Coriolà. Foto: Caixa Fosca.

Lo cuenta Eva Zapico, su directora, unas líneas más adelante. Oriolà (Teatre Rialto, del 18 al 21 de mayo) fija su enfoque en la participación del entorno en el asalto del tirano al poder absoluto. Iñaki Moral firma la versión a partir del texto original de Shakespeare. Guille Zavala, Tomás Verdú, Miguel Ángel Sweeney, Ramon Rodenas, Diego Ramírez y Mar Mandli dan vida a los protagonistas en el escenario a una historia que invita, también, a reflexionar sobre determinados comportamientos actuales ante el ascenso de fuerzas políticas extremadamente reaccionarias.

¿Qué es Coriolà? ¿Cómo surge?

Coriolà es uno de los últimos textos escritos por William Shakespeare y mi interés por él surge a partir del análisis de la figura del tirano. Me interesa el estudio sobre este proceso de construcción del dictador; cómo llega a ascender aquel al que le mueve sólo su complejo de poder. En esta línea me atraen también otros textos que conectan con este de Shakespeare, como el Calígula de Albert Camus. Lo que Coriolano amplía respecto a este análisis sobre las estructuras del poder político absolutista es la participación del entorno en este proceso de ascenso del tirano: todos tienen intereses personales que enmascaran tras la idea del patriotismo y el bien común, pero en realidad sólo les mueve su propia ambición y egoísmo.

¿Qué Shakespeare se va a encontrar el público?

Encontrará una contemporanización visual del texto, con mucha presencia del movimiento y la plástica. La versión del texto es de Iñaki Moral y su trabajo ha sido indispensable para que yo pudiera darle el espacio que deseaba a la imagen. Ha hecho un trabajo excelente de síntesis al mismo tiempo que ha respetado el verbo de Shakespeare. Para nosotros era importante respetar, junto a la imagen, la palabra y el espacio que esta requiere. Este escrúpulo hacia el texto ha hecho que incluso incluyamos fragmentos en el inglés original.

¿Qué lugar ocupa la obra en tu trayectoria? ¿Reconoces aquí algo de trabajos anteriores?

Siempre que puedo realizar un proyecto escénico propio, es decir, que no se trata de un encargo, creo que recurro a los mismos estilemas: la búsqueda de la articulación de diferentes lenguajes y la narración a través de la imagen y el movimiento. Esta pieza conectaría formalmente con Tirant y Medul.la.

En la ficha artística, los propios intérpretes aparecen como creadores. ¿Cómo lo has canalizado desde la dirección?

El intérprete moderno ya no es sólo un vehículo de los deseos y la visión personal del director o directora. El intérprete es siempre un creador en potencia. Y en un espectáculo de estas características la aportación del elenco en la construcción de las escenas es indispensable. Yo trabajo mucho a partir de lo que el equipo aporta. Intento respetar las propuestas artísticas de cada uno y hacerlas articular con el todo. Creo que mi obligación como directora es la de organizar los talentos con los que trabajo, mucho más que imponer mis ideas. En este caso la aportación creativa de cada uno de los intérpretes ha sido determinante en la construcción de la pieza.

Apareces como responsable del concepto de vestuario, que después ha realizado Andrés Barrera. ¿Cómo fue el trabajo conjunto? ¿Qué importancia tiene en el desarrollo de la obra?  ¿Y la escenografía?

Estas dos preguntas tienen una respuesta común. El vestuario es muy sencillo, y efectivamente relacionado con un «concepto», y la escenografía es inexistente.

Ambas opciones responden a una cuestión presupuestaria. Y sería muy interesante que se abriera un debate en torno a qué tipo de estructuras culturales tenemos en esta ciudad que hacen que una profesional de mi edad y trayectoria tenga que recurrir a la financiación personal para poder producir. Pero ese es otro tema.

Esta carencia de medios ha hecho que haya tenido que extraer «oro de la ausencia», algo a lo que estoy, por desgracia, bastante acostumbrada. Es por eso que no hay escenografía y la propuesta escénica se construye sobre el trabajo de los intérpretes, sobre sus voces y sus cuerpos. Son ellos quienes crean los diferentes espacios y los ocupan.

Dado que hemos trabajado física y estéticamente sobre El Calcio Storico que se practica en Florencia, el vestuario es eminentemente deportivo.

La ausencia de medios es, en no pocas ocasiones, la oportunidad para crear desde ese lugar genuino e ineludible que es el cuerpo del intérprete y sus enormes capacidades para crear belleza.

El año que viene se cumplirán 20 años de tu primera dirección escénica, A pedazos. ¿Cómo ha ido evolucionando y cambiando tu manera de dirigir desde entonces hasta hoy? ¿Sigues reconociendo aún algún rasgo que te ha acompañado durante todo estos años?

¿¿¿Ya??? ¿¿20 años?? Pues no lo sabía. Gracias por decírmelo porque no había hecho las cuentas. Madre mía… cuánto tiempo…
Creo que tengo más oficio y que eso me permite adaptarme a cualquier contexto y me permite poder trabajar por encargo y ajustarme a la demanda. Pero, en esencia, creo que no ha cambiado mucho: me sigue fascinando la dramaturgia de la imagen y las narrativas no convencionales. Y continúo dirigiendo porque sigo intentando dar respuestas a las dudas. Sigo intentando entender y sigo buscando cuál es la mejor forma de contar lo que quiero contar.