Juan Domínguez ( Valladolid, 1964) es un destacado coreógrafo, intérprete y artista de performance español, conocido por su enfoque experimental y conceptual en la danza y las artes escénicas.
A lo largo de su carrera, Domínguez ha desarrollado un estilo caracterizado por la exploración de la teatralidad, el lenguaje, el tiempo y la relación con el público. Sus obras suelen desafiar las convenciones escénicas tradicionales y promueven la participación del público, explorando nuevas formas de compromiso y coautoría.
Además de su trabajo en la danza, ha sido director artístico de varios festivales y programas internacionales, incluyendo el Festival In-Presentable en La Casa Encendida de Madrid y el Picnic Sessions en el Centro de Arte Dos de Mayo (CA2M). Su influencia se extiende más allá de España, habiendo trabajado y presentado sus obras en diversos países de Europa y América Latina.
Durante este fin de semana, los días 19 y 20 de mayo, La Mutant nos invita a explorar algunos de sus trabajos más reciente. En total, se han programado tres piezas: My Only Memory, Los Barrocos y nO me tienE quE interesaR. Las representaciones se complementarán con un programa de Radio Mutant, que profundizará en su trabajo, registrando los procesos de investigación, ensayo y error, y las metodologías de sus obras escénicas.
Justo de eso, de su proceso creativo y de lo que veremos en la Mutant este fin de semana, damos un recorrido de la mano del propio artista.
¿Qué nos puedes contar sobre My Only Memory, la primera de las obras que presentas?
Es una obra pensada para el teatro aunque luego ha tenido otras versiones. Esta obra es una especie de deriva de ideas coleccionadas en un diario artístico durante 10 años. Se suponía que ese diario duraría un año, pero acabó incompleto ese año y siguió completándose durante otros 9 años. Al décimo decidí visitarlo y finalmente hacer una pieza con sus notas. Así que, de alguna manera, es un paisaje de lo que me importó subrayar esos 10 años. Muchos aspectos de esas notas ya no me interesaban y otros seguían latentes. Traje todo al presente y generé un nuevo texto con fragmentos editados, reescritos, ampliados, ritmificados y coreografiados.
¿Cómo describirías el texto que ha salido de todo este proceso?
Para mí es un texto que tiene un pulso neoliberal, un texto que es una encrucijada en la que eres consciente de muchas cosas y de que hay posibilidades de actuación sin que ocurra ninguna. Es sobre cómo poder tener agencia ante tanto estupor, ante la frustración de no poder hacer nada ante los horrores. Piensas que podrías hacer algo, pero no lo haces. Por otro lado, es una obra en la que no se trabaja ninguna identidad, si eso es posible. En la cuasi oscuridad del teatro, escuchar el texto tiene un efecto de posibilidad, de libertad, como la escena de Romeo y Julieta del balcón: al no verse, su amor puede desarrollarse, sus deseos viajar, su imaginación volar. En cuanto se ven, sus identidades se anulan, nada es posible. Es un texto que aborda lo social, lo imaginado, los conceptos, las sensaciones, la comunicación y la comunicabilidad.
¿Qué otros proyectos se presentan?
Más tarde ese mismo día, en Radio Mutant, hablaremos de más trabajos y de los parámetros de ellos. Hablaremos de dispositivos y espero que podamos probar alguno. Y el domingo presento una película que hice junto a María Jerez, Los Barrocos, una película de principios de siglo. En plena pandemia decidimos seguir adelante con nuestro trabajo, sin casi recursos y utilizando una plataforma de videoconferencia. Tradujimos diferentes extractos de otras obras anteriores para crear un diálogo, un ejercicio de estilo abstracto que suspendiera, aún más, el sentido de la realidad que estábamos viviendo.
Ese mismo domingo, más tarde, presentaré una charla dramatizada o performativa en la que, para ser sincero, tuve muy poca distancia de lo que me había ocurrido y me estaba ocurriendo personalmente. Al tomar forma pude tomar algo de distancia y ver lo que estaba haciendo, pero no me juzgué mucho; me dejé llevar bastante emocionalmente y eso tuvo sus repercusiones formales. Esta charla fue un encargo donde se me pidió que hablara sobre lenguaje, tiempo y teatralidad. Yo acabé practicando esos conceptos y hablando de las sensaciones de ausencia, pérdida y el paso del tiempo. Es un ejercicio de escritura en el que, a través del texto, propongo un paisaje estético formado por elementos textuales, acciones, música y cuerpo.