Lo púdico y lo público. Ambos aspectos de la obra de Annette Messager confluyen en la exposición que se puede ver hasta el 4 de noviembre en el IVAM, titulada precisamente con esas dos palabras. «Lo público podría hacer referencia al sexismo, el racismo y la homofobia de gran parte de la sociedad, mientras que lo púdico aludiría a aspectos ocultos, mágicos y misteriosos de sus obras”, explicó José Miguel G. Cortés, director del museo y comisario de la muestra, el mismo día que se presentó.
Una selección de los últimos 20 años de trayectoria de Messager que bien podrían resumirse en las declaraciones, que en 1999, le hizo a Fietta Jarque para el diario El País. «Son mis pequeñas cosas de casa. Objetos insignificantes que entran en un diálogo entre ellos y cuentan su historia. Juego mucho con tejidos y retales, con imágenes de trozos del cuerpo que a veces resultan violentas; los colores de los materiales también cuentan, porque a veces los tonos pasteles afilan un mensaje como si fueran cuchillos».
Eso es lo que se encontrará el visitante. Telas y tejidos que hablan; coloristas composiciones que denuncian sin demagogia; obras que cuelgan, son agitadas por ventiladores e interactúan con quien lo desee, como la vida misma; el cuerpo femenino como «un cuerpo propio con sus deseos y placeres, con una sexualidad específica» (palabras de Cortés); arte que ilumina lo que la bruma diaria de la sociedad oscurece.