«Esta exposición retrata el espíritu de una época». El director del IVAM, José Miguel G. Cortés, ha resumido así la muestra Reinventando la representación: Arte holandés de entreguerras que reúne por primera vez en España un conjunto de 28 obras del realismo holandés del periodo que va desde el final de la Primera Guerra Mundial hasta 1939, cedidas por el Kuntsmuseum Den Haag de La Haya.
«Estos artistas supieron crear unos retratos psicológicos que captaban la soledad, la desesperanza y la crisis que atravesaba la sociedad europea», ha explicado Cortés sobre esta corriente pictórica del realismo holandés de entreguerras que recupera el ideal de belleza renacentista originaria, la de Masaccio o Piero della Francesca, la vuelta al clasicismo, el humanismo, el equilibrio, el sosiego y el orden de la representación.
La exposición es fruto del acuerdo de colaboración del IVAM con el Kuntsmuseum Den Haag por el cual 33 esculturas de Julio González viajaron a La Haya para la muestra González, Picasso y amigos en 2017. Ahora llegan desde Holanda un total de 28 obras que «confirman el prestigio del IVAM y sus sólidas relaciones con museos internacionales como la Tate, el MAXXI de Roma, el MUCEM de Marsella o el Jeu de Paume de París», ha destacado José Miguel G. Cortés.
Para el comisario de la exposición, Josep Salvador, los artistas del realismo holandés «recuperan los retratos y los bodegones con una visión más contemporánea». «Reflejan una época de crisis política, económica, existencial, de crisis total», ha apostillado el director del IVAM.
La exposición, que se exhibe en el IVAM hasta el 19 de enero del 2020, es un nuevo Caso de Estudio del museo dedicado a proyectos que ponen en valor facetas artísticas más desconocidas. «Me gustaría hacer un Caso de Estudio dedicado a una sola obra», ha anunciado Cortés sobre estos proyectos intimistas que acoge la galería 3 del IVAM.
Reinventando la representación: Arte holandés de entreguerras reflexiona sobre un movimiento artístico «poco conocido», como ha subrayado el comisario de la exposición. Sin embargo, a pesar de tratarse de una corriente ignorada e, incluso, condenada, este lenguaje figurativo conectará con las inquietudes del espectador de hoy con mayor intensidad que «la frialdad de artistas como George Grosz», ha concluido Josep Salvador.