Una obra de teatro. Un disco. Un libro-cd. Todo eso es La Batalla Vital, la nueva creación de Néstor Mir sobre el desmoronamiento de una familia. Mir es precisamente el que saca el bisturí y la disecciona para Verlanga en siete cortes.
El libro-cd ha sido editado por Alupa. El disco por Malatesta. Y la obra se estrena el próximo 17 de noviembre en La Rambleta.
La idea
Con La disolución doméstica ya puse en marcha una nueva manera de componer y escribir tanto la parte musical como la temática de las canciones. Estaba cansado de un método que llevaba desde los 18 años utilizando y me puse a pensar en otras coordenadas temáticas y musicales. Para las musicales fue fundamental empezar a tocar el piano, para las temáticas dejé de pensar en mis conflictos interiores y empecé a pensar en personajes. En La disolución doméstica los personajes son una comunidad de vecinos aunque hay una familia que es el eje central sobre el que se construyen el resto de historias. Me quedé con las ganas de que esos personajes tomaran vida, tenía pensado hacer un mediometraje con las canciones en el cual se reflejaran las vidas cruzadas de los protagonistas pero fui abandonando el proyecto conforme me di cuenta de lo complejo que era. Pero eso se quedó ahí: que los personajes de las canciones tomaran vida.
Así que cuando acabó el periodo vital de La disolución doméstica lo primero que me vino en mente fue el título: La batalla vital. Después como ya tenía el método, o el marco, fue cuestión de enfrentarse a la página en blanco. Fue cuestión de construir los personajes y de encontrar las canciones. Tenía una, una que hablaba de un hombre que se había divorciado y que iba a recoger a su hijo al colegio con una novia nueva, la canción acabó siendo Esa chica tan bonita: ahí estaba Andreu. A partir de ahí empecé a tirar del hilo: la segunda canción fue Arroz con bogavante: ya tenía al protagonista con sus dos amigos, Emili y Maribel, una pareja en crisis. Más tarde escribí Una mujer un poco mayor que tú, ahí estaba Elena, la mujer de Andreu diciéndole a Andreu que quería el divorcio.
Tenía los temas escritos pero aún no estaban grabados, creo que era Pascua, recuerdo que nos fuimos a pasar las vacaciones con la familia de Landete a una casa rural en Enguera. Le conté la idea que tenía en la cabeza a Micalet: “Quiero hacer un disco que acabe siendo una obra de teatro, que la historia que cuento en el disco se complete con una obra de teatro”. Él me contestó: «La idea es buena, pero pretendes llevar una vida de artista y en realidad tienes un trabajo, una familia, etc. Vamos que no tienes el tiempo que tiene un artista para hacer este tipo de proyecto”. Tenía razón. Todo surgió con la intención de llevar una vida de artista. De disfrutar del proceso de creación llevando mis posibilidades al límite. Pero necesitaba más tiempo del que disponía.
El proceso creativo
Como más o menos anticipo en la pregunta anterior, hay un marco que aparece desde el principio, una dirección, una voluntad de llegar a un sitio concreto. Si las tres primeras canciones me ofrecieron los cuatro personajes principales, las siguientes tres canciones me ofrecieron otro de los conflictos personales de la obra: la crisis existencial de Emili. En aquel momento no sabía aún cuál era su origen, lo que sí que sabía eran sus consecuencias internas, cómo se sentía él. De esa sensación nacen Las Flores, un tema al que estuve dándole vueltas y vueltas más de un año, tengo varias maquetas grabadas, después surgió Objetos perdidos, y finalmente La Batalla Vital. Estas tres fueron compuestas con piano y son las más elaboradas en su estructura, también son las más largas y las que más arreglos tienen.
Con estas seis canciones y el título de La batalla vital me apunté en el 2016 a Creadores. La edición comandada por Romina Paula. Ahí empecé a pensar en escribir la obra. Solo era el inicio. Por ahí estaba Manu Valls escribiendo el inicio de Bienvenido a casa. Le comenté que quería contar con él para el proyecto. Él aún no sabía que lo que tenía en la cabeza era que ensayáramos una vez al mes desde enero hasta junio del 2017 para a partir de textos que iba a ir escribiendo, las canciones e improvisaciones, escribir la obra (al final a partir de febrero fueron dos días a la semana).
Para este proceso de creación también iba a contar con Pato Cárdenas, con el que coincidí en el taller de Eva Zapico sobre El corazón de las tinieblas (2016) y con Ester Martínez y Lucía Sáez que habían participado en mi anterior obra, El Ring.
Y si las seis primeras canciones fueron el origen de la obra, todo el trabajo creación teatral desde enero hasta julio fue el origen las tres últimas canciones.
Hay que explicar antes que esos seis meses, la vida del artista fue, por no tener en realidad el tiempo del que dispone un artista, muy complicada. Me había propuesto escribir algo cada semana, algo nuevo para que los actores tuvieran material nuevo con el que trabajar. Textos y más textos, más y más ideas para hacer impros y más impros. Y claro la aparición de la duda: ¿Esto para qué? ¿Esto dónde nos va a llevar? ¿Qué estamos haciendo?
Hubo un momento crítico. Un punto de inflexión. Un momento de estar al borde de la renuncia. Un momento de estar a punto de tirar la toalla, de tener el sentimiento que me había metido en un camino sin salida. Y hubo un momento de revelación y de claridad. Antes de irnos de vacaciones de verano hicimos un pequeño show en EnBabia, era finales de julio y no tenía escrita ni la primera página de la obra, cuando salimos del show teatralmusical ya sabía como iba a ser la obra, de qué iban a ir los tres temas que faltaban, tenía la música pero faltaba la letra, y cómo iba a acabar.
Una vez me dijo Gabi Ochoa que para él escribir una obra de teatro no era más que escupir ordenadamente toda una serie de ideas que has ido acumulando durante el periodo de investigación y que una vez pasado ese periodo plasmar la obra en sí era relativamente rápido y sencillo. Y esa fue la sensación que tuve, después de seis meses sin parar de escribir borradores y más borradores, cuando tuve la idea clara todo fue muy rápido. La segunda semana de septiembre le mandé a Robert March, el editor de Alupa, la que prácticamente sería la versión definitiva y con la que empezamos a ensayar a partir de finales de septiembre.
El equipo
La elección del equipo fue relativamente sencilla ya que conté con tres de los cuatro actores con los que hice El Ring, si Isabel no está también en La batalla vital es simplemente porque necesitaba en su lugar un actor. Ese lugar, en un principio, lo ocupó Pato Cárdenas con quien coincidí en el taller de Eva Zapico que antes he mencionado. Nos llevamos muy bien, congeniamos desde el principio y además de que me encanta como actor para mí el feeling es fundamental.
Depués no puedo dejar de mencionar que los inicios de esta loca idea surgen de varias cenas en casa de María Cárdenas y Xavo Giménez. Varias cenas hablando y hablando sobre mis dudas sobre el montaje, los ensayos, la escritura del texto. Digamos que ellos me dieron el empujón inicial, la fuerza inicial para creer en el proyecto.
Luego ha sido una vez más definitivo, ya fue imprescindible para montar El Ring, el trabajo de producción de Lucía Sáez, puedo decir que sin ella la obra no existiría.
Después en el proceso final de la creación de la obra ha sido fundamental la figura de Eva Zapico con su asesoramiento dramatúrgico y de puesta en escena.
Finalmente, pero no por ello menos importante, se subió al proyecto Iñaki Morales. A principios de verano, por motivos personales, Pato Cárdenas tuvo que abandonar el barco, y fue Iñaki, con quien también coincidí en el taller de Eva Zapico quien vino a sustituirlo, como se incorporó en el mes de julio aún pudo participar en varios ensayos previos a tener el texto cerrado. Lo cual le ayudó a comprender la esencia de lo que iba a ser la obra.
Conforme se ha ido acercando el momento del estreno he contado también con Sonia Riera para el vestuario y escenografía, con Gonzalo Ranero (y Nelo Olmos) para iluminación y video, Lourdes Casany (bajista) y con Cándida para el asesoramiento musical.
Los ensayos
Los ensayos como he comentado anteriormente se han dividido en dos periodos: el primero de creación y el segundo con el texto cerrado.
El primero ha sido el más complicado. Es difícil para los actores trabajar sin un texto cerrado a tan largo plazo. Llega un momento que necesitan saber hacia adonde van, el problema era que ni yo mismo sabía hacia a dónde iba hasta finales de julio. Quiero decir que llegó un momento en el que solo me faltaba encender velas a la Virgen para ver si me venía la inspiración y aquello que pensaba que tenía que ser la obra y todo el material que tenía entre manos culminaba en la obra que quería hacer. Vamos, la obra con la cual estaría dispuesto a que me quemaran en la hoguera.
Creo que llegó un momento en que daba la impresión de que aquellos ensayos no servían para nada pero, como digo más arriba, en un momento dado todo cobró sentido y puedo asegurar que he sacado provecho de todos y cada uno de los ensayos y de que todos los vaivenes que han habido en el proceso de creación de la obra están presentes en la obra. Tanto es así que hubiese sido muy difícil explicar el tono de la obra a alguien que no hubiese participado en ese proceso de creación.
La segunda parte de los ensayos está siendo algo más clásico: texto cerrado, montar escenas, retos técnicos, espacio escénico, coreografía etc. Ahora ya vamos a sota, caballo y rey. La apuesta está hecha, solo falta que el público vea y juzgue la obra.
El libro
A Robert March lo conocía porque le había comprado los libros de Nacho López Murria y de La Subterránea. Cuando supe que tenía una obra con la que estaba dispuesto a que me quemaran en la hoguera decidí contactar con él.
Ayer, 2 de noviembre, cuando me dio los libros impresos, intentamos recordar cuando hablamos por primera vez. Todo ha sido tan rápido que ninguno de los dos nos acordábamos.
Haciendo memoria, creo que le invité a comer a mi casa para comentar el tema, sigo sin acordarme, digamos que era finales de agosto. Sí, debe ser esa fecha porque me pedía el texto y yo le decía: lo tengo pero tengo que rematarlo. Creo que quedamos en que se lo enviaría la primera semana de septiembre pero se lo envié la segunda. Así que imagínate, ha sido una publicación en tiempo récord. Robert es una bestia, cuando le mandé el texto, le moló mucho, tanto como para pegarse un curro impresionante, y que bueno eso hace ilusión porque nadie emplea su tiempo y su dinero si algo no le mola, ¿no? Sobre todo en el ámbito en el que nos movemos.
El disco
Todo el tema del disco ha corrido por cuenta mía. El trabajo de Malatesta Records ya lo conoce prácticamente todo el mundo en Valencia, no tenemos grandes contactos, no somos una discográfica al uso pero sabemos de plazos, de requisitos legales, de como montar un lanzamiento, vamos que sabemos cómo lanzar un disco, aunque claro, hoy en día casi todo el mundo sabe cómo hacerlo, así que aunque esto cuesta tiempo y dinero para qué explicarlo si es mi tiempo y mi dinero…
Del proceso de creación del disco, o de las canciones, en los apartados anteriores he hablado de la parte temática, del contenido textual, aquí prefiero hablar de la materialización musical, del proceso de grabación y de producción.
Digamos que empecé a grabar el disco con una idea como más clásica, que tenía que ver con cómo había grabado el anterior disco, aunque la grabación de La disolución doméstica también fue peculiar (creo que a excepción de alguna guitarra solo grabé la voz y las líneas de piano de claqueta). Vale, no, lo que quiero decir con más clásica es que iba al Sótano a grabar, el estudio de Dani Cardona, y también que tenía en mente grabar con una banda. Una banda a la que iba a enseñarle mis temas y los arreglos que íbamos a grabar. Eso fueron los tres primeros temas (Una mujer un poco mayor que tú, Esa chica tan bonita y Arroz con Bogavante). Pero tras esta grabación me di cuenta de que no tenía bolos para mantener viva la formación (Estela Tormo, Lidia Vila, Santi Serrano, Gilberto Aubán, Ernesto Aparici, Sandra Ferrer y Fernando Bonet). Tampoco acababa de saber cómo llevar los temas, tanto de La disolución doméstica como los nuevos, al directo. Ante esta crisis empecé a comprar aparatos, un secuenciador y un looper, para poder tocar yo solo (todo esto gracias al asesoramiento de las chicas de Júlia, aún me siguen ayudando y aún estoy estudiando cómo utilizar los aparatos para poder tocar solo). Al mismo tiempo que pasaba esto estuve en contacto con Remi Carreres quien me produjo un tema de spoken word, Fisura I. Con él de alguna manera me metí de lleno en el mundo de los sintetizadores (también Júlia aportaron su granito de arena a esto). Nunca había tocado un sinte en mi vida. Pero en la segunda tanda de grabaciones (Las Flores, Objetos perdidos y La batalla Vital) Lidia, la que lleva las bases y los secuenciadores en Júlia me dijo que no había dejado hueco para meter nada más, que ya había demasiado.
Esto fue así porque por primera vez en mi vida empecé a grabar en casa. A grabar yo solo en casa no ya una maqueta, sino pensando en grabar una canción como si esa fuese la versión final.
Llegué al estudio de Dani y cada canción tenía como mínimo unas 30 pistas. Dani casi me mata pero al final llegamos, como siempre, a un buen entendimiento y lo que hicimos fue mezclar todas las pistas grabadas y volver a grabar las voces, también el bajo de Estela y algún coro de Estela y de Dani. Coincidió aquel momento de grabación con la noticia de que el dueño del local donde estaba el estudio de Dani quería que Dani abandonase el local en agosto. Una semana después Dani se había ido del local, justo después de grabar estos tres temas, era abril. Y bueno, a mí me quedaban tres temas por grabar y al mismo tiempo había nacido en mí el deseo de HACERLO TODO YO. Pero, claro para HACERLO TODO YO necesitaba una aliado.
Hablé con Pablo Riñón que está en Londres y que es ingeniero de sonido y creamos un vínculo en dropbox donde estaban las sesiones de los tres temas nuevos y todos los arreglos que grabé a finales del mes de julio (Pequeño Corazón, Tu amor y Next War). Desde agosto estuvimos rematando los temas hasta que Pablo los envió mezclados y masterizados después del puente de octubre. Los seis anteriores temas los mastericé con Enrique Soriano en Crossfade.
Así que maqueté el dibujo que muy generosamente ha cedido Paula Bonet para la portada, Carolina consiguió el depósito Legal y los ISRC y mandé los temas a fábrica. En cuanto llegaron los envié a Madrid para que los empaquetaran con el libro. Et Voilà. Así nació el libro-disco La batalla vital.
La obra
En un principio no había una obra en mi cabeza. Solo sabía que en esa obra iba a haber música en directo y que la música que iba a haber iban a ser las canciones de mi disco, canciones que aún no había acabado ni de componer ni de escribir cuando empecé a pensar en la obra.
Ahora a poco días del estreno pienso que ésta y sólo ésta es la obra que podría haber escrito para poder hacer lo que digo en el anterior párrafo.
No quisiera dejar de dar las gracias a los Graneros de Creación de La Rambleta / Espacio Inestable, sin esa ayuda este proyecto no existiría. Y a la ayuda de Culturarts que nos ha permitido acercarnos un poco más a la cobertura de nuestras necesidades económicas, que claro está están en estos momentos en números rojos. Esperemos que salgan muchos bolos para recuperar el dinero y el tiempo invertido.