Andreas Muñoz y Juan Diego en «Una gata sobre el tejado de zinc». Foto: Montenegro.

Nathalie Poza se acordó de Juan Diego cuando recogió el sábado su Goya a la Mejor Actriz Protagonista por No sé decir adiós. Contó que les había confesado que haciendo esta película había aprendido a morir. A sus 75 años el actor sevillano sigue exprimiendo todas sus experiencias y se mantiene con la ilusión intacta. Algo que siempre ha caracterizado su carrera.

Luis García Berlanga recogió el Goya que ganó Juan Diego por París-Tombuctú en el año 2000 porque él no pudo asistir por estar trabajando, precisamente, en Valencia. «Fue el único que tuvo pelotas para salir en pelotas», dijo Berlanga, para a continuación sacar los colores a los actores españoles por haberse negado unos cuantos (Alfredo Landa entre ellos) a aceptar un papel que exigía salir desnudo.

Juan Diego nunca ha entendido de miedos. Dentro y fuera de la ficción. Fue uno de los impulsores de la huelga de actores de 1975 que reclamaba un día de descanso entre otras mejoras laborales. El atrevimiento le costó, por ejemplo, que las puertas de TVE, donde había nacido y crecido profesionalmente, se le cerraran. Años más tarde fue una de las caras visibles del «No a la Guerra». Juan Pliego le llamaba cariñosamente el cantante Víctor Manuel porque siempre iba con un papel en la mano con algo que reivindicar.


Ese mismo afán por las causas justas lo extendió en vivir lúdicamente al máximo. Se acumulan las anécdotas de esa vida de fiestas y farras. Como aquella partida de póquer en la que perdió todo el dinero que llevaba, un 600 e incluso el salario de dos programas que había firmado para televisión. O esas juergas flamencas con su amigo Enrique Morente (en youtube tenéis el programa De par en par de Canal + protagonizado por ambos), con el que colaboró recitando en un tema (Sanctus) de su disco Misa flamenca (1991).

Pero por encima de todo Juan Diego ha sido y es actor. «Una profesión muy importante para el conocimiento de las personas», dijo en una ocasión. Él es actor para comunicarse con la gente. Y por ello se vacía en cada papel, actúa desde las tripas, se trate de un señorito hijo de puta (Los santos inocentes), un padre desesperado que busca al asesino de su hijo (Padre Coraje), el mísmisimo Don Juan Tenorio, el dictador Franco (Dragon Rapide), un productor que quiere ganar dinero con el porno amateur (Torremolinos 73), uno de los hermanos Izquierdo de la matanza de Puerto Hurraco (El séptimo día), un educador de un centro de acogida (Fuerte Apache) o el padre enfermo de cáncer de No sé decir adiós. Cine, teatro, televisión. Todo.

Esta semana llega a Valencia con la adaptación de un clásico de Tennessee Williams. Una gata sobre el tejado de zinc estará del 7 al 11 de febrero en el Teatro Olympia. Junto a Juan Diego, en el escenario Andreas Muñoz, Begoña Maestre, Alicia Sánchez (Premio MAX 2002 por Panorama desde el puente), Marta Molina y José Luis Patiño. Dirige Amelia Ochandiano.