Clara Bleda.

Clara Bleda (València, 1987) es fotógrafa. Con su cámara captura retazos del presente, marcados por el pasado, a los que resulta irresistible no imaginar un futuro. Siempre con un afán por documentar todo lo que enfoca. Por narrar historias que parecen escondidas, por contar la Historia. Desde hace siete años vive en Londres, donde ha digitalizado material oficial de la Segunda Guerra Mundial y ahora hace lo mismo con parte de la colección de Anthony Kersting del archivo del Courtauld Institute of Art. Además, trabaja en el British Museum y prepara una serie de fotografías sobre el Brexit en la capital inglesa. Allí, en la ciudad británica montó Ghost Car, una banda que suena como si The Jesus and Mary Chain y Shonen Knife tocaran juntos. Ahora mismo andan grabando su primer álbum «¡del que parece ser que grabaremos parte en Abbey Road!».

Este es el ABCD de Clara Bleda:

A

Arquitectura

La arquitectura me interesa mucho, especialmente la de posguerra, bella y bruta. Aunque la que inspira mis proyectos de fotografía es la arquitectura defensivo-militar, me fascina el hecho de que esas estructuras sean testigos de un momento dramático en la historia que no he vivido, vestigios banales solo preservados por la dificultad física y económica que implica su demolición. Uno de mis libros favoritos relacionados con este tipo de arquitectura se llama Arqueología del Búnker, de Paul Virilo, teórico cultural, urbanista y filósofo, quien además de redactar el contenido, es autor de las fotografías que lo ilustran.

B

Belleza

Hace poco, arreglando mi estudio, encontré este fragmento que anoté hace más de un par de años sobre la belleza natural y la belleza deliberada escrita por James Agee en 1941 y que todavía me hace sentir identificada con lo que me mueve a la hora de disparar la cámara: (…) saber si hay cosas que son «bellas» pero que han sido hechas y deseadas como tales, sino que son creadas por el azar y la necesidad, la inocencia o la ignorancia, y por motivos enteramente ajenos a la belleza. Aquí no puedo sino responder francamente: En primer lugar, que, aunque sea deliberada, la belleza debe mucho más al azar y a la necesidad que al poder de la intención, y también que la belleza de «azar» obtenida por efectos «sin propósito» es profundamente la marca de instintos y necesidades comúnmente considerados como exclusivos del «arte».

C

Conflicto

Recuerdo una exposición en la Tate Modern que me interesó muchísimo, llamada Conflict, Time, Photography, que contenía desde imágenes tomadas tan solo segundos después a la detonación de una bomba hasta imágenes de una antigua escena de batalla años después de que una guerra terminara. Recuerdo que era una exposición muy conmovedora ya que cubría mas de 150 años de conflictos en todo el mundo en la que participaban muchos de mis fotógrafos favoritos, por ejemplo desde Don McCullin, con el famoso retrato del soldado traumatizado en Vietnam de 1968, al trabajo de Stephen Shore hecho en Ukraine en 2012, 67 años después del conflicto.

D

Documental (arte)

Mi biblia, El Estilo Documental, De August Sander a Walker Evans 1920-1945, de Olivier Lugon. Este libro lo compré en la librería Railowsky en València y me descubrió lo que realmente me fascinaba de la fotografía.

El estilo documental tiene pureza y una cierta severidad, rigor, sencillez, un carácter directo y claro. Dorothea Lange resume este interés común cuando afirma, en su definición de La fotografía documental, en 1940, que «se hace ante todo para levantar el archivo del cambio». Todo lo que yo quería transmitir con mis fotos lo veía reflejado perfectamente en cada línea escrita en ese libro.

Fue la obra de Walker Evans donde este enfoque de la fotografía se definió con mayor claridad, su trabajo parecía en un principio casi la antítesis del arte, era austeramente parca, precisamente medida, frontal, desprovista de emoción, seca en su textura, intensamente ligada a los hechos, rasgos que parecían mas apropiados para un libro de contabilidad que para el arte.

¡Si tuviera que seguir con la E seguiría con Evans!