Nada mejor que un festival de música y cultura contemporánea —el emac, que celebró en Burriana los días 18 y 19 de febrero— para presentar la exposición fotográfica de Paco Poyato Wish You Were Here, un ensayo visual sobre el consumismo del ocio y el capitalismo hedonista de los macrofestivales de música. Esta cita nos sirvió de excusa para conversar con él sobre este proyecto.
La idea de esta colección de poderosísimas, plásticas y chorreantes imágenes surgió en el 2011. Según el propio fotógrafo, sin saber muy con qué finalidad: «no sabía bien qué buscaba, sólo que había algo que me atraía de estos espacios; desde entonces hasta ahora he sido testigo de cambios significativos en la forma en la que se conciben estos eventos de masas, así como en las relaciones que se dan entre sus asistentes. Más concretamente, la idea surge como respuesta a una sensación experimentada en primera persona y fundada en el exceso (de experiencias) ante el cambio de enfoque que estos eventos han ido experimentado con el tiempo».
El enfoque es una deriva: el número de festivales en el territorio nacional ronda el millar, la cantidad de toneladas de residuos orgánicos e inorgánicos es vergonzosa, la huella de carbono un disparate y la contaminación lumínica y acústica un dislate. «Los macrofestivales no son más que una de las muchas manifestaciones que van ligadas a la actual sociedad de consumo, en los que, en este caso, poco importa lo musical y sí otros conceptos asociados al capital y la experiencia global de los asistentes»
Es fácil encontrar aires a Martin Parr —referente fotográfico por antonomasia— en la obra de Poyato, pero hay más y no son nombres concretos: «Somos esponjas que de manera inconsciente nos empapamos de aquello que más nos gusta e incluso (también) de lo que más nos repele; luego, todo esto sale de la manera más natural, como si fueran capas de información que filtran nuestra mirada. Siempre he sido una persona muy visual y, desde pequeño, aquello que ha ido conformando mi ‘visión’ ha estado directamente relacionado con productos asociados a la cultura de masas; entre estas referencias pueden encontrarse ejemplos en la publicidad, los videos musicales, el cine o la televisión».
Para el artista visual de origen madrileño, la fotografía tiene la capacidad de reflejar cómo los conceptos sociales, culturales y económicos que alteran su realidad más cercana, entendiendo la globalización como la pérdida de la identidad del individuo, en favor de un modelo que responde a criterios estrechamente ligados al control del poder y la banalidad. De ahí su querencia por fotografiar colectivos humanos que han compartido experiencias comunes que, de alguna manera, sirven para construir, marcar y también definir la identidad individual de sus integrantes.
Para llegar hasta allí, Paco ha tenido que disparar mucho. Y equivocarse. «A medida que fui perfilando la idea, el proceso se volvió más sencillo. Al tomar una dirección más clara, tanto la edición del trabajo como la toma de imágenes se hacen más sencillas: uno sabe qué imágenes son las que interesa buscar (entre todo ese maremagnum de estímulos), y cuáles desechar. En el proceso de edición me he decantado por imágenes que retratan aquellos aspectos que simbolizan mejor la locura consumista en la que vivimos».
¿Enfiestarse es un derecho? «Enfiestarse debería estar catalogado como un derecho fundamental. El ocio entendido como herramienta socializadora es esencial para una buena salud mental, pero como en todo, “si te pasas, te lo pierdes”. El ocio es fiel testigo de su tiempo, capaz de crear una instantánea de la sociedad en la que se ubica. En estos espacios de desinhibición, la parte estética cumple con una función fundamental en la forma en la que nos expresamos. Éste es un lenguaje no verbal pero que está cargado de significado: habla tanto nosotros como de la época en la que se da».