Eneko Sagardoy. Foto: Sergio Parra.

Eneko Sagardoy ganó este año el Goya al Mejor actor revelación por su excelente trabajo como gigante en Handia (Aitor Arregi, Jon Garaño, 2017). Ahora sobre las tablas da vida a Acamante en Fedra (Teatro Olympia hasta el 9 de diciembre). Dirigida por Luis Luque, con texto de Paco Bezerra, comparte en ella protagonismo con Lolita, Juan Fernández, Críspulo Cabezas y Tina Sáinz.

¿Cómo llegaste a Fedra?

Cuando gané el Goya, Paco Bezerra, el autor, le dijo a Luis Luque, el director, que le había parecido un príncipe. Luis por su cuenta también pensó en hacerme una prueba. Hice el casting y me seleccionaron.

¿Qué te aporta tu personaje, Acamante, desde el punto de vista interpretativo?

Creo que tanto Teseo, el rey, como Acamante, son dos personajes mucho más violentos y rígidos que los demás. En el caso de Acamante, también deja presencia de una gran avaricia, rencor, incluso mezquindad.

Tus padres en la ficción son Lolita y Juan Fernández (Fedra y Teseo). ¿Cómo está siendo trabajar con ellos?

Un aprendizaje. Desde los ensayos les he conocido como personas y como actores. Son generosos y con un magnífico sentido del humor. No pido más.

Si hablamos de teatro has pasado de un montaje de Calixto Bieito (Obabakoak) a un clásico (Fedra) que se estrenó en el festival de Mérida y después se representó en Sagunt a Escena. ¿Cómo administra un actor esas realidades interpretativas tan distintas, sea al mismo tiempo alternándolas o de manera seguida?

En octubre tuve en la misma semana funciones de Obabakoak en Madrid y de Fedra en Córdoba. Me parece muy importante estar con los pies en un único proyecto a la hora de crear. En los ensayos. Por la energía que exige y por las horas que pasamos dándole al coco e inspirándonos fuera de ensayos. Sin embargo, a la hora de girar con la obra, no se me hace costoso intercalar proyectos acabados distintos. Creo, además, que uno puede nutrir al otro, por muy distintos que sean.

¿Cómo fue la experiencia en Mérida?

Una experiencia inolvidable. Fedra tenía que estrenarse allí.

«Fedra» en el Festival de Mérida. Foto: Jero Morales.

¿Cómo ha ido evolucionando tu personaje a medida que los has ido representando?

Vas profundizando en matices. Ganando en calma. Trabajar sin tensión innecesaria lo consigo a base de hacer y hacer las funciones. Eso enriquece la interpretación y la hace más gozosa.

¿Cómo es tu relación con los personajes que interpretas y concretamente con este Acamante? ¿Preguntas mucho al director, convives con él incluso fuera de ensayos y representaciones, ha habido alguna aportación tuya?

No pregunto demasiado, si el texto es bueno. En este caso lo era. Las directrices de Luis Luque, además, eran muy concretas. Pero siempre dejando espacio a la creación y la escucha. Hay muchas cosas de muchas personas en la interpretación del personaje. Empezando por el autor, el director y acabando por lo que te da cada espectador.

¿Para preparar tu personaje viste las versiones cinematográficas de Jules Dassin y Manuel Mur Oti?

No. Álvaro Lizarrondo nos dio una master class de mitología alrededor de Fedra. El texto era sólido. A veces es mejor no darle más vueltas.

Tus dos últimos años (2017 y 2018) han sido especialmente prolíficos, un privilegio para tu profesión. ¿Cómo los has vivido y cómo se presenta el 2019?

Necesito que pase un tiempo para contestarte a esto. Un privilegio desde luego. El 2019 viene ilusionante y con pocas vacaciones.

Foto: Sergio Parra.

Entre las películas que has rodado y que están pendientes de estreno comercial (porque ya hubo un pase la semana pasada en el Festival de Huelva) se encuentra El hijo del acordeonista, basada, como el Obabakoak de Bieito, en una novela de Bernardo Atxaga. Al margen de esta casualidad, ¿te interesa como escritor?

Mucho. Te acerca a la raíz, a la Naturaleza, al cuento. A un mundo de realismo mágico. Que desde la narración sencilla, te lleva a lo más profundo de la miseria y la belleza humana.

En El hijo del acordeonista, ETA es un telón de fondo. Tú perteneces a una generación que ha crecido sin apenas presencia de ETA. ¿Crees que ha sido un tema que ha sido poco tratado desde el punto de vista de la ficción? ¿A ti como actor te interesa?

Cada vez veremos más ficción abordando el tema. Creo que es necesario. Es un tema que dará mucho de qué hablar y habrá oportunidades para poner la cámara en distintas perspectivas.

¿Qué crees que ha supuesto para tu carrera el Goya que ganaste?

Una ilusión muy grande y fuerza para seguir trabajando y creyendo en lo que hacemos.