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Nombre: Guadalupe Sáez Moreno. Edad: 33 años. Lugar de nacimiento: Alicante. Lugar de residencia: Valencia. Estudios: Licenciada en periodismo. Master en guion de televisión, Postgrado en Gestión de proyectos de cooperación Internacional dentro del Marco Lógico. ¿Cómo definirías tu actividad artística? Guionista y autora de textos teatrales. En mi compañía, Lupa Teatre, juego además a montar las cosas que escribo con ayuda de mis compañeros.
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Lo de Guadalupe Sáez es escribir historias. Que el formato sea un guión o un texto para el teatro es lo de menos. En televisión ha trabajado en programas tan diferentes como «Remeis al rebost», «Ficcionari», «Zona Zaping» o «Babaclub». En cine, ha colaborado en diversos cortometrajes, escribió el magnífico documental «Cavalls» (Francisco Martí y Paco Barreda, 2010) y se encargó de una de las piezas de la película coral «Tots a una veu». Es una de las fundadoras de la compañía Lupa Teatre, con los que puso en pie la (imprescindible) obra «Para que no te me olvides», un sentido texto que fue su primera experiencia como dramaturga para público adulto. Dice encontrar la concentración necesaria para escribir en los bares. Nada mejor, pues, que quedar con ella en la cafetería de Las Naves y que fluyan las palabras.
¿Por qué escribes?
Porque me hace feliz. La verdad es que nunca he pensado porque escribo. Supongo que, por un lado, es porque es algo que me gusta. Y, por otro, imagino que porque soy muy cabezona y como es muy complicado vivir de esto, tengo que convencer a mi madre de que no hace falta que me saque una oposición para poder llegar a final de mes.
¿Cómo es tu proceso creativo?
Soy muy caótica trabajando. No sé si sabría decir cuál es mi proceso creativo, porque la gente que se dedica a lo mismo que yo, suele ser gente muy organizada. Nunca me lo he planteado. Ni cuando trabajaba para la televisión, que se suponía que tenías que empezar haciendo una escaleta, pues yo era de las que se ponía directamente a dialogar. ¿Por qué? Pues no lo sé. Yo escribo mucho, mucho, mucho durante mucho tiempo y luego lo voy dando a leer a gente en la que confío y ellos me hacen las revisiones.
¿Qué es lo que más te interesa del proceso creativo?
El momento en el que compruebas que lo que has escrito se pone en pie. Es algo mágico. Que algo que te has imaginado en tu cabeza, de repente, cambia y ya no es solo tuyo. Se convierte, entonces, en un trabajo de equipo y dejas de estar sola.
¿Y cómo llevas que ese equipo intente modificar ese texto que has escrito?
Muy bien, porque he trabajado en televisión mucho tiempo. Allí siempre había una persona, por encima, que te decía “esto no” o “esto lo tienes que cambiar” y te enseñaba a no tener apego por las cosas que hacías y a tener la sensación constante de que siempre estabas aprendiendo. A mí me enseñó que siempre iba a haber gente que iba a saber más que yo, gente que iba a ver las cosas de manera diferente. Eso es muy chulo, porque escribir se convierte en aprender.
¿Qué es lo que más pereza te provoca en ese proceso creativo?
No poder vivir profesionalmente de esto. Tener que estar pluriempleada para poder dedicarme a algo que ya de por sí es un trabajo. Quema mucho. Piensas en el futuro y te preguntas hasta cuando durará esta precariedad. Y, más concretamente, del trabajo de escribir como tal, no me da pereza nada. Lo único darle el formato a las cosas. El número de escena en negrita, el nosequé subrayado,…
¿Cómo solucionas los parones o bloqueos creativos?
Lo hablo con Pau (Gregori, actor y pareja de Guadalupe) y Xavi (Puchades, guionista y dramaturgo) y les intento explicar el punto en el que estoy bloqueada. Pido opinión a gente que sé que me va a ayudar a resolver esa situación. Necesito que sean sinceros y me digan donde creen que me he equivocado.
Has trabajado en teatro, televisión y cine, ¿con cuál te quedas?
A nivel de escritura con el teatro porque lo mío con él ha sido un enamoramiento. Me acuerdo cuando empecé de una cosa que me dijo Pau: “En teatro puedes hacer lo que quieras”. Aluciné, se me abrió un mundo porque al venir de la televisión y del cine, vas con las orejeras de burro y la dinámica del día a día del trabajo te convierte un poco en churrero. Entonces, claro, esa libertad que me ofrecía el teatro, que es super paralizadora, es maravillosa.
De la televisión me quedaría con los programas infantiles. Me encantaría volver a hacerlo. Te lo pasas muy bien y los niños son muy sinceros, al extremo, si no les gusta no les gusta. Y el cine me parece demasiado para mí. Tienes que ser algo que yo no soy, muy organizado y ordenado. Me da la sensación de que no existe ese margen para el caos que yo necesito.
¿Crees que hay algunas constantes o características en tu manera de escribir?
No soy consciente de ello, pero sí que hay gente que las ha detectado. A mí me obsesiona mucho la memoria, la memoria personal y familiar. Siempre he tenido la sensación de que no tenía. Vengo de una familia que, por circunstancias de la vida, vive lejos de aquí y nos reunimos poco. Soy la más pequeña y, por tanto, todas las historias familiares que conozco no son vividas, son contadas y pasadas por el filtro de los que me lo cuentan. Por eso, me obsesiona la sensación de no tener una memoria propia y no tener raíces, un lugar al que volver. Y eso está presente en mis textos. Intento quitármelo, porque entiendo que si ya lo he contado una vez, no lo tengo que contar veinte veces y ser un peñazo (risas), pero es muy importante para mí.
¿Cuáles son tus referentes o principales influencias?
Esta pregunta la leí cuando se la hiciste a Marcos Martínez y fue muy gracioso porque me acordé de una amiga, Begoña Tena, a la que le preguntaron esto mismo en una charla en la Universidad. Ella, entonces, dio una respuesta magistral: “Youtube” (risas). Así que hablé con ella y como imaginaba que me ibais a preguntar lo mismo, le pedí permiso para copiársela y me dijo que sí.
Al margen de eso, se están haciendo cosas muy interesantes en Valencia que son un referente para mí. El Pont Flotant, por ejemplo. La primera vez que los vi, flipé, porque lo hacían todo tan sencillo y tan bien, que yo pensé que “eso” era lo que quería hacer. Y más gente como Pérez & Disla, Patricia Pardo, Xavier Puchades, Hongaresa,… tienen formas de contar que son suyas y no hay nadie que las pueda contar como ellos. Cualquier persona que trabaje desde el respeto, la humildad, la honestidad y la sinceridad es un referente válido para mí. Porque de todo aprendes. Incluso de lo que no te gusta.
¿Qué proyectos de futuro tienes?
Estoy escribiendo la nueva obra para adultos de Lupa Teatre. Se titula “Se’ns està quedant cos de posguerra” y vamos a intentar jugar con la idea del estar lejos de las cosas. Y mezclarlo, aprovechando que en la compañía tenemos a Sandra Sasera, con la fotografía.