Baix de la mar es la tercera producción de creación propia de Caterva Teatre. Hasta el 28 de enero, se puede ver en Espacio Inestable, que se convierte en el barrio de Nazaret. Allí contemplaremos el injusto aislamiento que sufre a través de los personajes de dos hermanos (Jaume Ibáñez y Fernando Soler Roig) y de una joven con una enfermedad degenerativa (Wanda Bellanza) de la que se ocupan. Es Jaume Ibáñez quien contesta nuestras preguntas.
¿Qué os atraía de Nazaret para localizar la historia allí?
Nos atraía la historia del barrio y el desplazamiento social y emocional que ha sufrido a partir de las decisiones políticas que se tomaron en su momento. Cómo dos decisiones urbanísticas absolutamente dirigidas a enaltecer el fasto, pueden llevar a un barrio marinero a perder su principal patrimonio, la playa, el mar, la huerta.
¿El barrio acaba convirtiéndose en un personaje más o se limita simplemente a ser el lugar en el que ocurren los hechos?
El barrio, como bien dices, se convierte en un personaje más. Esta presente constantemente durante toda la función. Se habla de él, de sus gentes, de su olor, de lo que era y en lo que se ha convertido, y en como la gente que lo habita también ha cambiado. Pero lo que fue realmente nutritivo y nos acercó a todos estos elementos fue el proceso de creación del espectáculo. Pasear por la calles, almorzar en sus bares, hablar con los vecinos, comprar en el mercado acercándonos a la realidad de la gente de una forma directa.
El texto está firmado a cuatro manos (Jaume Ibáñez, Fernando Soler Roig, Wanda Bellanza y Robert de la Fuente). ¿Que mecánica de trabajo seguisteis?
Bueno, la realidad es que ha sido menos complejo de lo que esperábamos. Llevamos mucho tiempo trabajando juntos y eso facilita ciertos procesos. Unificar las propuestas y el estilo narrativo encontrando el equilibrio entre la forma de escritura de cada uno y el relato común, era lo que más nos preocupaba. Al final siempre manda la historia que quieres contar, y eso lo teníamos bastante claro.
¿En qué beneficia y en qué perjudica el hecho de que tres de esos cuatro responsables del texto fueran los actores de la obra?
Creo que es un win win en toda regla. Es como avanzar el proceso intelectual de la función. Cuando te sientas a hacer el trabajo de mesa y tratar de entender las cosas, están muy avanzadas, y en muchos casos ya han tomado su propio camino. Estás muy cerca de las cosas, las has caminado, olido, probado… Las has escrito.
¿Qué tiene la familia como institución o recurso narrativo que tanto atrae a Caterva Teatre?
Al fin y al cabo no deja de ser una excusa para hablar de las personas, de lo que nos pasa. La familia nos parece un ecosistema muy rico. Pero como te decía, nos interesa quó nos pasa a las personas, y cómo conviven con los elementos fundamentales de la existencia humana, la pérdida, el amor, la vida, la muerte.
¿En qué medida se refleja en Baix de la mar lo aprendido y desarrollado en trabajos anteriores por la compañía?
Todo. En esta profesión y en nuestra compañía en particular, como nos dirían en el cole, es “evaluación continua”. Aprendemos de cada proceso y tratamos de perfeccionarlo en el siguiente. Todo nos modifica, todo nos empuja hacia adelante en la búsqueda de una forma de “contar” propia, un lenguaje que te haga ser honesto contigo y con lo que quieres mostrar a la gente.
¿Se podría establecer una comparación entre la situación de Nazaret y la de las artes escénicas valencianas?
Pues está muy bien visto… La verdad. Sin duda, el instinto de supervivencia y resistencia que ha mostrado la gente del barrio se asemejan bastante a nuestra lucha de cada día. La poca ayuda institucional recibida, las decisiones políticas que nos perjudican constantemente y que nos encierran en un gueto.