«La fiesta del chivo». Foto: Sergio Parra.

Echanove en el escenario. Lo llena. En una obra o en una rueda de prensa. Incluso aunque esta se siga en directo por facebook. Hace unos días estuvo en València presentando La fiesta del Chivo (Teatro Olympia, del 25 de noviembre al 6 de diciembre). Echanove dijo que no le gustaba ver las plateas con gente con mascarilla, pero que eso era lo que les iba a salvar. También dijo que antes de decir sí a la obra quiso valorar su adaptación (de Natalio Grueso), la historia que se contaba. Y habló de Carlos Saura que es quien firma la dirección del montaje. Se conocen desde hace años, tienen una relación cercana, pero no de amistad estrecha. Echanove dijo que Saura sigue siendo muy joven mental y estéticamente. Y lo comparó con su desaparecido amigo Aute.

Echanove en el escenario. Proyecta la voz y hace pausas, acaricia el silencio, maneja sus recursos sin necesidad de manuales. Cuenta que pidió a los productores que el elenco de la obra no estuviera condicionado por el grado de popularidad de los actores, sino que siendo gente reconocible por sus trabajos, primara el talento. «Un reto planteado a la empresa privada contra los criterios del mercado». Aquellos propusieron nombres, él también. Y se configuró el sexteto interpretativo con el que «es un placer tocar todas las noches». Lucía Quintana (que ya ha compartido tablas con Echanove haciendo de Quevedo en Sueños),  Manuel Morón, Eduardo Velasco, Gabriel Garbisu y David Pinilla.

«En La fiesta del Chivo (basada en el libro homónimo de Vargas LLosa) se narran los últimos días del dictador Trujillo en la República Dominicana, a través del personaje de Urania Cabral, una exitosa abogada que abandonó el país de forma misteriosa siendo una niña. Tres décadas después, regresa para visitar a su padre moribundo, el senador Agustín «Cerebrito» Cabral, un antiguo alto cargo del Régimen que cayó en desgracia. Durante ese viaje, se desvelará el secreto que la protagonista ha guardado celosamente desde su huida».

Echanove en el escenario afirma estar convencido de que está haciendo algo importante por el país. Reclama que es seguro ir al teatro. Y apela a la responsabilidad con su público. «Hasta que me lo prohíban estaré en el escenario».