Rosa, Toni y Julio son amigos desde la infancia. Rosa tiene treinta y tres años, trabaja como vendedora telefónica y vive en València con su hijo Iván. Toni tiene treinta y cinco y es la actual pareja de Rosa, a quien ha ayudado a criar a su hijo. Julio es el padre biológico del niño y vuelve a la ciudad después de siete años. Este triángulo es el eje narrativo sobre el que bascula Los niños que pronto dejarán de serlo (Sala Ultramar, del 21 al 31 de enero), obra escrita y dirigida por Adrián Bellido, con Héctor Fuster, Helena Font y Miguel Seguí en el escenario.
Se trata de la nueva producción de la compañía valenciana Hilo Inconexo, que «explora las ideas de la maternidad y la paternidad en una sociedad que ha abandonado la idea tradicional de familia, así como la responsabilidad moral de la crianza de los hijos que, todavía, sigue recayendo sobre la figura materna». Para saber más del montaje, le pedimos a Adrián Bellido que nos cuente lo que es y lo que no es Los niños que pronto dejarán de serlo:
Los niños que pronto dejarán de serlo es:
➡️ Un milagro si conseguimos estrenarla (dadas las circunstancias).
➡️ Una obra que muestra a tres personajes, dos hombres y una mujer, a ratos cobardes, a ratos héroes, que se hablan y se escuchan sin mirarse a los ojos.
➡️ Una historia que gira alrededor de un personaje que no aparece en escena.
➡️ Una obra de teatro sobre la maternidad y la paternidad en el mundo contemporáneo.
➡️ Una historia basada en deshechos reales. Cualquier diferencia con la realidad es pura coincidencia.
Los niños que pronto dejarán de serlo no es:
➡️ Una obra de teatro sobre el COVID, aunque los personajes (casi) siempre mantienen la distancia social de dos metros.
➡️ Una obra de teatro infantil, aunque salen niños jugando al escondite.
➡️ Un mitin en favor de un punto de vista político, ni un discurso con pretensiones de cambiar el mundo. Tampoco ofrece respuestas a los problemas que plantea, sino que invita al espectador a reflexionar.
➡️ Una historia con final feliz.