En las ilustraciones de Sílvia Ferrer menos es más, mucho más. Sus dibujos atrapan, evocan, abandonan su inmovilidad en el papel para pasar a formar parte de la mirada, de las vivencias de las personas que los contemplan.
¿Recuerdas cuándo se despierta en ti el interés por dibujar?
Recuerdo mejor el momento en que empecé a interesarme por escribir. Dibujar he dibujado siempre, con más o menos regularidad. Pero en el instituto desarrollé el gusto por las figuras retóricas, por las ambigüedades, algo que venía ya sembrado de casa, claro. Y en la universidad llegó el momento de la fusión. Entendí que podía hacer poesía con imágenes, contar historias visualmente.
¿En qué momento decides que quieres dedicarte a la ilustración?
Mi propio proceso creativo lo pedía. Escribo y dibujo simultáneamente. Creo que ambos recursos adquieren mucha más fuerza juntos. Todo depende de cómo se utilicen, claro, y parece que esto no vaya con el minimalismo que suelo buscar, con el menos es más, porque un texto ya puede ser muy explícito para necesitar imagen, y al revés; pero a veces, si son lo suficientemente escuetos, juntarlos puede crear algo mucho más sugerente que por separado.
Estudiaste Bellas Artes, ¿qué te enseñó tu paso por la facultad?
Me cambió la manera de verlo todo, en cuanto a buscar el arte en lo cotidiano. Me obligó a vivir experiencias para después plasmarlas. Aprendí a encontrar la medida de las cosas. Creo que el arte está muy relacionado con eso. Dar lo justo y necesario a tu obra, la atmósfera requerida en cada situación. Llevar ese ejercicio a mi vida personal ha sido muy enriquecedor, y creo que ha desarrollado mi capacidad de autocrítica. Además, en la carrera no se aprende sólo de profesores, sino también de los compañeros. Tengo que decir que estuve rodeada de gente muy buena que de una manera u otra me ha influenciado en lo que hago ahora. Tal vez sea pasarme, pero ojalá todo el mundo estudiara Bellas Artes o algo parecido alguna vez, porque invita a ver las cosas de una manera mucho más personal y a inventar otro tipo de soluciones.
¿Ilustración manual o digital? ¿Pros y contras de ambas?
Manual always. Los ordenadores tendrán muchas cosas buenas, pero nada como el tacto del lápiz en el papel, o el azar que resulta de los materiales tangibles. Como es evidente, también uso herramientas digitales para ultimar los trabajos (cambiar colores, hacer montajes, corregir lo que haga falta, etc.), pero la base siempre es manual.
¿Qué importancia tiene el color en tus trabajos?
Me gusta decir que los hace más amables. El trazo que uso suele sugerir una belleza rota, no feísmo, pero algo turbio. Los colores suaves contrarrestan ese efecto, calmando un poco la sensación de incomodidad. Combinando estos dos recursos, asumo que la perfección (el virtuosismo en el dibujo) no existe pero que siempre podemos hacer que nuestra percepción sea más bonita.
En tus dibujos hay cierta querencia por la cotidianeidad, por lo que te rodea, por escenas de la vida común, ¿qué te resulta atractivo e inspirador de ello?
Paso mucho tiempo sola y me encanta mi casa. Con lo que hablábamos antes de encontrar el ambiente justo, he aprendido a vivir con música de fondo y también en silencio, lo que pida cada situación. Hablo de la música por poner un ejemplo sensorial. Prestar atención a las cosas que pasan a mi alrededor, o simplemente abstraerme con algo que acaba de suceder. Sobretodo hacer caso al impulso de dibujar que me viene a veces después de cenar, otras veces cuando estoy a punto de salir de casa. También me parece importante sacar la belleza que hay en el día a día. La rutina es algo que tenemos, sí o sí. Podemos aburrirnos de ella o buscar las diferencias entre un día y otro.
También hay cierta evocación por lo vivido en algunos de ellos, como por ejemplo en la serie Escenes d’Estiu.
¡La nostalgia es algo que nos encanta a todos! (Risas) En las Escenes d’estiu hay mucha ausencia, mucho silencio. Casi todos son dibujos hechos en el momento, sin pensarlo demasiado. Apenas hay premeditación en esa serie. Sí que es verdad que el ambiente que captas en un momento porque es algo que te parece rutinario, diario, pasa a formar parte del recuerdo cuando esa estación termina o cuando algo cambia. En el documental que hice sobre mi casa, Carrer Nou número 18, trato ese asunto más a fondo. También hay mucha ausencia para volver al pasado, porque el pasado ya no está, literalmente.
¿Ventajas e inconvenientes de la autoedición?
La ventaja indiscutible es que haces lo que te da la gana. Un libro que para las editoriales sería inclasificable, para ti es único y para sus lectores también. Y es súper bonito ir a las ferias y poder explicar tu trabajo cara a cara a la persona que se ha interesado por él. Creo que para ellas también es bonito porque ven a quien lo ha creado, y en verdad les estás prestando un trozo de ti, al menos en mi caso, son cosas muy íntimas. De momento (y ojalá no lo pierda nunca) puedo permitirme cuidar lo que hago, dedicarle tiempo y cariño a cada ejemplar que numero o firmo.
El inconveniente es que no da para vivir. La actividad editorial está pensada para ser llevada de otra manera, más al por mayor. Gestionártelo todo tú requiere emplear demasiado tiempo en cosas poco creativas y muy agotadoras en algunas ocasiones, y en asuntos que no manejas porque no son tu especialidad. Además, no tienes la visión de otros profesionales que respalden tu trabajo. Aunque pensándolo bien, todo esto también te hace más polivalente y autocrítico.
¿Qué secuencia sigue tu proceso creativo?
Lo primero es tener un cuaderno de notas y un bloc de dibujo, no necesariamente diferenciados. Apunto cualquier ocurrencia, escribo sobre percepciones que tengo, dibujo lo que me viene a la cabeza. Cuando veo que me reitero con un tema, es que hay que hacer algo con él.
¿Reconoces influencias en tus obras que no son expresamente del mundo de la ilustración (música, cine, libros, series, arquitectura,…)?
Sobretodo esas son las influencias que me interesan. No puedo entender las disciplinas como aisladas unas de otras. Por ejemplo, Yorgos Lanthimos (director de Canino y Langosta) tiene una poética que me encanta, por las analogías que usa, tan literales y potentes a la vez, y por cómo las lleva, con gracia, frivolidad y violencia. En el ámbito de la música, identifico mucho mi manera de expresarme con la de Núria Graham, tal vez porque somos de la misma generación. En mi época más profunda escuchaba mucho a Sílvia Perez. Y tengo la suerte de estar en contacto con los chicos de Smallgran, estudio de diseño de producto, que me aportan visiones más racionalistas y me hacen reflexionar sobre los límites del arte y el diseño.
Hablemos de algunos de tus proyectos: Contes d’insomni, BTS-VLC, el documental Carrer Nou número 18 y Eulàlia.
El primero de todos y el más dilatado en el tiempo ha sido Eulàlia. Se desarrolla paralelamente al resto de mi obra. Es un proyecto de educación artística dirigida a niños y adolescentes. Lo llevo a cabo junto a mi compañera Patricia, psicóloga, que detectó la carencia expresiva de alumnos de Primaria y Secundaria, y coincidimos en que el problema es el planteamiento de los ejercicios en el ámbito educativo. Como no se les enseña a empezar una redacción desde cero y se les corrige antes de que vean realizada su idea, se frustran. Como se les obliga a leer, pierden las ganas. Entonces empezamos los talleres como espacio donde permitir el error, incluso buscarlo. De esa manera, y ofreciendo referentes y distintos puntos de vista, acompañamos a los participantes en el proceso creativo sobre una obra suya.
Contes d’insomni.
Contes d’insomni es el libro que presenté en mi TFG (Trabajo Fin de Grado), aunque realmente empecé a hacerlo a principios de 3º de Bellas Artes, con el primer cuento, La pedra i la nua, que lo definiría como mi pérdida de virginidad en la ilustración. Hasta entonces había tanteado cosas, pero nada tan entero. Luego, al ver que escribía bastante sobre no poder dormir, empecé el cuaderno de campo y fueron naciendo el resto de historias. Lo edité e imprimí en tapa dura para defenderlo ante el tribunal. Nada, diez copias, para amortizar el gasto. Se agotaron en menos de un día, con gente que me lo compró a través de Instagram. Tuve que hacer una segunda edición porque siguieron pidiéndome más, y ahora voy a sacar la tercera. Algo que me sorprendió mucho fue que colegas de Albacete y La Rioja me compraran el libro aún sin saber nada de valenciano. Es por eso que hice un libreto a modo de subtítulos, con las traducciones a castellano e inglés, todo muy low cost, para hacer el libro más accesible.
¿Y BTS-VLC y el documental Carrer Nou número 18?
BTS-VLC surgió a raíz del Erasmus de mi amiga Fabiana en Bratislava. Ella escribía desde allí sobre marcharse, y yo, que llevaba como dos años sin viajar, le respondía cómo era quedarse quieta. Ilustré tanto sus escritos como los míos, y con eso hicimos el fanzine. Y Carrer Nou número 18 es el documental que hice sobre mi casa y los cambios. Recuperé las cintas que grababa mi padre cuando mi hermana y yo éramos pequeñas, y grabé con el móvil cómo es la casa ahora que él ya no vive aquí. Quise captar esos ambientes que recuerdo tan cálidos, y hacer una analogía entre la casa y la familia. Hice algunas copias en DVD, que contienen una escena eliminada: mi padre tocando la guitarra hace unos doce años, y mi madre cantando en la cocina el mismo mes que rodé el documental. Los dos vídeos superpuestos hacen una canción.
¿Qué redes sociales utilizas? ¿Qué importancia crees que tienen desde el punto de vista profesional?
Uso Instagram, Facebook y Tumblr, a modo de portfolio online. A día de hoy y para esta profesión, está claro que son esenciales. Tanto a mis compañeros como a mí nos llegan encargos a través de redes, nos conectan con todo el mundo.
¿Cuáles son tus proyectos más cercanos?
Acabo de sacar un fanzine que se titula Hago esto porque no hay un reality sobre mí. Es como una auto-burla a las introspecciones y también a mi generación. Se compone de una serie de autorretratos aparentemente profundos pero acompañados de frases súper banales. En cuanto a proyectos futuros, llevo ya un tiempo trabajando en una novela gráfica, Defectes oculars, del estilo de Contes d’insomni, también formada por historias independientes con un hilo conductor, cada una con una gráfica adaptada al tono que requiere. Esta vez, en lugar del sueño como tranquilidad, trato la vista como conocimiento o apreciación. A través de diferentes di storsiones de la visión, ilustro temas como la pérdida, la mentira o la autoestima.Por otro lado y con una intención bastante distinta, también tengo entre manos un álbum de cromos donde recopilo personajes femeninos del cine que me parecen interesantes y que creo que han contribuido a formar la imagen de la mujer contemporánea.