Merce Tienda nos contó en una ocasión que encontró su lugar cuando pisó un escenario. «Descubrí el teatro, afortunadamente, y un tipo de vida perfecto para mí». No solo fue ella la afortunada, sino también su público. El mismo que ahora tiene la oportunidad de disfrutar de Perpetuum Mobile (programado por el Escalante los días 6 y 7 de noviembre en la sala Matilde Salvador), una pieza teatral en la que hace hablar a su colección de objetos. Los transporta para transportarse y transportarnos. Historias, personas, vidas, momentos…

¿Cómo nace Perpetuum Mobile?

Llegó un momento que quería probarme, quería crecer, tenía necesidad de contar. Como actriz siempre estoy contando las historias de los demás, cosa que me encanta y además en ellas, escarbo en mí misma, por lo que algo de mi historia también se filtra. Pero quería experimentar cómo exactamente contaría algo en este momento de mi vida y qué. No tenía nada premeditado. Ni siquiera que fuera a trabajar con objetos. Coincidió que me fui a Barcelona a hacer un curso con Xavier Bobés. Me llevé una caja que contenía “cosas que guardo”. Después nos encerraron. La pandemia me dio espacio para experimentar. El proceso creativo es supergratificante cuando puedes respetar tus tiempos. No había prisa. Y empecé con un imán.

Perpetuum Mobile se estrenó en la edición de 2022 de Cabanyal Íntim. ¿Ha evolucionado, de alguna manera, desde entonces o es la misma pieza que se pudo ver hace un año? 

Sí, ¡ha evolucionado! Continúa haciéndolo. Yo digo que es fiel a su nombre. Está en movimiento constante. Se transforma. Supongo que eso es lo que hace que me coloque en un lugar inestable y me hace seguir aprendiendo. Hay cosas que con la práctica van evolucionando. Si se me ocurre algo lo pruebo. Supongo que no es muy riguroso teatralmente hablando y en algún momento tendrá un fin. Pero eso mantiene fresco y vivo el montaje y a mí. Si algo no funciona, se cambia. Prefiero equivocarme y experimentarlo, que recurrir a mucha ayuda externa, ya que quería ser fiel a mí misma y descubrir cuáles son mis límites reales. He aprendido mucho con el proceso.En este mundo no se nos está permitido errar. Equivocarse es natural. Y eso nos hace aprender y crecer. Aunque hay personitas que me han dado sus puntos de vista y a los que estoy muy agradecida, como Kika Garcelán, Xavo Giménez, David Duran o Jesús Muñoz.

¿Fueron los objetos los que te marcaron las historias a contar o fueron las historias que querías contar las que te hicieron buscar determinados objetos?

Me parecía interesante partir del vacío de objetivos, de historias y de formas, dejarme invadir por la escucha de un objeto “al azar” y abrirme a las conexiones que eso genera. Dentro de nosotros hay historias que después se van conectando. La idea del movimiento perpetuo era una de ellas.

¿Qué diferencias (para bien y para mal) encuentras en interactuar con objetos y no hacerlo con otros intérpretes?

Los humanos somos mucho más complejos que los objetos, ¿no? Ni idea, jeje. Los objetos tienen muchos detalles y puedes sorprenderte cada función si estás poroso. Cambian con el paso del tiempo, se descontrolan, observas algún detalle diferente que te provoca algo nuevo… Pero sin duda, aunque me encanten los objetos, prefiero a las personas. Es difícil conseguir un grado de conexión fuerte con alguien en una escena pero cuando se produce, es magia. Las personas me sorprenden más.

Es un montaje en el que se va pasando de la comedia a la emoción a lo largo de su duración. ¿Es intencionado? 

Perpetuum mobile parte del proceso creativo. Me parecía interesante cómo iban apareciendo las historias, cómo se generan las conexiones a veces absurdas en el cerebro, y divertido. Supongo que va hacia la emoción porque a medida que voy entrando y descubriendo la historia voy empatizando con ella. Hasta que llega a un presente. A mi propia historia. Me dejé llevar e intenté no juzgarme. Cada paso que daba me indicaba el camino del siguiente. No, no lo tenía previsto.