Colección de Canciones Sencillas (El Segell del Primavera, 2019) es el acertadísimo título del segundo disco grande de Lorena Álvarez. Sencillas que no simples. Canción popular de kilómetro cero. Composiciones que rozan por su cercanía; letras que hablan de olmos, zanahorias, arroces que se pasan, de la casualidad de ser una persona y no cualquier otro animal, del paso del tiempo o del abismo del bosque tenebroso de su mente; un viaje hacia el interior y hacia el exterior; una invitación al baile desacomplejado al aire libre y si llueve que llueva.
¿Folk rural? Sí, pero más. ¿Vainica Doble, Single, Lidia Damunt, aires latinoamericanos? Sí, pero más. Lorena Álvarez (como por ejemplo María Sánchez en sus libros o la revista Salvaje, a los que cedió el uso de una canción) pisa la tierra, recolecta y se inspira en lo que tiene más a mano, a la vista, a su alcance, para crear su propio relato, canciones sencillas con un tremendo trabajo detrás, porque menos-es-más implica siempre mucho más. Recoletas tonadas que sin sermoneo nos recuerdan las cosas bellas e importantes de la vida. Como sacar unos bocadillos y disfrutar de una puesta de sol.
Colección de canciones sencillas es un título que describe muy bien al disco, siempre que se entienda que para alcanzar esa sencillez hace falta mucho trabajo detrás, ¿no?
Es lo que siempre digo, que llegar a conseguir esa sencillez es lo que más cuesta. Tiene mucho más trabajo quitar todas las capas con cosas que para mí no sirven, es un trabajo mucho más arduo que quedarse con las cosas más sofisticadas, que suelen ser las primeras que salen y a lo que estamos más acostumbrados.
En ese proceso compositivo, ¿qué te cuesta más la música o la letra?
La verdad es que siempre suelo hacer las dos cosas a la vez. Con cada canción que compongo intento expresar una idea, suele ser como un impulso que tengo de contar una cosa. Entonces, me suele salir a la vez la letra y la música. La letra suele ser la idea que quiero contar y el ritmo suele ir ya implícito en la letra.
Teniendo en cuenta que compones y cantas tus canciones, ¿crees que la etiqueta que más se te ajusta es la de cantautora?
Si tengo que definirme de una manera, ya que hay ponerse una etiqueta, cosa que tampoco entiendo por qué, la palabra con la que más cómoda me siento es cantautora, porque es que eso es lo que hago. Componer y cantar (risas). Pero es una palabra que está asociada a una música a la que a determinada gente no le parece… guay… Lo mismo pasaba con la música tradicional. Y yo justo lo que quiero es darle el reconocimiento que merece. ¿Por qué está tan denostado ser un cantautor si es alguien que compone y canta? Además que hay cantautoras y cantautores buenísimos. Pero no sé, la gente parece que le tiene un poco de manía a esa palabra. A mí me gusta.
En las letras del disco hay una presencia muy importante de la Naturaleza.
He querido darle valor a las cosas que me rodean, que son pequeñas y normalmente no les damos mucha importancia porque, incluso, no las vemos. Yo he intentado abrir los ojos para verlas. Y una de ellas es la Naturaleza. Para mí es muy importante. La Naturaleza, los animales, las plantas, las personas, los miedos, las preguntas, el amor, la amistad, para mí son cosas que están al mismo nivel y las tengo a mi alrededor.
Para mis canciones intento extraer lo que creo que veo que es común a otras personas, aunque no sea la situación concreta, pero sí el aprendizaje que se extrae. No me quedo con anécdotas de mi vida privada o personal, porque pienso que no le importan a nadie y no me gusta tampoco compartirlas.
En Aborrezco lo que adoro cantas «Cada cosa tiene su espacio / y vale más hacerlo despacio / porque también tiene su tiempo». ¿podrían esos tres versos definir tu manera de entender la música, incluso la vida?
Esa es mi aspiración, sí (risas). A veces tengo más prisas o estoy más nerviosa, así que es un poco un recordatorio para mí misma. Es difícil ir despacio ahora mismo por cómo es la sociedad, por el mundo en el que vivimos. Se nos exige todo el rato rapidez en todo, no se nos deja reflexionar o tomar el tiempo que necesitan las cosas. Hay muchas cosas que para entenderlas o disfrutarlas necesitan su tiempo, no son inmediatas. Parece que solo vale lo que tardas tres segundos en desentrañarlo. Y la vida no es eso. Las enseñanzas de la propia vida no son de un día para otro, tienes que dejar pasar el tiempo.
Y en estos tiempos acelerados sacas un disco con catorce canciones.
Es la pulsión que yo tengo, es lo que me sale. Ahora ya no se escuchan ni canciones enteras, pero no me quiero dejar llevar por eso. Eso no significa que no quiera vivir la vida que me ha tocado vivir, vivo en este mundo, así es la sociedad, no quiero negarme a todo, pero dentro de lo posible voy a seguir dando mi visión de las cosas todo el tiempo que pueda. Para eso hago las canciones. Si quiero explicar mi manera de ver el mundo tengo que hacerlo así. A mucha gente no le va a interesar para nada (risas), pero quizás a otra sí.
Es un disco que has grabado sola. ¿En ningún momento necesitaste una visión externa «no contaminada»?
Sí que he ido enseñando cosas a algunos amigos y me han dado su opinión. Pero intento no hacer eso cuando estoy trabajando porque si empiezas a pedir opiniones cada persona te va a dar la suya. Y eso al final es un lío (risas). Pero, bueno, sí que tengo alguna gente de confianza a la que sí me gusta mostrar lo que voy componiendo. De todas formas cuando me refiero a que hice el disco sola es más en el sentido de que no estuve en ningún estudio, sino que lo grabe yo en mi casa durante meses, trabajándolo, produciéndolo, haciendo los arreglos, dándole vueltas.
Las letras de Colección de canciones sencillas reivindican la sabiduría popular. Cantas en Soy un olmo, «No le pidas al gorrión que repte / porque el gorrión lo que hace es volar».
Soy un olmo la hice un día que estaba de muy mala leche porque no me dejaban ser yo misma. Tengo la sensación de que se nos está convenciendo para que todos acabemos siendo uniformes, para que cada persona sea cada vez menos consciente de sí misma. Por eso, ahora, cada vez hay más extremismo en las opiniones, todo tiene que ser o blanco o negro. Eso se ve mucho en las redes sociales, hay linchamientos o mucha radicalidad. Es como si se quisiera que el individuo no pudiera desarrollar las cosas que él mismo tiene dentro. Por eso, una de mis luchas, en mi vida y mis canciones es intentar eso, desarrollar lo que creo que tengo dentro y hacerlo de la manera más fiel posible. Es que es un mensaje muy básico, pero cada cual debe aceptar lo que es.
Antes decías que es un disco que has hecho dándole valor a lo que te rodea. En ese sentido transmite mucha cercanía y abre los ojos sobre cosas muy evidentes, como puede ser disfrutar de lo sencillo (comer un bocadillo disfrutando una puesta de sol, por ejemplo) que además suelen ser gratis.
Sí, tienes razón. Todas las cosas de las que hablo en el disco son gratis (risas). Y me parece interesante apuntarlo porque ahora mismo parece que todas las cosas que podemos disfrutar tienen un precio y hay que pagar por ellas. Yo diría que a lo que más tiempo se dedica la gente es a comprar cosas por internet (risas). Todo el rato nos están poniendo facilidades para que compremos más, te lo traen a casa, el método de pago es muy sencillo,… No sé, joder, hay otras cosas en el mundo que no son comprar y no solo te pueden dar más satisfacción, sino que esta dura más allá del momento en el que recibes tu compra (risas). Son cosas que te dan una felicidad más verdadera, más duradera y más profunda.
Y en este panorama que describes, ¿qué papel juega la música que a su vez también vende discos y entradas de conciertos?
La música podría jugar un papel muy importante si realmente no se vendiera como una mercancía más en esta sociedad tan consumista, que es la sensación que tengo que está ocurriendo ahora. No se está tratando como cultura o como algo que te hace aprender. En muchos casos, la música está ligada a marcas de bebida, de ropa, los artistas haciendo anuncios, usándose para vender otras cosas,… Eso me da un montón de pena porque la música no es eso. Para mí, la música tendría que ser un espacio de reflexión, de aprendizaje, de compartir,… La música necesita tiempo, mucha no la puedes entender si la escuchas solo dos o tres minutos. Hay veces que escuchas algo, no te llega, pero lo haces años después y sí, entiendes su mensaje, y te flipa. La rapidez para la música no funciona. Se está simplificando cada vez más tanto el mensaje como la técnica. En la música comercial son todo trucos sonoros para engañar a la mayor cantidad de gente posible y conseguir el mayor número de visualizaciones, para traducirlo en el mayor número de dinero posible.