Las salas de teatro ya preparan sus programaciones navideñas. Y en algunos casos es el momento de que vuelvan a sus escenarios aquellas obras que nunca fallan, que son como pequeños clásicos, que regresan en estas fechas como quien vuelve a su hogar con sus seres queridos.
Es el caso de 8 Reinas en la Sala Russafa (del 16 de diciembre al 9 de enero). Con una menos de las que indica el título se estrenó hace diez años, siendo el primer espectáculo que la compañía Arden hizo en coproducción con Sala Russafa. Cuando se repuso la obra, por primera vez, las monarcas ya eran una más. Pero, sin embargo, este mismo 2021, en febrero y marzo, el montaje celebró sus dos décadas (con artículo incluido en Verlanga) fiel al septeto. Ahora vuelven a ser ocho, se incorporan Rafa Alarcón y Alfred Picó y sale Juan Mandli. Lo que no cambia es lo que nos cuentan desde el escenario: «ocho ejemplos de soberanas reales, que existieron, problemas que siguen pendientes de solución hoy día, situaciones que jamás se hubieran dado de haber sido hombres».
El método Grönholm ya estuvo las Navidades pasadas en el Talia. Este año repiten (del 22 de diciembre al 30 de enero). Rebeca Valls (que codirige y es una de las intérpretes) nos contó entonces que la obra, como todas las de su autor Jordi Galcerán, funciona «como un reloj, está muy bien escrita, conecta con el público, pero a la vez que te estás riendo piensas, “ostras, ¿de qué me estoy riendo?”. Eso hace que, al final, el espectador lo haya pasado muy bien, igual que los actores, pero se lleva a casa un mensaje». ¿El argumento? «Cuatro aspirantes a un cargo de alto nivel en una de las más prestigiosas empresas multinacionales, se presentan para la prueba definitiva. Esta sigue un procedimiento nada convencional».
Nadal a casa els Cupiello vuelve, también, al Teatre Micalet (del 15 de diciembre al 9 de enero). Quinta temporada del clásico del italiano Eduardo de Filippo en la sala de la calle Guillem de Castro. Como ya dijimos, cuando vimos el montaje en 2019, se trata de «una divertida y disparatada comedia de enredo, frenética en algunos diálogos, con un ritmo que nunca decae, con entradas y salidas controladas milimétricamente a favor de una trama que, entre carcajadas, ofrece un fresco tremendamente actual de las relaciones familiares a pesar de que ya hace casi noventa años que fue escrita. Una obra que reivindica un teatro fresco, costumbrista y sin complejos y que, además, no se olvida del público».