto… Hasta su novia es pivot de un equipo… A veces los deportes originan ciertos guetos sociales, se juntan entre ellos, hablan de lo mismo continuamente. ¿No te acuerdas de lo de Ronaldo y Ronaldinha? Si lo piensas parece una broma rara. En eso son como los jugadores de rol o los comiqueros, pero estos últimos son lo que cargan con la etiqueta del freak.
El capítulo de «Humor mínimo» merecería su propio libro propio. ¿Cómo surgió la idea?
¡Es una idea de Nacho Vigalondo! El concepto «humor mínimo»… Fue una noche que nos reímos mucho… Íbamos al programa «La Parroquia» de El Monaguillo y no decía nada más que bromas tontas, súper sencillas… Sin nada de riesgo…Humor mínimo. Es la historia de gente que no se arriesga en nada… Nunca hace una broma que no se haya oído mil veces y sepa que no va a meter la pata ni ofender a nadie… Digo que son esas bromas que están sólo medio escalón por encima del silencio… En plan «yo me tomo un café y me subo por las paredes».
¿Seguiste algún tipo de esquema a la hora de establecer las historias que entrarían en el libro o ibas dibujando y todo lo que te gustaba entraba?
Sabía que Yogur de Piña daría paso a diferentes historias. Pero he ido dibujando sobre la marcha, luego repitiendo… Me lo he pasado bien haciéndolo, me he reído. Luego ya seleccioné entre todo el material.
Tus personajes mueven mucho las extremidades y tienen cierta querencia por pegar golpes o patadas, pero sin convertirlo en nada sanguinolento, sino más bien en la onda de los golpes del cine mudo. ¿Te interesan ese tipo de animación que sí opta por una violencia llevada al extremo tipo «Happy tree friends»?
Creo que la mayoría de comedias llevan violencia de algún tipo. Gente que se cae, discusiones de pareja, pérdidas de nervios… Nos reímos de esas cosas, creo que es innato. Los programas de vídeos caseros y cachiporrazos de gente funcionan por todo el mundo. A mí si me hace reír sin humillar a nadie, me vale.
¿Qué tipo de comedia y qué comediantes te «flipan»?
Me gusta todo… Y con el tiempo más… A todo le veo su parte buena
¿Habrá un segundo libro?
Sí, ya estoy en ello, espero que el año que viene lo podáis leer.